Kaji despertó lentamente aquella mañana del domingo, la luz del día entraba tenuemente a la habitación, bañándola con una delicada luz blanca, dándole un aspecto de ensoñación a todo el lugar.
Miró a Michiko, que dormía tranquilamente a su lado, su rostro estaba más relajado de lo que nunca lo había visto antes. Se veía hermosa. Así cumpliera 80 años y estuviera gorda, arrugada y gruñona, ella siempre se vería hermosa para él, y le pidió al cielo vivir lo suficiente para poder verla envejecer junto a él.
Alargó la mano para tocar delicadamente con la yema de los dedos el rostro de la mujer que amaba y sonrió con ternura. Al fin eran una verdadera pareja.
Suspiró y se levantó lo más lento que pudo para no despertarla y se puso el salto de cama sobre su cuerpo desnudo, disponiéndose a ducharse y vestirse para aquel único día libre que tenían en su viaje a Barcelona.
Más tarde, Michiko se despertó y se estiró como si fuera un gato, feliz, y miró a su alrededor, buscando a Kaji, pero lo único que encontró fue una nota sobre la almohada con la letra de él que decía.
Buenos días, dormilona. Te dejé el desayuno en la mesa ratona. Come bien y sin prisa. No quise despertarte, parecías un ángel en vez de un demonio dormido... Estaré esperándote en la playa privada detrás del hotel. ¿Ya te dije que te amo, demonio? Te lo digo de nuevo por si se me olvida hacerlo... Te amo.
"¡Ay! ¡Pero qué estúpido y cursi eres, tonto!". Se llevó la mano a la cara, sonrojada por la emoción. "¡Ay! ¡No puedo creer lo que se siente estar enamorada! ¡Qué vergüenza!". Se llevó ambas manos al rostro, con el corazón golpeándole furiosamente en el pecho.
Después de calmarse, se puso el salto de cama y desayunó comiéndose todo, luego se dio un buen baño para después vestirse con un pantalón de tela color mostaza, una blusa elegante blanca, unos mocasines pardos y un coqueto sombrero capelina de mimbre con un lazo y moño de tela estampado leopardo. Obviamente no olvidó su pequeña cartera leopardada con una larga correa de cadena dorada. Como abrigo, se puso un cardigán color ladrillo.
Después de peinarse y maquillarse, se miró al espejo satisfecha y salió del cuarto en busca de su amado.
Lo encontró sentado en la arena, mirando hacia el horizonte marino. Aquella mañana era espléndida y la brisa menos fresca de lo que se esperaba. El cabello oscuro de Kaji se ondulaba con el paso del viento al igual que su bufanda azul. Parecía estar muy sereno. Michiko sonrió y se paró a su lado, estirando los brazos llena de felicidad. Las esclavas doradas que llevaba puesta en su muñeca derecha tintinearon con el movimiento.
Al escucharla, Kaji dejó de meditar y alzó la vista hacia ella, sonriéndole feliz.
"Buenos días, demonio. Veo que ya estás lista y hermosa como siempre".
"Lista sí, pero hermosa lo estoy siempre, Kaji-chan".
"¡Pfh! Presumida...". Se rió, levantándose del suelo mientras se sacudía el pantalón.
Él estaba vestido como siempre, de traje oscuro y camisa celeste, nada del otro mundo. Su tiempo de vestirse finamente había terminado al caer en desgracia hacía 9 años atrás.
Miró a Michiko con el rostro lleno de ilusión y amor.
"Entonces, ¿comenzamos nuestro tour romántico por Barcelona, demonio?".
"¡Uuuuh! Pero qué cursi, amor...". Se sonrojó pero lo tomó por sorpresa de las mejillas con ambas manos y acercó su rostro para besarlo intensamente por un momento. Kaji se quedó como congelado, con los ojos como platos. "Bueno, con este beso comenzó nuestro tour, Kaji-chan...". Le sonrió, luego lo tomó de la mano y comenzó a correr por la playa, obligando a Kaji a seguirla a duras penas, poco acostumbrado a esa energía, pero no podía evitar reírse de felicidad entre tropezones.
ESTÁS LEYENDO
DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON (Doctor-X/Doctor-Y)
FanfictionA la cirujana Michiko Daimon nunca le interesó tener sexo ni novio, pero un día, cuando se pelea por enésima vez con su frustrante compañero de trabajo, descubre que tiene un lado dominante que quiere ejercer sobre él, especialmente con su lindo tra...