Asura: Tercera Parte

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El joven le había lanzado un golpe a la cara de la persona, haciéndole que ésta soltara a la pequeña; el civil se molestó ya que le había hecho sangrar por la boca, no obstante, cuando vio al joven optó por ya no hacer más grande el problema y se retiró del lugar refunfuñando de rabia. El chico de cabellos miel dirigió su vista hacia los demás y les dijo —¿Y ustedes que ven, gente chismosa? Buenos que son para ver, pero no para ayudar. ¡Váyanse de aquí! Que el espectáculo ya terminó —la gente del pueblo le miró mal, aunque eso en realidad no le había importado al joven. Pronto volteó a ver a (...) para seguidamente arrodillarse y quedar a la misma altura que ella —Ya no llores, pequeña, el hombre malo ya se fue. ¿Te encuentras bien?, ¿te duele algo? —preguntó el chico, gentilmente.

(...) se limpió sus lágrimas tranquilizándose a su vez, luego miró al joven y éste al verla se sorprendió por el color de sus ojos —Muchas gracias. Me encuentro bien, pero ese humano me asustó mucho.

Cuando él le escuchó hablar se dijo a sí mismo en sus adentros —¿Humano?… ¿acaso ella nunca había visto a una persona antes? —observó detenidamente a la niña de pies a cabeza, dándose cuenta de que lo único extraño en ella eran sus ojos, así que le comentó —Me alegro mucho. Mi nombre es Len Jingtao y el tuyo ¿es…?.

—Me llamo (...), Len. Es un gusto conocerle —respondió de forma simpática, la chiquilla.

—El gusto es mío, pequeña (...). Dime, ¿hay alguien que cuide de ti o te encuentras sola? —él emano una sonrisa cálida para que la niña no se asustase o pensara otra cosa. (...) estuvo a punto de decir el nombre de aquel ser viviente que le cuidaba, pero repentinamente se retractó y negó con la cabeza ante la pregunta —Ya veo… —dijo Len cuando oyó la respuesta —Entonces… ¿te gustaría venir conmigo a comer algo? Probablemente tengas hambre —le ofreció y ella en seguida se negó, sin embargo, su estómago le traicionó e hizo un leve rugido audible. El joven rio agradablemente mientras que (...) expresaba un gesto de vergüenza, acto seguido él le extendió la mano para que la pequeña tomará de ésta, diciéndole —Ven conmigo.

Hinode accedió a ir con el joven y le tomó de la mano, ambos se fueron del pueblo como si fuesen, al menos en apariencia, padre e hija. Durante el camino, (...) se mantuvo contemplando el paisaje como si fuera una maravilla mientras que sus reacciones eran observadas por Len, quien solamente reía al ver la sorpresa de la pequeña; pasado unos minutos, los dos llegaron hasta una casa en la cima de una colina donde se encontraba un cedro, (...) fue la primera en hablar cuando vio la casa.

—Waaa. ¿Esa es su casa?.

—Jeje, sí, esa es mi casa. ¿Te gusta? —respondió Len con un tono de voz dulce.

Los ojos de (...) brillaron cual estrellas —¡Es muy grande!, ¿acaso sólo vive usted ahí? —preguntó curiosa.

Él mostró una pose pensativa a modo de juego y le contestó a la niña —En realidad no. Es muy grande esa casa para sólo una persona, vivo con mi novia —tan pronto como lo dijo, una mujer vestida con un hermoso vestido color turquesa salió por la puerta, viendo la figura del joven para en seguida saludarle con gran alegría.

Len y (...) se acercaron a ella, el joven le dio un tierno abrazo a la señorita para luego darle un beso en la mejilla, lo cual provocó que ella riera y prestará su atención a la pequeña —¿Quién es nuestra pequeña invitada? —cuestionó la joven.

—Jyn, ella es (...). (...), ella es mi querida novia Jyn Layzui —presentó con respeto, el joven.

La señorita le dedicó una dulce sonrisa a Hinode para ser bien recibida por parte de ésta y correspondida, no obstante, cuando Jyn vio el color de ojos de la pequeña, pareció sorprenderse pero igualmente no le tomó importancia.

¿Estoy Soñando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora