Capítulo 40

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¡Vaya ironía la que el amor traía consigo! Por un instante, antes de que la puerta se abriera, el corazón de Jungkook latió desbocado, casi sacando una sonrisa cuando tenía deseos de todo menos de sonreír. Es que, con tan solo percibir el aroma y la presencia de Taehyung, todo su ser revolucionó.

No obstante, cuando la esencia de su aroma fue filtrada por su nariz, esta se arrugó levemente al sentir a alguien más que no eran ellos dos mezclados. Entonces esa alegría repentina y fugaz se convirtió en dolor, endureciendo por completo su semblante para el momento en el cual el castaño abrió la puerta.

Sus miradas se encontraron, el frío y el calor fueron sensaciones que los invadieron por igual. La espalda de Taehyung dolía tanto como el pecho del pelinegro que enarcando una ceja rompió el contacto visual para concentrarse una vez más en el documento que leía. No estaba verdaderamente prestándole atención, hacía el intento.

— M-Mi amor... — Taehyung caminó cegado en su búsqueda, sus pies moviéndose más rápido de lo esperado para abrazar al pelinegro que arrugo su frente y lo alejó. — No me alejes, por favor. — Insistió buscando una proximidad que no fue permitida aun cuando había estallado en llanto. — ¡Perdóname! Perdón, yo no sé en qué momento pasó todo. En un momento estaba caminando y al otro me golpeaba mi rutina con mis ojos buscando desesperadamente aquel olor que emanaba de mi alfa destinado.

Jungkook cerró los ojos empuñando sus manos, encajándose sus uñas solo para mitigar la molestia a través del dolor que estas causaban a medida que iban rompiendo su piel y se adentraban más en su cuerpo. Lo escuchaba, lo estaba escuchando, mas no quería mirarlo.

— El reconocimiento mutuo simplemente llegó y antes de procesar nada estaba besando al Alfa de Oceanía, subiendo desesperados por las escaleras hasta llegar a esa habitación en donde... En donde... — Cerró sus ojos recuperando vagamente los recuerdos que se escabullían de su mente producto de la fuerte rutina en la que se encontraba en ese momento. — En donde me encontraste. No sabía que encontraría mi destinado. Mucho menos que entraría en estro sin poderme contener, yo no buscaba aparearme, no quería reclamarlo, no sé... No sé nada porque todo fue muy confuso hasta que tus garras comenzaron a desgarrarme. Te ataqué cegado, yo no te hubiera atacado en mis cinco sentidos, por favor, créeme yo... Mi amor, por favor, por favor...

— No era nada confusa la forma en la que te vi follándotelo, preparándote para clavar tus caninos en él y reclamarlo a sabiendas de que ya me habías reclamado a mí. Sí, eres un jodido theta que puede tener dos destinados, que si nosotros los alfas perdemos el control, tú lo pierdes el triple y es casi imposible detenerte. Sé todo eso, pero nada ayuda a aliviar esta pena de ver al licántropo que amo con otro. A haber sido atacado por él para defender a otro y el escozor insoportable que mi marca me da desde aquel día como si el vínculo cerrado estuviese cuarteándose.

— ¡No, eso es imposible! — Se apresuró a decir Taehyung negando y procurando acercarse a Jungkook una vez más, tomando sus empuñadas y ensangrentadas manos. — Eso nunca podría pasar, no podría ni quisiera jamás romper nuestro vínculo, por la Diosa Luna, yo te amo más que a nada en este mundo.

Las dilatadas pupilas del Alfa de Alfas buscaron las contrarias, perdiéndose en ellas por un segundo, gruñéndole al contrario parque lo soltara. Luchando contra la renuencia del castaño que se abalanzó para abrazarlo, sin importarle que este acto no fuera correspondido.

— Mul... — Llamó el pelinegro para que lo soltara, apretando con fuerza sus brazos para alejarlo. — Detente.

— Jungkook...

— ¿Qué pasó con Lee Taeyong? — Indagó alejándose para sentarse en su silla con rostro apacible, como si el planteamiento de esa pregunta no lo estuviese atormentando por el temor de la respuesta. — Toma asiento. — Le indicó como si se tratara de algún sujeto con el que haría negocio.

Between WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora