- Capítulo 10 -

908 37 20
                                    


-


Habían pasado ya cuatro días desde que Daniela Calle había comenzado a trabajar con nosotros, la verdad es que su desempeño cada vez más me sorprendía, no podía tener queja alguna sobre su trabajo, todo lo estaba haciendo perfectamente bien y me tenía bastante sorprendida. Su papá no mintió cuando me dijo que realmente tenía conocimiento en el área de negocios y poniendo todo mi voto de confianza en ella tomé la espontanea decisión de que sería la persona correcta para generar nuevos contactos y de esta manera otorgar tanto a nuestros usuarios como a futuros clientes un valor agregado que sé que funcionará a la perfección.

Era viernes, ya habíamos terminado todo lo de la agenda de esa semana, estaba guardando mis cosas para ir a mi departamento, solo quería llegar, pedir un domicilio y dormir por un día entero. Pero efectivamente mis planes se habían venido abajo cuando Lucy entró a mi oficina para decirme que tenía planes para nosotras esa noche y que me tenía una maravillosa sorpresa, no pude decir que no y zafarme de ella, su método de convencimiento siempre era tan útil así que logró convencerme, me dijo que invitaría a algunas personas más y que nos veríamos ya en el lugar porque tenía que pasar por alguien antes de encontrarnos. Acepté y me surgió la rápida idea de también invitar a Fernanda, habíamos estado hablando estos días por mensaje, y tenía muchas ganas de verla, se había convertido ya en una amiga, al final ella ya sabía un poco de mi vida personal, así que la llamé para indicarle la hora en que pasaría por ella a su departamento.

Tomé mis cosas y salí de mi oficina, Andrea todavía estaba por terminar unos pendientes que tenía para cuadrar unas citas de la próxima semana, le indiqué que en cuanto terminara eso ya podría retirarse, también se merecía un rato libre.

Al llegar a mi apartamento escuché una llamada entrante en mi celular, vi de quien se trataba y sin pensarlo contesté al instante.

–Hola mi bebé, ¿cómo estás? –Saludé a la persona al otro lado de la línea.

–Holiiiii, estoy bien, pero ya quería hablar contigo, te extraño como no tienes una idea, ya quiero verte y abrazarte y molestarte y salir y todo.

–Yo te extraño mucho más hermanita. –Cuatro meses eran los que habían pasado sin ver a Vale, no había podido visitar a mi familia, extrañaba con todo mi ser a mi papá y a mi hermana. –Prometo que en cuanto me libere un poco de mi trabajo voy a visitarlos, necesito de ustedes.

–Sabes que aquí las esperaremos. Me urge verte. –Por supuesto que ni mi papá ni Valentina sabían sobre mis problemas con Daniela y no pensaba contárselo por llamada, ya me daría el tiempo de ir a Bogotá y sentarme a platicar con ellos acerca de mi matrimonio, aparte de que ni yo sabía que era lo que debía hacer. Platiqué unos minutos más con mi hermana, pero me tuve que despedir para llegar a la cita con mis amigos.

Decidí tomar un baño, ya tenía en mente que usaría así que no perdería mucho tiempo buscando, unos jeans negros, un top color vino y una chaqueta de piel negra a juego con unos botines.

Llamé a Fer para avisarle que ya estaba abajo esperando por ella, no tardo mucho cuando la vi salir de la portería de su edificio.

–Pero que guapa te ves. –Su comentario me hizo sentir un poco tímida y solo me reí para contestar con un gracias. –Hola, Poché. –Subió al auto y antes de colocarse el cinturón de seguridad se acercó a mí para darme un beso en la mejilla y un pequeño abrazo el cual correspondí.

–Tú también te ves muy bien, ¿cómo has estado? –pregunté amablemente, y aunque no se había perdido la comunicación estos días por mensaje no era lo mismo que hablar en persona.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora