- Capítulo 40 -

806 41 30
                                    

-


...

Con una sonrisa seductora volvió a acercarse a mí para tomar mi labios con fuerza y jugando provocativamente con su lengua dentro de mi boca.

Sin pensarlo mucho retiré también el saco que yo llevaba puesto. Introduje una de mis manos por debajo de su camiseta para tocar parte de su abdomen y recorrí lentamente hasta llegar a la parte trasera de su cintura empujándola hacia adelante para sentir de alguna manera su cuerpo más pegado al mío.

Ella sin limitarse apretó sus piernas sobre las mías en cuanto puse mis labios sobre su cuello haciendo un extenso recorrido entre mordidas leves, succionando sin intenciones de dejar marca y pasando mi lengua por el lugar que yo sabía que era su perdición. Con ayuda de su mano derecha apretó mi cabeza de forma sutil haciéndome notar que quería que mantuviera mi atención en esa área en específico.

Necesitaba con urgencia el poder recorrer, tocar, besar y disfrutar cada parte de ella.

–Poché – habló con dificultad, hice un leve sonido para hacerle saber que la escuchaba – debemos parar – contra mi voluntad, dejé mi tarea en su bello y alargado cuello para poder observarla detenidamente.

Los labios hinchados y con un tono rosado más intenso, junto con el cabello alborotado solo daba indicio a lo que estaba ocurriendo entre las dos. Estaba más que claro que yo no quería detenerme pero aun así contra mis más profundos deseos tuve que hacer lo que me pidió

–Te juro que te deseo tanto y que me estoy muriendo de ganas por volver a estar de esta forma contigo, pero debemos parar – se relamió los labios aun estando sobre mí – Quiero que esta vez hagamos las cosas bien, y si seguimos con esto terminaremos por arruinarlo otra vez. – Asentí tratando de recuperar la respiración – ¿lo entiendes, verdad?

–Por supuesto que lo entiendo, tienes totalmente toda la razón. – Sonreí para hacerle saber que estaba todo bien – Solo dame unos segundos, por favor – dije tratando de recuperar el aliento. Sin decir más y estando en la misma posición la abracé con ambos brazos poniendo todo el cariño que sentía para que ella de alguna manera pudiera percibirlo, coloqué mi cabeza sobre su pecho, ella me correspondió colocando su barbilla sobre mi cabeza y atrayéndome más con sus brazos aplicando un poco de fuerza.

Luego de unos segundos en completo silencio solo con el sonido de nuestras respiraciones de fondo decidimos apartarnos. Calle se puso de pie y extendió su mano para que yo la tomara y así lo hice.

–¿Puedo pedirte algo? – preguntó colocándose a mi lado.

–Lo que quieras

–Duerme conmigo – creo que mi cara mostró todo tipo de expresiones porque ella de inmediato lo notó. – Solo quiero dormir contigo, prometo que no pasara nada – levantó la mano como en forma de promesa poniendo una carita de súplica.

Accedí a su petición, con una sonrisa llena de satisfacción agarró mi mano para dirigirnos hasta su recamara.

Le pedí un cepillo de dientes, ella sin problema me regaló uno nuevo que tenía dentro del mueble del baño. Y así cada una se dedicó a realizar su aseo bucal.

No negaba que me sentía nerviosa de pasar la noche juntas, en su casa, en su cama específicamente. Pero también una inmensa alegría invadió mi ser al reconocer el gran avance que estábamos dando.

Sin decir nada, nos metimos dentro de su cómoda cama con toda la disposición de dormir, pues el cansancio en ambas era notable, y no era de más, pues ella había llegado de un vuelo y yo había pasado la noche anterior en mi estudio por lo cual no pude descansar totalmente.

Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora