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Mi mente no pensaba, no razonaba, no existía ni un gramo de entendimiento dentro de mi ser, seguí besando a la mujer que estaba frente a mí, le había prácticamente confesado que sentía algo por ella, justo en ese momento fue cuando algo dentro de mi hizo clic y decidí apartarme.
Ella me tenía sujetada de las mejillas mientras yo tenía una de mis manos sobre su pierna y la otra en su cintura. Me alejé unos centímetros de su rostro, nuestra mirada aún seguía conectada, tenía todavía algunas cosas más que hablar con ella, una en especial que me atormentaba confesarlo, solo que me vi interrumpida porque ella tomó la palabra de inmediato.
–Si te soy sincera yo tampoco sé que me pasa contigo, te lo dije ese día en el estacionamiento de la clase de piano en Madrid, siento que ya te quiero. Y te juro que estoy pasando por un enredo mental grave.
Me tomó de la mano y me miró fijamente a los ojos.
–Solo tengo claro que no importa todo eso porque al final yo no estoy buscando complicarme más la existencia y tampoco a ti, no quiero involucrarme, no quiero involucrar sentimientos pero tampoco quiero que lo detengamos. Sé que tal vez todo lo que te estoy diciendo es contradictorio pero ya no sé cómo sobrellevar esto.
No sabía cómo reaccionar a todo lo que estaba diciendo, yo tenía muy claro que ninguna podía involucrarse pero también tenía claro que algo me pasaba con ella. Tal vez en el fondo las dos sabíamos exactamente la respuesta solo que intentábamos hacer de todo para no verla.
Me quedé callada, no supe que contestarle.
–Me gusta cómo se te ve. –Acercó su mano a mi cuello y sostuvo entre sus dedos el dije que me regaló, no me lo había quitado y no estaba en mis planes hacerlo – Piensa lo que hablamos. –Dijo eso último para tomar su cartera que estaba en el asiento, se acercó nuevamente a mí, esta vez dejó un beso en la comisura de mis labios y salió a toda prisa de la camioneta, yo solo me quedé ahí con mucho que pensar y con mil palabras en la garganta por decirle.
Con un caos en mi cabeza tuve que regresar a mi lugar de trabajo, aún tenía algunas cosas pendientes por terminar. Estaba entretenida leyendo unas notas de próximas renovaciones de contratos cuando escuché mi celular timbrar. Lo tomé, cuando vi en la pantalla de quien se trataba quise haberlo apagado, ¿por qué no he cambiado de teléfono o mínimo de número? Dije para mí misma.
Evitaba a toda costa cualquier contacto con mi querida esposa, no había nada de lo que tuviéramos que hablar, en todo caso Camila me diría cualquier información que fuera sobre trabajo.
Decidí desviar la llamada, lo que menos quería era agregar más drama a mi día.
La conversación que había tenido con Calle en el carro no me dejaba tranquila, era verdad cuando dije que no tenía idea de lo que estaba sintiendo, yo no entendía lo que me estaba haciendo con tan solo verla a los ojos, o que me sonriera, o simplemente su presencia, ella había podido conmigo en muchas formas y eso me daba miedo.
Y no solo miedo a yo salir lastimada, sino todo lo contrario, miedo a yo hacerle daño a ella.
Ya todo se había vuelto complicado, ella de cierta forma ya me dijo que me quiere, aunque ni ella lo entendiera, pero al menos lo dijo. Yo ni siquiera he dado por terminado mi matrimonio y ya me he enredado con ella 2 veces. Y por si fuera poco también Fernanda me hacía todo aún más difícil. Las cosas cada vez se me complicaban más.
¿Y si solo mandaba todo a la mierda y me arriesgaba?
De pronto me surgió una loca idea junto con un recuerdo de una charla que ya había tenido con la castaña.
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Siempre Tuya, Siempre Mía | Caché
FanfictionSon impresionantes los cambios que puede dar la vida en tan solo un segundo. La vida es tan impredecible, que a veces lo que esperamos nunca llega y es lo inesperado lo que llega a cambiarnos todo. Acompáñame a conocer esta historia. ¿De verdad el a...