- Capítulo 15 -

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Tal como me lo había indicado tardé 15 minutos para estar lista, eso era tiempo récord para mí, ni siquiera sabía hacia donde nos dirigíamos y aunque le pregunté decenas de veces no quiso revelarme nada.

Entramos al elevador para ir al piso del estacionamiento, eso me hizo dudar un poco, tendríamos que ir hacia la salida del hotel para tomar un taxi o en todo caso para caminar.

–¿Por qué estamos en el estacionamiento? ¿Acaso eres una asesina en serie y me engañaste para traerme para acá y nadie pueda ver lo que haces conmigo?

–Sí, exactamente eso es lo que soy y lo que haré contigo. –Detuve mis pasos, ella solo se giró y comenzó a reír. –Eres una boba, Poché. Renté un auto, eso de andar por la ciudad en taxi no me está gustando y prefiero tener yo el control.

Nos montamos al auto y comenzó a manejar por las calles de Madrid, ninguna había hablado otra vez, decidí conectar mi celular al estéreo del carro. En modo aleatorio puse el dispositivo, comenzó a sonar Kiss Me de Olly Murs.

Comencé a cantar en voz baja, casi ilegible, no pasaron ni 30 segundos cuando escuché que ella se había unido a la melodía. Si pudiera describir uno de mis momentos favoritos hasta el momento este estaría dentro de mi top 10. Disfruté tanto compartir ese pequeño espacio con ella, nos detuvimos gracias a la luz roja del semáforo y volteamos a vernos.

Esos ojos me estaban cautivando de una manera indescriptible, algo estaba sintiendo tan solo con verla, noté que ella hacía lo mismo, entramos a un juego de miradas, observé todo su rostro, hasta que caí es sus labios, esos jodidos labios, quería probarlos, quería sentirlos, quería tenerlos para mí. Aparté la mirada para regresarla a sus ojos, me observaban tan detenidamente, yo solo quería lanzarme a ella para besarla.

Sentí que el tiempo se había detenido, que solo existimos ella y yo, yo sabía que ella quería lo mismo, se notaba porque me veía de la misma manera en que yo lo hacía. ¿Y si me arriesgo a besarla?

Lastimosamente todo mi pensamiento fue Interrumpido por el sonido del claxon del carro de atrás, la luz había cambiado.

El ambiente se sentía un poco más tenso de lo que ya era, así que para disiparlo comencé a hablar.

–¿Quieres jugar? –Pregunté tímidamente sin voltear a verla a los ojos. Ella solo asintió. –¿Qué prefieres, comer siempre tu comida favorita o tener un menú variado de la comida que más odias?

–Uy, es buena eh, creo que me voy por el menú variado, puede que lo llegue a amar en algún momento. –Reí ante su respuesta.

–Ok, otra, ¿qué prefieres, conseguir la mitad de tus sueños sin ningún esfuerzo o trabajar con todos tus esfuerzos para lograr todos?

–Trabajar es chévere, que aburrido sería no tener nada que hacer y conformarme con lo que tengo y ya. Obviamente elijo la segunda opción.

–Me gusta eso. A ver, ¿qué prefieres, poder hablar con los animales o saber todas las lenguas existentes en el mundo?

–Obviamente poder hablar con los animales, pero no que hablen como una persona sino con palabras clave, tipo comida-comida, parqué-parqué, y así. –Reímos al mismo tiempo por su interpretación. –Pero ahora yo te pregunto, ¿qué prefieres, perder la capacidad de comunicarte con los demás o que todos sepan lo que piensas?

–Ush, que extremista eres, pero que miedo que toda la gente sepa lo que pienso, así que elijo perder la capacidad de comunicarme.

–Perfecto, también elegiría eso. ¿Qué prefieres, no poder ducharte en un año o andar por un mes desnuda? Todas tus actividades serían desnuda.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora