- Capítulo 34 -

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Luego de todo el drama ocasionado dentro de esa sala, me fue muy difícil mantenerme tranquila, tenía sentimientos encontrados respecto a Abi, estaba molesta con ella por darse la autorización de hablar sobre algo que no le correspondía y al mismo tiempo tenía un sentimiento extraño, como si mi cuerpo mantuviera alguna presión y de momento colapsara pero para sentirme en paz.

Y aunque ella también era parte de mi problema no debió involucrarse y enfrentar a Calle solo porque sí. No tenía derecho alguno sobre ese tema.

–No tenías por qué haber hecho eso – dije seriamente a Abisambra mientras tomaba mis cosas para salir de la oficina.

–Lo siento, pero creo que no es justo... – la interrumpí, me parecía ilógico que justamente ella quisiera decirme lo que debía hacer con mis problemas.

–Tú no me hables de lo que es justo o no para mí, de verdad que no tenías por qué hacerlo. Hablar con ella era algo que me correspondía a mí – aunque quería estabilizar mis emociones no podía solo dejarlo pasar y comportarme como si nada.

–Lo sé Poché, y lo siento. – La mirada que tenía era sincera, igual ya no podía hacer nada, Calle sabía la verdad, no de la manera que yo hubiese querido pero al menos lo sabía.

–Da igual, ya no importa. – Pasé de largo para dirigirme a la salida, necesitaba tomar aire y calmarme. Pero antes de salir me dirigí a Abi nuevamente. – No estoy en disposición de ver a tus padres, discúlpame con ellos. – Tomé la manija de la puerta, y una pregunta invadió mi mente –¿Sabes de qué es lo que quieren hablar tus papás conmigo?

–Sí, – se sentó en el borde de aquella alargada mesa y se cruzó de brazos – sí sé lo que te dirán, pero esperaré a que ellos te lo digan, ahorita no es el momento adecuado. No te preocupes no es nada malo, después coordinamos para verlos antes de que se vayan. – Acepté y salí de esa sala.

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Después de cancelar lo que restaba del día, la mejor elección era ir a mi lugar seguro, necesitaba estar sola, pensar, aclarar mi mente y por un momento solo estar conmigo misma.

Mi estudio como ahora lo llamaba, me hacía sentir plena, últimamente he estado más tiempo aquí que en mi propio departamento y eso me ha ayudado bastante en distraerme de todo y de todos.

Solo que esta vez no podía concentrarme en nada, en nada que no fuera en ella. En Calle.

Caminé por todo mi piso, solo daba vueltas en círculos sin sentido, no había camino que pudiera recorrer más que esas cuatro paredes.

No podía sacarme de la cabeza lo que pasó hace algunas horas, su expresión confusa y dolida, su mirada llena de tristeza. Hubiera preferido contarle todo yo misma, que supiera todo pero desde mis palabras, que me hubiera dado la oportunidad de decirle lo que pasaba, de lo que sentía, pero simplemente no me dejó. Y en parte la entiendo, cualquiera que estuviera en su lugar sabría que lo que hice estuvo mal.

¿Ahora qué podría hacer?

Una parte de mí necesitaba salir corriendo e ir a buscarla, hablar con ella, explicarle todo, que me escuchara y arreglar las cosas a como éramos antes de todo este desastre, ¿qué me detenía?, probablemente mi parte razonable me hacía aferrarme a la idea de que ella no quería saber más de mí, que debía dejarla en paz y ya no seguir arruinando todo como hasta ahora.

Tomé mi celular para ver la hora, era casi media noche, también noté que la batería de mi celular estaba a punto de agotarse, genial, lo que me faltaba, pensé.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora