- Capítulo 45 -

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Si hace meses me hubiesen dicho que mi vida iba a dar un giro con un cambio tan drástico como el que ahora estaba viviendo, seguramente me hubiera reído hasta el cansancio.

Mi vida hace meses aparentemente era "normal", mi rutina, mis días, mi tiempo dedicado a cosas especificas al parecer eran de lo más habituales.

Ahora todo se tornaba mucho mejor.

Ahora estaba siendo feliz.

Con los ojos cerrados pude percibir una caricia de Calle sobre mi mejilla, me mantuve así por unos segundos, simplemente dejándome llevar por su suave tacto. Sus dedos recorrían con tanta delicadeza cada espacio de mi cara haciéndome sonreír involuntariamente.

Estaba agotada, pues había regresado de un viaje un tanto complicado en Boston, estuve fuera de Miami por una semana, y lo único que necesitaba era justo esto, estar cerca de mi novia dejándome consentir por lo menos un ratito.

La había extrañado mucho, y aunque se negó en un inicio por lo cansada que yo estaba la convencí de que me contara todo lo que había hecho en esta semana. Claro que habíamos hablado estos días por videollamada, pero a decir verdad, no podía dedicarle mucho tiempo porque ciertamente toda la situación en Boston me estaba consumiendo en su totalidad.

Percibí como detuvo sus movimientos, abrí los ojos para toparme con un par color avellana mirándome fijamente bajo una tenue luz en medio de la oscuridad.

―Te juro que eres lo más bonito que he visto en toda mi vida ―dijo con tanta ternura a la vez que pasaba su dedo pulgar por el contorno de mi boca. Dejé un dulce beso sobre su dedo que aún se encontraba en mis labios y pude jurar que todo el amor que sentía por ella se me desbordaba por los poros.

Es inevitable no amar a esta mujer.

Con Calle me quedó completamente claro que a pesar de todo lo que ha ocurrido en mi vida, hablando específicamente de mi pasado, que no es tan difícil volver a amar, que me enamoré profundamente, que está bien el romperse para volver a florecer y que con ella todo lo que me parecía inimaginable ahora me parezca de lo más natural y sencillo. Porque con ella volví a encontrarme a mí misma, con ella todos esos sentimientos que creí haber perdido en algún momento regresaron a mí de la forma más bella.

Y aunque parezca ilógico, con ella cada sentimiento era nuevo. Y me refería a ilógico porque se supone que en algún momento tuve que pasar por todo eso, pero no. Calle hacía que todo fuera aún mejor, mucho más intenso, mucho más profundo. Todo era nuevo solo por el simple hecho de que ahora aprendíamos de nosotras, tanto individualmente como también siendo pareja.

―Estoy tan enamorada de ti, Poché. ―Me regaló una sonrisa haciendo que todo lo que tenía por decirle se convirtiera en un beso que pudiera expresarle todo lo que me hacía sentir.

Nos acomodamos de tal forma que quedáramos frente a frente, prácticamente sintiendo la respiración de la otra a tan solo unos centímetros.

Al sentir sus labios unidos a los míos un suspiro se hizo presente, desconocí su procedencia porque estaba tan entretenida en disfrutar ese instante que no pude enfocarme en otra cosa que no fuera en nuestro beso.

Calle se encargó de acercar nuestros cuerpos tomándome de la cintura, logrando de esa manera que una de sus manos se introdujera en mi camiseta y comenzar así un recorrido por mi espalda con ayuda de la yema de sus dedos, enviándome un escalofrío por toda mi espina dorsal.

Todo iba tan lento, manteniendo las cosas en simples caricias y concentrándonos en nada más que en nosotras mismas. Sin ninguna otra intención, nos abrazamos dedicándonos a leves roces que nos ayudaron a quedarnos profundamente dormidas en esa postura.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora