Salvación

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Kaji estaba abrazado a sí mismo, temblando de frío y terror, todo estaba muy oscuro, a veces los truenos iluminaban todo y lo ayudaban a ver, pero a la misma vez lo aterrorizaban. Hacía mucho rato que Michiko se había marchado y estaba muy preocupado por ella, algo en su interior le decía que saliera a buscarla. Ese sentimiento iba volviéndose cada vez más fuerte hasta que no pudo más y decidió salir, pero apenas hizo un movimiento, el dolor de la pierna lo paralizo, soltando un quejido de dolor. Respiró hondo por unos minutos y miró hacia el rincón en donde estaba refugiado el cachorro de lobo, y se le antojó que ambos se veían muy desesperados y patéticos. Volvió su atención hacia afuera, acelerándose el corazón y la respiración, preparándose para salir, decidido a ignorar el dolor. Haciendo acopio de toda su voluntad, se puso de cuatro patas, movimiento que le hizo ver las estrellas, gritó de dolor y escondió la cara entre los brazos, inclinándose. Trató de dominar su respiración y el dolor y volvió a incorporarse para comenzar a gatear hacia afuera. Cada movimiento era un suplicio, pero ya había decidido salir a buscar a Michiko y no se detendría.

Grande fue su sorpresa cuando encontró a Michiko desmayada a un par de metros del hueco del árbol bajo la torrencial lluvia. Desesperado, se acercó a ella y comenzó a sacudirla y a llamarla por su apellido, al no recibir respuesta, la arrastró como pudo hacia el interior del refugio para protegerla de la inclemencia del tiempo. Una vez adentro y recostada boca arriba, Kaji prendió la luz del móvil para revisarla y se dio cuenta que su mano izquierda se aferraba fuertemente a una planta, conmoviéndolo, pero luego notó algo extraño en la otra mano, algo que lo aterrorizó. Era la mordedura de una serpiente.

"¡Oh, por dios! ¡Daimon!". Se llevó la mano a la boca, horrorizado. Seguramente uno de esos bichos la había picado mientras buscaba las plantas y trató de llegar hasta allí antes de desmayarse.

Le tomó el pulso inmediatamente y lo encontró acelerado, luego le tomó la temperatura colocándole la mano en la frente y notó muy preocupado que estaba hirviendo de fiebre. Casi se puso a llorar de desesperación, pero logró mantener la sangre fría y tomó una decisión. La situación era de vida o muerte, no tenían tiempo para esperar a ser rescatados, debía seguir adelante como fuera porque estaba seguro de que los estaban esperando más adelante, así que, tratando de ignorar el terrible dolor de su pierna, salió afuera a buscar una de aquellas enormes hojas que había visto antes hasta que encontró una, grande y redonda, con un largo tallo grueso. Volvió al refugio del árbol, rajó la parte de debajo de su camisa y se ató el tallo de la hoja con una especie de vincha, quedando su espalda cubierta, entonces, con mucho cuidado salió otra vez afuera tirando a Michiko por las axilas. Una vez afuera y siempre bajo la lluvia, la alzó sobre su espalda, tratando de cubrirla con la hoja de alocasia, colocó la mano mordida sobre su hombro y, sujetándola por la piernas, comenzó a caminar entre medio de las ramas caídas hacia el camino, bajo la torrencial lluvia, el viento y los truenos. El dolor de la pierna era insoportable, la sentía muy pesada y era un suplicio cuando apoyaba todo su peso y el de Daimon sobre ella, haciéndolo ver estrellas, pero estaba decidido a buscar ayuda lo más rápido posible, no sabía qué tipo de serpiente la había mordido, pero no debía perder el tiempo a juzgar por los síntomas y el tipo de mordedura.

Cuando llegó al camino, se desorientó un poco, sin saber muy bien por cuál dirección tomar, y se desesperó.

"¿Izquierda o derecha? ¡Dios mio! ¡No lo recuerdo! ¡Mierda!". Ya estaba por comenzar a llorar de la desesperación cuando miró hacia la dirección en donde estaba el árbol en el que se habían refugiado, y trató de hacer memoria desde el momento en que había comenzado la tormenta. "Bien. Ése árbol enorme estaba a la derecha, cayó el trueno, caminamos un poco más, y el otro árbol con el hueco estaba a la izquierda más adelante y vengo desde allí, así que, bien... Entonces, debo seguir por mi izquierda...". Giró hacia dicha dirección, y tratando de no dudar pero aún con miedo en su corazón, comenzó a caminar dificultosamente por entre las ramas caídas y el intenso dolor. El peso muerto de Daimon tampoco lo ayudaba mucho, pero estaba decidido a seguir adelante.

DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON (Doctor-X/Doctor-Y)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora