Presagio

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Michiko y Kaji estaban desayunando en el restorán del hotel antes de ir a trabajar. Ella lo miró detenidamente, curiosa.

"¿Por qué me miras así, demonio?". Le preguntó un poco molesto, concentrado en su café y medialunas.

"Dime, obviando la vez que fuiste a visitarme a Cuba por vacaciones, ¿nunca trabajaste en otro hospital que no sea japonés?".

"No. Esta es mi primera vez... Siempre trabajé en Japón... Oye, ¿se puede saber por qué te estás riendo ahora? ¿Acaso dije algo que te pareció gracioso?". Se ofendió.

"Si...". Se tapó la boca con la mano. "Dijiste primera vez... Fui tu primera vez... Ya sabes... por ahí atrás...".

"¡Oh, vamos! La verdad fue la primera vez para los dos... ¿Cómo puedes acordarte de eso ahora? Estás loca, demonio". Se rió, sonrojándose.

Más tarde, cuando caminaban hacia el hospital, Michiko sonrió orgullosa.

"¿Has notado la grasa abdominal que tienen la mayoría de los hombres maduros por aquí? Tú en cambio estás muy bien, eres esbelto, no eres gordo ni flaco... No tienes grasa abdominal y tienes un bonito trasero... Imagínate cómo te hubieras visto si te hubieras dedicado a hacer un poco de actividad física".

"Vaya... es la primera vez que te refieres a mi físico, Daimon, me siento halagado a mi edad". Se sonrojó nuevamente. Ella lo miró con una mezcla de cariño y deseo.

"Oye, salgamos a cenar esta noche, ¿quieres? Conozco un buen lugar, y luego podemos pasar la noche juntos, ¿te parece? Quiero hacértelo toda la noche".

"Mierda, eres directa, demonio... Como quieras...". Sonrió, avergonzado pero muy feliz, tomando la manija de su maletín con las dos manos, bajando la vista.

A Michiko le dieron ganas de tomarlo de la mano, pero se contuvo, ya estaban por llegar al hospital y no quería que nadie los viera juntos de esa forma. Al ser los dos del mismo país, a los nativos les parecía muy normal que ambos anduvieran juntos todo el día para hacerse compañía, pero verlos como amantes era otra cosa.

Michiko ya se había hecho una mala reputación entre sus compañeros de trabajo debido a su soberbia, su actitud antisocial y sus extraordinarias habilidades quirúrgicas, y Kaji, debido a su actitud servil hacia sus superiores, su doble moral y sus excelentes habilidades quirúrgicas, pronto se hizo de enemigos en su nuevo trabajo, siendo marginados por sus propios compañeros, por lo que ambos optaron por andar siempre juntos, apoyándose mutuamente, estrechando aún más el lazo que se había formado entre ellos dos hacía ya casi 2 años atrás.

Tal y como lo había prometido, aquella noche Michiko llevó a Kaji a comer a un lugar que servían comida regional y buena cerveza. A Kaji le costó un poco acostumbrarse a aquellos nuevos sabores muy ajenos a su paladar japonés, pero disfrutó mucho de la cerveza y de la compañía de su querida demonio, que no paraba de comer como si fuera un barril sin fondo. Se preguntaba cómo no subía de peso con todo lo que tragaba.

Michiko lo miró y extendió la mano abierta sobre la mesa.

"Te extrañé mucho, cariño...". Le reveló, con lágrimas en los ojos. Conmovido, Kaji le tomó la mano.

"Yo también te extrañé como no tienes idea... ¡¡¡Wajjjj!!! ¡¿Qué diablos tienes en la mano, demonio?! ¡Está toda grasosa, mierda! ¡Qué asco, maldición!".

Sacudió la mano con disgusto mientras ella se mataba de risa y seguía comiendo el pescado con las manos.

"Graciosa...". La miró resentido mientras se limpiaba la mano con la servilleta.

DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON (Doctor-X/Doctor-Y)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora