- Capítulo 38 -

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Dos semanas habían pasado. Mi mano ahora estaba recuperada en su totalidad, con una cicatriz que se iba desvaneciendo conforme el paso del tiempo, pero al menos el dolor ya no estaba presente.

Las cosas en la empresa habían estado sumamente ocupadas, entre proyectos nuevos, algunos pendientes importantes y un viaje imprevisto que tuve que hacer a Seattle la semana pasada por motivos de urgencia para firmar un nuevo contrato que nos beneficiaría de una manera sorprendente, mi energía había quedado por el suelo en los últimos dos días.

Tuve la oportunidad de haber ido a ese viaje con Calle a Seattle, y realmente fue algo que pensé mucho, solo que al final decidí que no era la mejor opción, sabía muy bien que si eso pasaba lo poco o mucho que habíamos progresado nos haría volver a caer. Porque sabía que si nos sometíamos a ir a ese viaje, volveríamos al inicio, y nos quedaríamos ante el mismo ciclo de repetición, y yo no deseaba eso para las dos.

Primero debía arreglar todo mi desastre para entregarle completamente todo de mí.

Por ahora podría decir que las cosas con Calle iban por un buen camino, no podría decir que todo estaba completamente a la perfección, estábamos muy lejos de ello, pero al menos la situación entre las dos había mejorado después de esa discusión de hace dos semanas.

Discusión en la cual ambas estábamos bajo los efectos de los celos disfrazados de palabras que en el fondo necesitamos externar y de las cuales ninguna había dicho antes.

Por lo menos yo no le había dicho que la amaba, y no porque no lo sintiera, yo estoy enamorada de ella, lo he estado desde hace algún tiempo. Solo que quería esperar el momento adecuado para decírselo.

Aunque al final, no hay ningún momento adecuado para decir lo que uno siente.

Las cosas solo se dan, los sentimientos son para sentirse y para compartirse, en ese caso, yo quería gritar lo mal que Calle me tenía, todo lo que solo ella me hacía sentir, yo le había dicho que la amaba y lo profundamente enamorada que estaba por ella.

En estos catorce días no hemos tenido un acercamiento igual al de la última vez. Por mi parte he intentado mantener mi distancia con ella hasta que den por concluidas las cosas con Abisambra.

No había sido una tarea fácil el mantenerme alejada de ella, cada que la veía me daban unas tremendas ganas de comérmela a besos, por su parte, ella tampoco me ayudaba mucho, porque cada que ella quería o veía alguna oportunidad la aprovechaba para darme algunas miraditas juguetonas, coqueteos sutiles, y algunos otros no tan sutiles; algo que para nada me molestaba, al contrario, me hacía sentir esperanzas.

Esa mujer me hacía perder un poco la cabeza, y de cierta manera me encantaba.

Por otra parte, el proceso de divorcio había avanzado con un ritmo impresionante, no cabe duda que el trabajo de Fernanda es impecable. Hace unos días me comentó que todo el proceso se había acelerado al llegar a un acuerdo con el abogado de Abisambra, esa noticia era favorable, al menos no sería un problema más grande para ninguna.

Luego de que Fernanda hablara con el abogado de Abi y me dijera que el divorcio era por mutuo acuerdo y que ella no quería ni exigía absolutamente nada de los bienes que compartíamos, supe que al menos de alguna manera el arrepentimiento estaba en ella.

Así que por voluntad propia decidí que tal vez lo mejor era deshacernos del departamento que compartíamos en Miami y repartir el monto exactamente al 50% para cada una, era lo justo, pues ella también había aportado para la compra de este.

Y después de unos días realmente engorrosos y pesados, en cualquier día de esta semana ocurriría lo que sería el detonante para dar por finalizada una etapa de mi vida y dar comienzo a una nueva.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora