Capítulo XVII

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—¡Deja de meterte con los latidos de mi corazón!, ¡eso no es asunto tuyo! —respondí de manera agresiva mientras que a su vez abría mis párpados y le veía con un semblante amenazador, lo cual le causo sorpresa y miedo —Yo no te di el derecho a que leyeras mi corazón, pero sólo te lo voy advertir una vez, N-O T-E M-E-T-A-S —mi voz sonaba molesta, seria y firme, sin embargo, basto para que Senritsu entendiera y ya no dijera nada más.

~¿Por qué no te deshaces de ella si tanto te molesta?~

Callate.

~¿Acaso no sería mejor?~

¡Callate!.

~Es tu naturaleza~

CALLATE.

Repetía simultáneamente en mi cabeza que se callara aquella voz, no recordaba desde cuando fue que la empecé a escuchar, pero ahora molesta cómo si tuviera encajado un cadillo en el pie, lo que decía no tenía ni el más minúsculo de los sentidos, no sabía a que carajás se refería, pero lo que sí tenía claro era que cuando la escuchaba, mi estado emocional cambiaba radicalmente, sus palabras y la forma en la que las decía me hacían revivir un sentimiento que ya antes había sentido, pero del cual no recordaba nada.

—Llegamos —fue lo que escuché por parte de Leorio, regresé a mi realidad de donde estaba y sí, efectivamente ya nos encontrábamos para subir a la aeronave, la cual nos llevaría hasta el desierto de Sáhara. Bajamos del automóvil y nos dirigimos hacia la aeronave, pero mi mente aún andaba pérdida en mis pensares o al menos así fue hasta que sentí que alguien me detuvo.

—¿Eh? —me gire para ver a la persona y era mi rubia fav, Kurapika —¿Sucede algo? —esbocé una sonrisa algo forzada, pero que al parecer no se llego a notar lo forzado.

Antes de que él hablara, noté cómo volteo a ver hacia enfrente para saber si nadie nos escuchaba —¿Te encuentras bien?, jamás te había visto molesta y mucho menos que le gritaras a alguien de una manera tan fría y amenazante —podía notar a leguas la preocupación de Kura-chan, pero no estaba dispuesta a decirle algo de lo cuál ni yo tenía idea.

—Descuida, me encuentro bien, sólo estoy algo cansada, no debí de haberle gritado así a tu compañera, lo siento —mentira tras mentira ¿hasta dónde tendré que llegar para decir la verdad?, quién sabe, sólo el tiempo lo dirá. Volví a retomar mi camino y me subí a la aeronave, me di cuenta de la presencia de Hisoka, pero cómo no andaba en mis mejores sentidos opté por mejor ignorarlo, más bien a todos.

Me siento cómo Demencia cuando empieza a escuchar que la virgen le habla.

—Opino que te queda más un semblante alegre que serio —habló la persona que estaba a un lado mío y eso me hizo que le prestara mi atención.

Con una sutil sonrisa en el rostro —Reír no es lo único que puedo demostrar —respondí con un tono burlón, a lo cual recibí cómo respuesta: "Ese semblante tuyo es el que más me ha gustado ver hasta ahora", no pude evitar sentirme avergonzada y estaba casi segura de que mis pómulos se tornaron algo rojos por el comentario que me dio la crucecita, que a decir verdad, habíamos empezado hablar a un volumen en el que sólo nosotros dos nos escuchábamos. Desvíe la mirada para no verle, pero me encontré con la sorpresa de que ya casi llegábamos al desierto de Sáhara —Fue más rápido de lo que esperaba —me dije para mis adentros.

—Tus ojos son cómo un arco iris y bien se ha dicho que detrás de cada tormenta, se encuentra uno —nuevamente su comentario volvió a llamar mi atención, pero ahora no entendía el por qué de ello, ¿qué quería decir con eso?.

¿Estoy Soñando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora