Capítulo XXXI

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¿Encariñando?, ¿a qué se refiere Sutā con eso? —escuché la voz de Meruem, lo cual me asustó y me hizo levantar la mirada para ver hacia los lados —Tienes el oído agudo y eso que no hice ruido —salió de entre las sombras el hijo de mami —¿Qué haces aquí? —preguntó sin interés.

¿Fue su pensamiento lo que habré escuchado?…probablemente sí.

—No hace falta que me sigas a todos lados —mencionó pero ahora con algo de molestia —Además, no estoy de humor para lidiar contigo, aún no se me olvida lo que dijiste en la sala principal —bueno, al menos ya sé lo que piensa y lo que me espera.

Alteza, no me agarre resentimiento, sabe que yo le quiero mucho; es amor apache.

—Una disculpa, majestad, me retiraré para dejarle soló —estaba a punto de irme, pero la palabra “espera” me hizo detenerme y voltear a verle —Sí ¿alteza? —respondí ante aquella palabra.

Se me quedó viendo por unos momentos —Olvídalo, mejor vete antes de que me moleste —dijo dándose la vuelta para darme la espalda, seguidamente avanzó hacia la oscuridad del lugar perdiéndose en ella. No perdí más tiempo y me fui por donde vine cayendo hasta la planta baja del palacio; nadie me veía, pero preferiría mejor prevenir que lamentar, así que me fui a un lugar no muy visible y creé un hoyo tele-transportador por el cual me fui, apareciendo en la ciudad que estaba en ley marcial.

—Espero no arrepentirme de ésto luego —expresé pensativa —Porque si mal no recuerdo, Morel, Knov, Knuckle, Shoot, Gon y Killua ya deberían de estar en la ciudad —mencioné haciendo memoria de todo lo que he visto de Hunter x Hunter.

Me transformé en zorro y busqué el rastro de mi dúo perfecto, los cuales estaban bien pinshes lejos ya que fui a parar a un tipo bosque, en el cual había casitas de por medio que ya habían sido saqueadas por las marionetas de mi gatita favorita; oculté mi presencia para acercarme al lugar sin problema y he ahí donde encontré, o más bien vi, una cabellera verde y una albina, sin pensarlo dos veces, me abalancé sobre ellos y les empecé a demostrar cariño. Como era un zorro y mi apariencia no era la misma, claramente no iba a ser bien recibida, por ende, el gato celoso me pegó en la cara con todo lo que tenía para que me les alejara y así ellos poderse poner en guardia; no tuve más opción que volver a mi forma furry.

—Auch, ¡eso sí me dolió, gato celoso! —hablé sobandome mi carita —¿Cómo éste golpe sí me dolió y los otros dos que me dio Meruem me valieron un comino? —pensé.

—¡¿Quién eres?! —me preguntó todo bien bravo el niño.

—¿Cómo que quién soy?, creí que con decirte “gato celoso” te darías cuenta, Kill —el albino se sorprendió cuando le mencioné su apodo.

—¿(...)? —preguntó dudoso, Gon, desconcertando aún más al de ojos zafiro.

—La misma en persona, pero ahora por como me veo diría que el mismo —esboce una gran sonrisa. Killua se quedó sorprendido al saber que se trataba de mí, sin embargo, yo sólo les daba una sonrisa.

Anda saber qué carajas estaba haciendo Gon, pero no paraba de darme vueltas mientras me olfateaba —Tienes el mismo olor que cuando te conocí, pero con algo diferente. ¿Por qué te ves así? —preguntó con curiosidad mi niño de traje verde.

Hombre, que el título de sabueso te va bien.

Suspiré disque cansada —Larga historia, pero todo sucedió cuando me separé de ustedes —respondí. De pronto, Gon se vio algo decaído y Killua se mantenía callado con un semblante un poco serio y triste; sabía cuál era la razón de sus caras largas, pero también no podía comentarles nada, porque sino me iba a ir como en feria y no gracias. Decidí cambiar de tema preguntándoles a dónde iban.

¿Estoy Soñando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora