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Caminando por las calles de Miami me daba cuenta de lo bella que era esa ciudad, rara vez apreciaba el clima caluroso, muy pocas veces me detenía a apreciar el mar frente a mis ojos, o a las personas caminando por las calles haciendo su vida, platicando, riendo, jugando, disfrutando su momento.
No soy del tipo de persona que pasa observando cada detalle de su alrededor, nunca lo he sido, siempre he preferido mantenerme y encerrarme en mi propio espacio y entonces si maravillarme con lo que hacía, ya sea mi trabajo, mi estudio, mis cuadros, mis amigos, mi familia. Nunca me había detenido a mirar a mí alrededor con interés.
Mucho menos era del tipo de persona que se tomaba un tiempo para entrar a una cafetería y sentarse en medio del establecimiento solo para ver por el ventanal la vida pasar.
Las cosas habían cambiado considerablemente a mi favor en este último mes, con Daniela todo estaba siendo perfecto, cada día nos encargábamos de demostrarnos el gran avance que íbamos teniendo. Ella ahora se había convertido en un pilar importante en mi vida.
También había hablado con mi papá y con mi hermana sobre mi vida y los cambios recientes que había hecho, sabía que no tenía por qué darles explicaciones a los demás, pero en el caso de mi familia consideraba que al menos tenían que estar enterados, pues no podía llegar un día a su casa simplemente de la mano de otra persona, y aunque Abi nunca fue de su total agrado debía al menos mencionarles que ya no estábamos juntas.
No me sorprendió la reacción de mi papá al decirme que si era feliz con mis decisiones entonces todo estaba bien, ni tampoco me sorprendió Vale al decirme que le alegraba que por fin haya terminado con esa relación. Pero lo que más felicidad me dio fue escucharlos decir que esperaban ansiosos el poder conocer a Calle. Definitivamente adoraba a mi pequeña familia.
Respecto a Abisambra todo seguía manteniéndose estrictamente bajo términos laborales, y justo hace una semana habíamos concluido con la mayoría los trámites para obtener parte de sus acciones que su papá me ofreció, y aunque la cantidad monetaria fue realmente muy baja se debía realizar todo bajo contratos, firmas, abogados de ambas empresas y aclarar detalladamente los actos responsables que cada una tendría.
Y respecto a la salud de su papá, ya había mejorado mucho, y aunque evitaba todo tipo de contacto que no fuera de trabajo no podía evitar preocuparme por él, porque de verdad me sentía muy agradecida por todo lo que había hecho por mí.
Y por ahora, lo que era mi estudio comenzaba a tomar forma de mi nuevo hogar, pues el departamento que compartía con Abi ya tenía nueva dueña. Lucía decidió dejar la casa de su familia para comenzar a vivir con más libertad su vida, y sin ningún inconveniente fue ella quien lo compró.
Alejando mis pensamientos, recargué el codo sobre la mesa de aquella cafetería para después poner mi barbilla sobre la palma de mi mano, y de esta manera poder mirar a los ojos a la mujer que tenía frente a mí. Y es que, si me parecía espectacular mí alrededor, mirar a Calle a los ojos era realmente impresionante.
Sus ojos, su sonrisa, su mandíbula, sus pómulos, el ligero tono rojizo que tomaron sus mejillas por el calor que hacía afuera, su cabello, sus labios, su rostro, todo de ella era tan perfecto que me parecía irreal.
Tenía un mechón de pelo cayéndole por un costado de la frente, acerqué mi mano para pasarlo detrás de su oreja y me regaló una de esas sonrisas tiernas que tanto me gustaban.
Absorbí el líquido de mi vaso disfrutando de su sabor y agradecí internamente que fuera una bebida fría, porque la temperatura de ese día estaba siendo tan bochornoso que si caminabas por las calles por al menos veinte minutos sentías que te asfixiabas.
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Siempre Tuya, Siempre Mía | Caché
FanfictionSon impresionantes los cambios que puede dar la vida en tan solo un segundo. La vida es tan impredecible, que a veces lo que esperamos nunca llega y es lo inesperado lo que llega a cambiarnos todo. Acompáñame a conocer esta historia. ¿De verdad el a...