Capítulo Final - Parte 3

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A pesar de que el Alfa de Alfas aún no hablaba correctamente con su esposo desde el mediodía, los dos estaban tirados en el salón con absolutamente todos los cachorros. Los suyos, los de Seokjin, el de Jimin y el de Yoongi. La idea era ver el televisor, aunque en verdad estaban jugando. Bueno, a excepción de los mellizos más pequeños y el cachorro kappa, los tres estaban acurrucados juntos en silencio, al lado de Jungkook.

— Es hora de ir a dormir. — Musitó Jungkook viendo la hora, creyendo que lo que tenían esos tres era cansancio. — Ryu... — Llamó a su hija. — A la cama con tu hermano sin protestar. — Ustedes cuatro también. — Se reía viendo como seguían a sus hermanos mayores.

Con una amplia sonrisa en su boca, Taehyung admiraba la escena. Esos niños ya lucían tan grande, eran adolescentes, había pasado mucho tiempo desde la primera vez que los vio. Corriendo, ambos se acercaron para abrazarlo y darle las buenas noches aunque sabían que con Jin presente la cosa sería un poco diferente.

— Buenas noches, Tae. — Habló Jisung acercándose para darle un beso seguido de su hermana.

— ¡Buenas noches! — Rebosante de energía la alfa se despidió también.

— Ya vayan a dormir, mocosos. Buenas noches. — Se rio agitando su mano. — Tenemos dos infiltrados. — Le señaló a su esposo tanto a Yuna como a Kai que corría detrás de sus hermanos. — ¿Ustedes a dónde van?

Jungkook cargó a los peludos, pero estos chillaron tanto que al final les permitieron ir a dormir junto a los mellizos más grandes para pasar entonces a acostar al resto de los cachorros. Fue él quien bajó los niños del trío porque lo menos que quería era un nuevo enfrentamiento entre Taehyung y Seokjin.

El omega lo ignoró, continuaba llorando en su habitación continua, pero no tenía fuerza o deseos para levantarse. Se encontraba casi tan abatido como el día en que Jungkook le dijo que había vuelto a ver a Taehyung. No era un dolor similar, aquello en su momento lo desgarró y él en este momento no estaba perdiendo a sus compañeros, pero toda esa situación lo traía perdido porque el mañana le parecía más incierto que de costumbre.

— Voy a ducharme. — Avisó Jungkook cuando regresó a su habitación, notando como el peliblanco continuaba sentado en el suelo del salón exterior.

Habían pasado alrededor de diez minutos cuando Taehyung recibió el aviso de que Hoseok se encontraba a la entrada de su casa exigiendo entrar después de haberlo corrido horas antes. Su puta paciencia tenía un límite y ese tipo la estaba agotando.

— Fui claro contigo, te dije que aquí no eres bienvenido. — El Epsilon estaba luchando contra sus hombres cuando Taehyung llegó a la planta baja. — ¡Vete!

— Solo necesito cinco minutos, solo permíteme ver a Jin. Siento que algo está mal con él, me necesita, por favor. — Se liberó del alfa que lo sostenía y avanzó hasta un Theta que extendió su brazo para frenarlo por su pecho. — Taehyung, Tae, por favor. — Pidió en súplica. — Solo un minuto, solo llámalo para que venga.

— Tienes celular, puedes comunicarte con él y pedirle que vaya a ti. Ahora, ¡sal de mi propiedad! — Sus ojos cambiaron de colores, su voz de mando fue firme y sus garras se mostraban junto a sus caninos. — No te lo volveré a repetir.

En otra oportunidad, Hoseok hubiese retrocedido obedientemente, de hecho, fue lo que intentó hacer hasta que escuchó algo que en su vida había oído, pero aun así reconocía la voz de omega. Ese era un llamado de Seokjin a sus compañeros que no pudo controlar porque aunque nadie lo veía, él estaba casi delirante ardiendo en fiebre.

Fue eso lo que provocó que el Epsilon en cuestión tuviera la latente necesidad de protegerlo, de ir a él. Eso fue lo que provocó que en ese momento, en la mansión Bul, Yoongi abriera los ojos y saliera de esa siesta que el peli naranja no quiso interrumpir.

Between WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora