Capítulo 52

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Sus almas parecían haberse separado de sus cuerpos dejándolos conscientes mientras los guiaban por un camino desconocido que parecía no tener final. Percibían la compañía del otro más allá del tacto en sus dedos entrelazados. Quizás no sabrían cómo describirlo porque todo era a un nivel espiritual nunca antes sentido.

En muchas ocasiones ellos sintieron los pesares que el otro afrontaba. Cuando estaban triste la angustia se compartía, el miedo los volvía inquietos, el dolor los desgarraba y cada parte de sus mentes o sentir parecieron conectarse en algún momento. No obstante, a medida que avanzaban, escuchaban con detenimiento cada pensar del otro, sus corazones latían exactamente al mismo ritmo. Una frecuencia cardiaca compasada por momentos, inmoderados a otros, pero parejos sin perderse un solo latido.

Estaban en un estado en donde no tenían control del tiempo o espacio en el que se contratan. No supieron cuánto caminaron hasta que se encontraron con una gigantesca puerta de hielo que abarcaba todo el diámetro y arco de aquella cueva que aunque no se viera, era una circunferencia en donde un lado pertenecía a la Tierra tal cual se conoce, el otro, al mundo más espiritual al que muy pocos tienen acceso.

El medallón alumbraba aquella oscuridad como si estuvieran entrando al sol, mas su luz era fría, sus ojos y oído captaban absolutamente todo. Se quedaron por un momento confundidos, el siguiente paso a dar no era muy claro. Fue Jungkook el primero en estirar la mano que no sostenía a su pareja, tocando aquel cristal de hielo que se cuarteó instantáneamente. Ambos dieron un paso atrás por el repentino ruido, creían que todo se desmoronaría y los sepultaría allá dentro.

Lo que ocurrió difería de sus mentes desafiantes en ese momento, estaban preparados para casi todo, pero en ese mundo desconocido para ellos, creían que todo podría ocurrir. Las grietas parecían regadas, pero aunque no eran rectas del todo, se trazaron a lo largo de esa pared, todas yendo del techo hacia el suelo, entrecruzándose entre sí.

Justo en el centro, en el punto donde todas estas grietas se encontraban, un trozo de hielo cayó al suelo, dejando ver una mayor hendidura con la forma de una estrella de doce puntas. No lo comprendían muy bien, parecía el medallón que Taehyung llevaba, pero a su vez, era ligeramente diferente.

— No sé qué hacer... — Comentó Taehyung recibiendo una sonrisa del alfa a su lado, ese que apretó un poco más su mano y tiró de él para sostener su rostro con la que quedaba libre. — Estoy asustado, nervioso.

— Lo sé, puedo sentirte mejor que nunca. Sin embargo, yo estoy a tu lado, protegiéndote con mi cuerpo y mente como también sueles hacer tú. No estás solo, mi amor. Aquí viviremos o moriremos, pero lo haremos juntos porque no pienso soltar tu mano. No estaré detrás de ti, no estaré delante de ti, estaré a tu lado afrentando lo que se venga. — Musitó con una sonrisa rozando sus narices, sus labios antes de presionarse castamente.

— ¿Qué tal si cometo un error?

— Lo estaremos cometiendo juntos y enfrentaremos las consecuencias del mismo modo. No obstante, confío plenamente en ti y sé que eres capaz de pasar por esto, salir victorioso... Porque eres El Theta, Kim Taehyung, mi Theta, mi licántropo, mi amor. Otro no podría, ni siquiera yo, pero tú, amor, incluso conquistaste al Alfa de Alfas y lo convertiste en Luna. — Los dos se carcajearon y sus bocas se encontraron. — Confía en ti como yo lo hago, cree en ti no como otros lo hacen, no por lo que espera nadie de ti o por todo lo que representas. Cree en ti por todo lo que has pasado, por cómo has sabido salir siempre a la superficie por muy profundo que te arrastren.

— Tú has pasado por muchas más cosas que yo, has sido más fuerte y valiente que yo.

— No, aunque mi vida se vea más cruel y sangrienta, cada uno libera sus propias batallas, incluso cuando solo es consigo mismo y esas son las más difíciles. Porque podemos ganar o perder frente a cualquiera, pero con nosotros mismos, ya sea que ganemos o perdamos, nunca será fácil. — Apretando su nuca con firmeza, Jungkook lo miró a los ojos y el menor no pudo hacer más que soltar un bajo gemido debido a su profundo suspiro, a la tranquilidad que sus palabras y cercanía le brindaban. — Tú puedes, Mul.

Between WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora