Demostrándote mi extraño amor

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Era la madrugada, aún estaba oscuro afuera, Michiko dormía boca arriba como un tronco, toda desparramada sobre la cama, desnuda, apenas cubierta por la manta. Kaji, de costado, la observaba en silencio, pensativo. Habían hecho el amor hasta una hora antes y ahora estaban descansando. Trató de acomodarse un poco e hizo una mueca de dolor, el trasero le dolía bastante.

"Vaya forma de demostrarme tu amor, demonio..." Sonrió, con una mirada llena de cariño.

Además del sexo, a él le encantaba conversar con ella, estaba fascinado con su inteligencia a pesar de que su terrible forma de ser lo hería continuamente. Él no lo decía, pero su corazón estaba lleno de cicatrices por la dureza con la que ella siempre lo trató desde que se conocieron. Veía cómo Michiko trataba con mucho cariño a Akira, a Hiromi y a Mai, pero a él no lo trataba de esa manera, sólo a veces, cuando estaban solos, pero generalmente lo trataba como siempre lo había tratado, como un estorbo. Michiko ya le había dicho que él era tan importante para ella como Akira y Hiromi, pero... ¿por qué lo seguía tratando diferente a ellos?

Suspiró, si tan sólo ella fuera un poquito más cariñosa con él, él se daría por satisfecho y no le pediría más a aquel demonio sin corazón.

Se acercó a ella y se inclinó para besar suavemente su frente y luego se apartó unos cuantos centímetros, sonriéndole triste y amorosamente.

"No sé cuánto tiempo tendrá que pasar para que sientas verdadero cariño por mi, demonio, pero de lo que estoy seguro es que yo si te esperaré todo el tiempo que sea necesario...".

Y por toda respuesta recibió en la cara un fuerte revés de la mano de Michiko, que se había dado vuelta bruscamente, dándole la espalda, dejándolo sorprendido y con la mano en la cara, adolorido.

"Maldita sea, hasta en tus sueños me maltratas, demonio...". Dijo, y sonrió.

Al amanecer, Michiko, se despertó y se estiró como un gato, como siempre hacía cuando tenía un buen sueño, aunque claro, había pasado la mayor parte de la noche haciéndole el amor a su compañero con el juguete nuevo y eso la hacía muy feliz también. Aún llevaba el arnés puesto, era como si ya formara parte de ella... ¡se sentía tan poderosa cuando le hacía el amor a Kaji!

Se volvió para verlo y allí estaba él, como siempre, abrazado a su viejo almohadón con forma de huevo, durmiendo tranquilamente, desnudo y apenas cubierto por la manta. Sonrió enternecida. Había leído que las personas que dormían abrazadas a algo era porque o eran muy cariñosas o necesitaban de mucho cariño... Sea como fuere, a pesar de su carácter, él era una persona mucho más cariñosa que ella. ¡Había soportado tantas cosas por ella! Debía admitir que era muy difícil que ella hiciera algo así por él... Claro, se había humillado ante el imbécil de Hiruma para poder operar a Kaji, pero también lo habría hecho por cualquier otro paciente que la necesitara...

Se volvió a acostar, panza abajo, colocando su mentón sobre la mano, con el codo apoyado en el colchón, y sonrió. Sí, lo amaba, ¿pero qué tanto lo amaba? ¿Aquello que sentía por él era realmente amor? No tenía idea de lo que era el amor. Nunca había estado enamorada en toda su vida de nadie, nunca había estado interesada en el sexo, había permanecido virgen hasta los 42 años sin siquiera pensar en ello... y hubiera seguido así si no fuera porque algo en su cerebro se había despertado y había decidido hacer suyo a Kaji de aquella forma tan violenta, y le había encantado. En los momentos en que estuvieron separados, volvía a ser la de antes, desinteresada de todo lo que la rodeaba, únicamente con la mente y el corazón en la cirugía, apenas pensando en él cuando estaba sola, apenas extrañándolo...

Una vez Hiromi le había dicho que estaba segura de que Kaji estaba enamorado de ella, pero no estaba segura de lo que realmente ella sentía por él y eso la preocupaba mucho.

DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON (Doctor-X/Doctor-Y)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora