- Capítulo 24 -

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Me quedé estática por unos segundos, ¿qué se supone que debía responder después de eso?, verla alejarse para subir a su auto fue el detonante que me hizo reaccionar y evitar un problema más entre nosotras.

La tomé con fuerza del brazo para atraerla hacia a mí, la miré con determinación, primero sus ojos, luego su boca, coloqué una de mis manos detrás de su nuca y la acerqué a mí con lentitud y sumo cuidado.

– No sé qué fue lo que me hiciste – dije susurrando cerca de su boca – pero lo que sea que haya sido me encanta.

Puse mis labios sobre los suyos y con un poco de resistencia por parte de ella me dediqué a disfrutar ese momento, a saborear su boca, a jugar con su lengua, a morder delicadamente su labio inferior, me acerqué más a ella si es que eso era posible, la tenía acorralada entre la puerta del carro y mi cuerpo, ese beso debió considerarse como prohibido, pues aun estábamos en un lugar público, y la pesadez en nuestra respiración no ayudaba en nada.

Cada una abrió lentamente los ojos, la combinación de emociones dentro de nosotras aún permanecían, se podía notar en nuestra mirada. Dejé un último beso cerca de su mentón, me alejé de ella para abrirle la puerta y tomara asiento en el lugar del copiloto.

Mientras caminaba por la parte trasera del auto recibí una llamada de Lucía.

Al parecer había ocurrido un problema con uno de nuestros clientes en uno de sus servidores.

– ¿Quieres que vaya a la oficina o puedes hacerte cargo de todo? – pregunté con frustración en mi voz.

Yo me hago cargo, solo quería avisarte, ya hablé con nuestro equipo y si hubo una perdida monetaria mínima para nosotros, te envío la información en un rato más. – Abrí la puerta del auto y me coloqué el cinturón de seguridad.

–Cualquier cosa me avisas, Luci, voy a estar al pendiente por si necesitas algo. – la pesadez en mi voz fue notoria.

Daniela sin dudarlo me preguntó si estaba todo bien, le conté lo que sucedió y de inmediato me dijo que si quería podíamos ir a la empresa para saber que había ocurrido, pero me negué.

–Confío en Lucía y en que ya tiene todo bajo control. – asintió, no dijo más y solo se dedicó a prestar atención en su celular.

Quise desviarme del camino hacia su departamento y tomar otro rumbo, ella al darse cuenta del cambio de planes no dudó en hacer notar su inconformidad.

– ¿Qué se supone que haces?

–Vamos a ir a otro lugar, espero no arruinar algún plan. – dije de manera muy casual y con la mirada al frente.

–Yo no soy la que tiene planes y le tenga que cancelar a alguien más. – habló con frialdad en su voz, al parecer seguía molesta por lo de Fernanda.

Conduje hasta llegar al lugar al que la quería llevar, me estacioné y llamé a la persona que me ayudaría a entrar.

–Hola Joaquín, ¿cómo has estado?, – saludé al hombre del otro lado de la línea, – me alegra que estés bien, oye, necesito que me des acceso, – él rápidamente preguntó si ya había llegado al lugar –sí, ya estoy afuera, – confirmó y me dio el pase, le agradecí y finalicé la llamada.

Introduje el carro al estacionamiento, bajé y caminé hacia el lugar de Daniela para abrir la puerta y ayudarla a bajar. Sonreí tímidamente y la tomé de la mano para entrelazar nuestros dedos, pensé que se iba a resistir pero para mi sorpresa hizo más fuerte nuestro agarre.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora