Capítulo 7

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La pista de baile era uno de esos lugares donde Jimin se permitía alejarse de sus propias restricciones y por momentos olvidarse de las cadenas que lo obligaban a comportarse de un modo esperado. No solamente por ser omega, formar parte del consejo de su manada y ahora ser la mano derecha del Alfa Mul requería ciertas etiquetas de comportamiento.

Ahí, envueltos en olores mixtos, el calor que emanaban las personas aún cuando no estaban amontonadas unas arriba de otras, las luces y la música, él bajaba un poco la defensiva. Nunca podía hacerlo del todo porque los alfas siempre estaban al asecho y él tenía que tener la concentración suficiente para estar al pendiente del menor comportamiento sospechoso.

Esa noche, a pesar de no haber querido ir, le agradecía a Taehyung que lo hubiese convencido a retomar sus planes porque lo necesitaba en demasía. Alejar todas sus tensiones y preocupaciones le venía bien. Lo único que quizás le faltaba era el coqueteo dirigido a una sola persona, una presa con la que también poder liberar su cuerpo y no solo la mente.

Su víctima la encontró casi en el centro de la pista con una botella se cerveza en la mano mientras una omega hembra bailaba junto a él intentando provocarlo. Su cabello naranja esa vez se encontraba peinado hacia atrás exponiendo su frente, muy diferente de sus últimos encuentros. Le gustaba su masculinidad y ferocidad contrastada con esa sonrisa brillante que por momentos dejaba ver. Era claro que su personalidad no era tan brusca pero igual parecía el más dominante de los alfas por su semblante cuando estaba serio y concentrado.

Quizás por eso le atraía sexualmente porque era casi como estar con un alfa sin que lo fuera en verdad. Relamió su labio inferior para caminar hacia él con confianza, peinando su cabello hacia atrás por costumbre. Le gustaba sentirse observado, no le molestaba que miraran, la línea se cruzaba cuando intentaban tocarlo. Podían mirarlo, contemplarlo e imaginarse lo que les diera la gana pero no permitía que lo tocaran sin su consentimiento, no de forma sexual o provocativa.

Sin importarle mucho la presencia de la hembra, se colocó entre ella y el beta que por un momento sonrió feliz de verlo para luego ponerse algo nervioso. Sus labios formaron una fina línea que no se esperó pero mucho menos esperaba que a su nariz llegara un aroma que si bien había percibido una única vez, aún lo recordaba. Los vellos de su nuca se erizaron enviando un escalofrío por toda su columna haciéndolo maldecir aún antes de voltearse.

A una distancia mayor de la que se esperaba, dos alfas que jamás olvidaría, observaban en su dirección con las manos en sus bolsillos desde la entrada de el club, unos escalones por encima de la pista de baile. Enojado... Por sobre todos esos olores mezclados que no podía diferenciar, las feromonas de ese alfa peligris llegaron a él como una inesperada bofetada.

— ¡Maldición! — Escuchó decir a Hoseok, no entendía muy bien el por qué de su exclamación pero no tenía tiempo para descubrirlo.

Era asombroso como sentía a su lobo casi pedirle permiso para acercarse a ese alfa. Ahora sentía odiar el poder de los destinados porque no le gustaba que solamente debido a que el destino decidió, él tuviera que sentirse tan impotente frente a un sujeto que no conocía de nada. No le gustaba esas uniones basadas en el instinto y no en los sentimientos para él.

Los demás podían hacer con su vida lo que quisieran pero él no quería eso para la suya. Ese alfa no tenía el derecho de sentirse enojado por nada, no era de su posesión. La forma más efectiva para que se fuera y no lo molestara era obvia en su cabeza, hasta el momento, no hubo un alfa que no diera paso atrás cuando lo veían con Taehyung. Sus piernas se movieron tan veloces como su cerebro cuando dejó al beta que quedó en el olvido para buscar a su mejor amigo.

No solo estaba preocupado por sí mismo, sino también por Taehyung porque junto al peligris estaba el Alfa Bul que les cayó atrás sin reparos aún herido. Estaban en territorio humano y neutro para ellos por lo que, cualquier cosa podía pasar y desgraciadamente la razón la tendría ese lobo negro y no ellos. Su poder bastaba para salirse con la suya pero estaba respaldado por el hecho de que ellos fueron quienes invadieron su territorio primero.

Between WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora