- Capítulo 11 -

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Me sorprendió mucho verla, era evidente que no esperaba encontrarla y menos en esa situación, de alguna manera me sentía incómoda de que Calle me hubiera visto besar a Fernanda.

– ¿Qué haces aquí, Dani? –Pregunté curiosa, ya que me parecía muy extraño encontrarla en ese lugar.

–Al parecer Lucía no te contó, ella me invitó pero no pude llegar antes, tuve algunas cosas que hacer. Le marqué a Lucy para saber en qué parte estaban pero te vi salir y bueno, no quise incomodarte, solo esperé a que tu novia se fuera para poder acercarme a saludarte. No quería interrumpir.

–No, ella no... –Quería dejarle en claro que no tenía ninguna relación con Fernanda, no entendía por qué pero sentía la necesidad de explicarle mi situación sentimental. Me fue imposible porque en ese momento llegó mi amiga e inmediatamente abrazó a Daniela.

–Entremos, chicas, la noche es joven y tenemos mucho por bailar. –Dijo divertida, se notaban ya los tragos que había ingerido.

–Esperen, vengo con alguien, solo que no sé en dónde se... oh ahí está –Señaló hacia la dirección opuesta en la que nos encontrábamos, me ganó la curiosidad y volteé para ver a esa persona que sin duda me dejó sumamente sorprendida. ¿Cómo carajo es que se conocían?

–¿Qué demonios haces aquí, Laura? –Preguntó Lucía igual de sorprendida que yo.

–A mí también me da gusto verte, hermanita.

–No entiendo nada. –Una confusa Daniela se quedó observando la escena, la realidad era que nadie entendía absolutamente nada. Lucy solo se limitó a rodar los ojos y su molestia era palpable igual que la mía, no quería averiguar la relación que Calle y Laura tenían. Solo me adentré al lugar y caminé hacia nuestra mesa ignorando a la pareja que había llegado.

La otra hermana Villa también se sorprendió al ver a Laura, para Ana María, Juana y los otros dos chicos no era tan complicado el estar con ella y con Dani, pero para mí amiga y para mí el ambiente se había vuelto incómodo.

Tenía muchas preguntas en mi cabeza, quería enfrentar a Calle y pedirle explicaciones sobre Laura, cómo era que se conocían, cuál era su relación, y no es que me interese en su totalidad, solo quería saber, informarme ante esa situación, yo sabía que no tenía ningún derecho a cuestionarla pero me parecía sensato dejarle en claro que debía tener cuidado con la melliza de mi mejor amiga.

Verlas bailar e interactuar me ponía en un estado que ni yo misma entendía, mi ánimo había disminuido considerablemente y aunque yo estaba con mis amigas, me era inevitable voltear a verlas.

–¿Por qué te ves tan molesta de ver a mi hermana con esa chica? –Ana María se había percatado de mi actitud, y no dudo en hacérmelo saber.

–Ni yo misma sé para serte sincera, tal vez es mi lado protector de conocer muy bien a Laura y el hecho de que Dani está siendo vulnerable ante ella. – No tenía explicación razonable mi molestia.

–Yo no creo que sea por eso, pero si tú lo dices. – Noté cierto tono de sarcasmo en sus palabras, no hice caso y seguí viéndolas bailar muy juntas.

Eran cerca de las 2 a.m., todos a mí alrededor se encontraban más que borrachos, incluidas mis amigas y sus acompañantes, yo solo me divertía de sus expresiones. Había decidido dejar de observar a la pareja, me sentía como una psicópata y al parecer funcionó porque ya no sentía eso extraño al tenerlas cerca.

Por un instante perdí de vista a la castaña, Laura se encontraba tan borracha que no sabía ni lo que pasaba a su alrededor. Busqué con la mirada a Daniela y logré verla a lo lejos batallando en caminar con dirección a los sanitarios, no perdí el tiempo y me levanté al instante para ayudarla.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora