- Capítulo 12 -

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Sus palabras me habían tomado totalmente desprevenida, me quedé congelada ante lo que me acababa de decir, se generó una tensión extraña en el ambiente, al parecer también ella lo notó y de inmediato retomó la palabra.

–Me refiero a que te quedes aquí en mi departamento, o sea, no conmigo aquí en mi cuarto, hay más habitaciones, no es que no quiera que estés conmigo, bueno no, lo que trato de decir... – Con un enredo de palabras sonreímos al instante. –Bueno, quiero pensar que tú me entiendes.

–No te preocupes, Dani, no quiero causarte molestias, yo solo venía a dejarte y ya te acompañé literalmente hasta la puerta de tu habitación, así que es mejor que me vaya.

–Quédate, ya es muy tarde, no quiero que salgas así, por favor. Ya hiciste mucho en traerme y no puedo dejar que te vayas a tan altas horas de la noche. Hay una habitación de invitados, puedes dormir ahí. –me dio una mirada suplicante, se veía tan tierna que no pude negarme más. – ¿Qué dices?

–Ok, aceptaré solo porque me estoy muriendo de sueño, pero solo una cosa, – asintió para que yo siguiera hablando ante el problema que me había surgido. –Mi carro está afuera, no lo puedo dejar ahí.

–Cierto, tu precioso Aston Martin DB11, debo confesarte que me encanta, y por supuesto ya lo había contemplado, ahorita mismo llamo al portero del edificio para que suba por la llave y lo meta al cajón de invitados. –Acepté, de manera inmediata llamó a la persona dándole las indicaciones correspondientes.

–¿Ya te sientes mejor? – Volví a preguntar el cómo se sentía, aparentemente se veía mejor de como habíamos llegado. Haciéndome saber que ya estaba mucho mejor, nos interrumpió el intercomunicador indicándonos que el señor ya había subido, con un botón de acceso desde su habitación retiró el sistema de seguridad de la puerta principal para que yo pudiera abrir y entregar mi llave. Agradecí a la persona y regresé con Daniela.

–Aquí podrás descansar, – caminamos a la habitación de enfrente para que yo la ocupara –te prestaré un pijama mío, espero no tengas problema con ello, en realidad casi yo no los ocupo porque prefiero dormir en ropa interior. – Noté cierto tono rojizo en sus mejillas tras lo mencionado. Le agradecí su amabilidad.

–Descansa, Dani, ¿segura ya está todo bien? – Pregunté por enésima vez.

–Sí, todo bien, ya solo falta que me des un besito en la frente y me cuentes un cuento para que te parezcas a mi madre. – Soltó una risita seguida a la mía. –Buenas noches, Poché.

–Buenas noches, Calle.

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Desperté por el sonido proveniente de una llamada entrante a mi celular, en un momento dejó de sonar dejándome saber que habían terminado la llamada. Revisé quién me había marcado, me sorprendió mucho al ver el sobrenombre Mi amor en las llamadas perdidas, debía cambiar eso ya mismo porque solo me generaba un dolor de cabeza inminente.

En espera de una segunda llamada que no volví a recibir, decidí no llamarla yo, yo no tendría por qué buscarla. Quise tomar una ducha antes de bajar, imaginaba que Calle seguiría dormida después de la noche que pasó, entré al baño de esa recamara en la que estaba para comenzar con mi aseo personal.

Me coloqué nuevamente la ropa que tenía puesta ayer por la noche, salí de la habitación, al instante percibí un olor exquisito, así que guiándome por eso llegué a la cocina, Dani estaba preparando el desayuno, me quedé parada en la entrada de la cocina observando sus movimientos, no me había notado, tenía el cabello húmedo, al parecer también había tomado una ducha.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora