Capítulo 36

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Park Jimin había sido testigo y partícipe de las rutinas de su mejor amigo casi desde que este se presentó, si este no hubiese huido durante la primera, incluso hubieran tenido que pasarla juntos por decisión de los mayores. No fue algo que realmente deseara, pero le tocó escucharlo y sentirlo más de una vez mientras hacía sus cosas con otro Alfa, porque él debía cuidarlo la mayoría de las veces.

Durante el apareamiento o la cópula en general, era de cierta forma el momento más vulnerable de los lobos. Eso y bueno, que eran cómplices y se cubrían en todo.

Esta vez, creyó que no sería muy diferente, mucho mejor de hecho porque no tendría que cuidarlo de cerca detrás de alguna puerta, en algún pasillo o a metros de él en algún bosque o raro lugar. Salió de la mansión, todos sus hombres habían dejado un distanciamiento prudente que no comprometiera la protección.

Jimin no creyó que pese a todo esto, ellos siguieran siendo capaces de escuchar y sentir la lluvia de feromonas que se filtraban por todo el lugar como jamás vio ocurrir. Fue preocupante porque incluso los alfas se vieron afectados, lo que le costó que tuviera que cambiar rápidamente la guardia por betas menos sensibles a sus olores.

Vergonzoso era aceptar que se encontraba afectado por lo que hacían esos dos, se sentía mal y repugnado con su persona de cierta forma porque su cuerpo reaccionaba sin desearlo. Todavía no sabía cómo se las arregló durante las primeras veinticuatro horas que ellos estuvieron juntos, incluso las primeras horas fueron difíciles. Ahora que estaba comenzando su tercer día de la cuarentena impuesta por el estro, toda su fortaleza comenzaba a mermar.

Trató de contenerse cuando les fue a dejar agua y comida en la puerta, al volver a abandonar la mansión todo su cuerpo había comenzado a reaccionar. Ese era el motivo por el cual ahora mismo se encontraba tiritando y lloroso pegado a uno de los árboles que rodeaban la mansión. Abochornado de haber tenido que llamar y confesarle todo a su alfa, buscar un apoyo que lo mantuviese erguido, pero aquello fue contraproducente. Con solo oír la voz de Namjoon todo su lobo se revolvía inquieto.

— Es frustrante, Nam... —Decía al teléfono tratando de respirar profundo en busca de aire puro, encontrándose con este infectado por aquellas feromonas que disminuyeron por muy pocas horas cuando estos decidieron dormir y que ahora volvían a intensificarse. Ese era el aviso de que habían reanudado sus actividades. — Es cruel. Necesito que me ayudes aunque sea por teléfono.

No puedes, debes mantenerte activo y concentrado por muy difícil que te sea, bebito. Este es el momento en que más vulnerables están esos dos, si fueran atacados, será muy poco lo que lograran hacer antes de salir de esa bruma. Yo ya terminé algunos asuntos urgentes que tenía que resolver y voy en camino. Podrás tomarte una pausa cuando te releve.

— Apúrate.

En minutos llego, no te preocupes.

La llegada de Namjoon realmente fue de ayuda, estese encargó de toda la seguridad con gran temple. Cuando aquella oleada de feromonas de omegas que él desconocía lo golpeó, no supo de dónde provenía, pero estaba confundido porque estas le afectaran. Para él, eran dos alfas los que estaban ahí, y esto más que provocarlos muchas veces les causaba molestia.

Comprendía que Jimin al ser omega fuera noqueado por estas, muy pocos hubieran aguantado lo que él antes de entregarse a instintos que no controlaban del todo. Menos cuando seguía sin tener un lazo con su alfa, algo que le ayudaba percibir menos a otros de la misma casta. Él por otro lado, no tuvo jamás problema con los alfas, no le desagradaban tampoco le interesaban. Claro, él no tenía conocimiento de que, las que le afectaban no eran feromonas de alfa, sino las del Theta.

Aun así pudo controlarse bien, cubrir a Jimin por varias horas que le sirvieron para finalmente calmarse y de paso dormir lo que en los últimos dos días no pudo.

Between WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora