Capítulo 54

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Haber pasado por tanto, conocerse tan bien con la mayor de las intimidades y volver a sentirse como recién conocidos era una experiencia que no dejaba de ser extraña o novedosa para ellos.

— ¿Vas a quedarte ahí parado sin reaccionar? — Preguntó Jungkook viendo al contrario pegado a una de las paredes a pesar que él también se encontraba pegado a una.

Resultó difícil no elevar sus comisuras cuando notó la ladeada sonrisa del peliblanco, amaba el cariño mezclado con lascivia que era capaz de transmitir con solo una mirada. Podía parecer un cachorro y al momento siguiente, un lobo salvaje listo para desgarrar su cuello.

— Estoy esperando a que vengas por mí, al no ser que quieras que yo vaya a tu encuentro. — Sus ojos brillaron dejando salir sus caninos para relamerlos con falsa gula, haciendo que el contrario se riera torpemente. — Mis dotes de seducción están fallando, mira como tontamente te ríes de mí. — Se quejó con una pseudo molestia que hizo al alfa caminar en su dirección con su nariz arrugada mientras sonreír. — Eres hermoso, alfa.

— Yah, no me digas eso tan así, no estoy acostumbrado a eso. — Rebatió sonrojándose, apartando la mirada del Theta que sonrió complacida al ver su reacción. — Ven aquí. — Mencionó entrelazando sus dedos con excesiva fuerza en sus blancas hebras, sin embargo, el roce de las yemas de sus dedos al perfilar su rostro fue tan suave como el beso que dejó en sus labios. — Este ha sido uno de los días más extraños de mi vida, memorable porque después de todo, lo compartí contigo.

— Ha sido genial, ¿cierto? — Jungkook asintió dejando que enganchado a su cuello lo arrastrara hasta la cama que allí había, sin permitirle alejar su mano de su cabello y cadera mientras se acomodaban en esta. — No me esperé que lo primero en ver prácticamente serían nuestros padres. Mi suegro, el omega que te dio a luz me agradó mucho, me hubiera encantado conocerlo en vida para poder compartir más tiempo con él, con ustedes dos.

— Lo hubieras amado tal vez, incluso hubieses sido muy consentido por él porque a pesar de que podía ser de carácter extremadamente fuerte cuando quería, era un alma demasiado buena y pura. — Mencionaba con cierta nostalgia en su voz. — Cuando los vi abrazarse hoy, realmente no pude evitar llorar porque eran los hombres que más amo en mi vida uniéndose en un abrazo. Creí que las emociones me sobrepasarían por completo, sentí vergüenza delante de tu mamá.

— Ya ves que le encantaste tal cual eres y sé que también se hubieran llevado muy bien aunque no te lo iba a poner todo tan fácil. Esa Dseta también era muy peligrosa. — Rio conmocionado por los repentinos deseos de llorar que en ese momento se estaban dando. — Comprobamos que siguen estando con nosotros, algo más que una simple frase, realmente nos siguen velando a la distancia y eso, quizás es el mayor premio. Saber que las personas que amamos no nos abandonan jamás del todo aunque estén en un plano completamente diferente al nuestro.

— Tienes razón... — Habló acariciando ahora su cabello.

No quería hacer nada más, solo permanecer eternamente envueltos en esa paz, sin tener que enfrentarse a todo lo que ocurría en el mundo exterior. Si tuviese que rezar en algún momento de su vida por algo, sería porque él y sus hijos pudiesen vivir siempre con la paz y armonía que atestiguaban en ese instante.

Una que llegó después de un duro camino. Comenzaba a guardar la esperanza de que, aunque lo que les tocara transitar fuera difícil, que al final obtuvieran una recompensa similar. Paz, amor y muchos momentos felices, solo eso deseaba junto a sus seres queridos.

Una mano trazó su frente, párpados, mejillas y mandíbula antes de agarrarla con cierta fuerza y hacerlo mirar esos ojos azules que lo observaban en silencio.

— Te amo, Jeon JungKook. — Musitaba acercándose a sus labios. — Te amo, alfa.

Sus pupilas estudiaban simultáneamente cada facción en sus rostros, se sonreían con la mirada, se saludaban, se comunicaban, reconociendo el momento exacto en el que sus labios debieron fundirse en su totalidad. Fue suave, extremadamente lánguido y lente para ambos. Más agradecían, con sus ojos cerrados, acostados y abrazados, ambos le daban una bienvenida de regreso a cada milímetro de sus cavidades bucales, a los roces de sus narices por sus pieles.

Between WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora