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Me despedí de Fernanda acordando que yo después le confirmaría si nos veíamos el viernes o no, tenía que pensarlo.
Lo importante para mí en ese momento era alejarme de esa incómoda situación. Lucía y Calle se despidieron de ella muy normal, solo que Calle nunca volteo a verme. No cruzó ninguna mirada conmigo, trataba de evitarme.
Ella no tendría porque estar molesta conmigo, no había razones para que Calle se molestara. No dije nada, solo caminamos las tres rumbo al ascensor, lo cual fue aún mas incómodo porque ninguna dijo nada. Bajamos en el piso correspondiente caminando a nuestra oficina cada una.
Le di una mirada a Lucy para que me siguiera y entrara conmigo detrás a de mí.
–¿Ya me puedo reír de ti? –Dijo ella obviamente burlándose.
–No es para nada gracioso, Lucía. ¿Qué tanto vieron ustedes? ¿Crees que Calle me odie para toda la vida?
–Que exagerada eres, pero sí, tal vez te odie, pero si te sirve de algo es probablemente que la odie más a ella. Vimos todo Poché, y si me permites decirte algo con todo el amor que te tengo, eres una pendeja.
–Gracias. –El sarcasmo se podía notar.
–Es obvio que esté molesta, mira, hablé hace rato con ella, esa mujer es espectacular, Poché. No puedo decirte todo lo que hablamos porque no estaría bien de mi parte. Pero la estás cagando. Tienes que hablar con ella y decirle lo que está pasando contigo, con Abisambra y ahora con Fernanda. Si ella se llega a enterar por otras personas todo saldrá mal. –No entendía por qué me decía todo eso.
–¿Y qué hago? O sea se supone que entre ella y yo nada es serio, solo hemos estado juntas dos veces y ya. Ella dejó claro todo, no puede enojarse por algo que ni yo sabía que iba a pasar.
–A veces sueles ser tan torpe. Pero está bien, si no le quieres decir es tu problema. –Dijo y salió de mi oficina. ¿Qué carajo le pasaba ahora a ella?
Dejé que las cosas se calmaran por sí solas, no busqué a Daniela, no la llamé, ni siquiera quise salir en toda esa tarde para no encontrármela por los pasillos. Lucía tampoco había regresado a verme, no entendía que fue lo que habló con Calle que de pronto solo se puso de su lado a defenderla.
Terminó mi día y solo quise ir a mi casa a descansar, no quería pensar en nada, tomé mis cosas y me dirigí a mi auto.
Cuando llegué a mi apartamento un sentimiento de tristeza me inundó, me sentía sola, mi vida dio un cambio por completo en cuestión de días. Me senté en uno de los sillones de la sala, tapé mi cara con mi antebrazo, y me puse a pensar en todo lo que había estado pasando. Solté un suspiro pesado al recordar a Abisambra, sentí que las lágrimas comenzarían a salir pero me rehusé a que eso pasara. Sacudí la cabeza para deshacerme de todos esos recuerdos, quité el brazo de mi cara y dirigí la vista a la mesa que estaba al lado de mí topándome con una foto de ambas.
La tomé entre mis manos, sabía perfectamente lo que tenía y debía hacer para continuar de una buena vez con mi vida.
Me levanté de inmediato, busqué una caja y comencé a tomar todo lo que me recordara a ella, inicié por todas las fotos, ya no había marcha atrás, debía darle fin a ella y continuar.
Seguí con cada una de sus cosas, su ropa, zapatos, regalos que alguna vez le di, cartas, todo quería sacarlo ya.
Cuando me di cuenta de todo el desastre que tenía en todo el departamento vi todas las cosas que estaban ya en cajas, todavía faltaba muchísimo, no llevaba ni un tercio de todas sus cosas, ahora debía pensar en como mandar todo eso a Nueva York o en su defecto a la basura. Vi la hora en mi celular, pasaban de las 10 p.m. y yo ni siquiera había comido. Busqué un domicilio y de inmediato hice mi pedido.
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Siempre Tuya, Siempre Mía | Caché
FanfictionSon impresionantes los cambios que puede dar la vida en tan solo un segundo. La vida es tan impredecible, que a veces lo que esperamos nunca llega y es lo inesperado lo que llega a cambiarnos todo. Acompáñame a conocer esta historia. ¿De verdad el a...