- Capítulo 7 -

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Quedé impresionada de lo que estaba ocurriendo, jamás creí volver a verla, y justo tenerla frente a mí, sin alcohol de por medio y sin ningún hombre queriendo golpearla, me hacía sentir de alguna extraña manera, feliz.

­–Estoy empezando a cuestionármelo, no es muy común coincidir con una misma persona en diferentes sanitarios. – la misma castaña a la que había defendido la semana pasada en Space estaba parada frente a mí, realmente era una gran coincidencia encontrármela de nuevo y justo en casi las mismas circunstancias.

–Solo que ahora no me salvaste, de hecho fuiste tú la que ha querido golpearme esta vez. – dijo de forma juguetona.

–Lo siento, no sabía que habría alguien. ¿De verdad te hice daño, estás bien?

–Solo estoy bromeando, linda, no me pasó nada.

–Ok, ya estaba empezando a preocuparme. ¿Qué estás haciendo aquí, vienes seguido?

– ¿Al sanitario? Pues solo cuando es necesario. ­– rió muy fuerte al igual que yo por su contestación boba – no, mentira, de hecho es mi primera vez aquí, no conocía el lugar, al parecer es nuevo, ¿tú ya habías estado aquí?

–No, también es mi primera vez, vengo por motivos de trabajo.

–No cabe duda que el mundo es demasiado pequeño, me alegra mucho verte otra vez, y espero no sea la última, aunque quiero creer que el destino nos está juntando por alguna extraña razón.

–Estoy totalmente de acuerdo contigo... – no sabía su nombre, así que lo más sensato era averiguarlo – lo lamento, la primera vez no tuvimos la oportunidad de presentarnos.

–Lo sé y que lastima que esta segunda vez tampoco sabrás mi nombre. – dijo para dejarme aún más con la intriga.

– ¿Por qué? ¿Acaso no crees que merezco por lo menos saber cómo te llamas? Te rescaté la primera vez, creo que tengo beneficios por ello. Aparte, conozco a Laura, así que con solo preguntarle me dará información sobre ti. – Levanté una ceja e hice una sonrisa retadora, ella no tenía porque saber que Laura y yo no eramos del todo amigas.

–Sí, efectivamente te daré beneficios por ello, pero tendrás que ganarlo. Y mira, para que veas que no soy tan mala, no lo haré tan difícil, invítame a comer el fin de semana y te prometo que sabrás todo lo que quieras, ¿trato?

–¿Y por qué crees que haré lo que me pides? – seguí retándola

–Solo lo sé, aparte no es muy cómodo y divertido conversar sobre nuestra vida en un baño, y también consideremos que por lo que me dijiste al inicio, hay personas esperando por ti.

Abrí los ojos en modo de sorpresa, había olvidado por completo que tenía una reunión importante afuera y ya me había tardado más de lo que había querido.

–Ves, tengo razón, así que ya no te entretengo más, adiós, chica del baño. – pasó alado de mí y se acercó muy lentamente a mi rostro, tragué saliva, giró su cara algunos centímetros y me dio un beso en la mejilla.

Me quedé paralizada y solté todo el aire que había retenido.

-Adiós, chica misteriosa – ­pensé rápidamente en que aún no sabía nada de ella, cómo pretendía que nos viéramos si no tenía su número de teléfono ni nada – Oye, ¿y cómo se supone que saldremos si ni siquiera tengo tu celular?

–Dijiste que investigarías con Laura, ¿no?, aunque para seguir con todo nuestro jueguito de desconocidas, te recomiendo que obtengas esa información con la ayuda de su hermana, ¿Cómo es que se llama su melliza? – Pensó un segundo y recordó el nombre de mi amiga – ¡Lucía!, tal vez ella pueda ayudarte –guiñó un ojo y me regaló una última sonrisa para salir del entorno en el que estábamos y dejarme ahí con una muy enorme sensación alegre.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora