Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]

Capítulo 23: ¿Alagada o cabreada?

Capítulo 23: ¿Alagada o cabreada?

[Narra TN________ ]

El viaje no había sido pesado. Con Paul, era fácil hablar, expresarse, en general. No le había contado porqué me quería ir de la casa de los Cullen, y él tampoco me había preguntado, cosa que agradecía. En cambio, era evidente su notable esfuerzo por intentar distraerme y hacerme reír.

También había notado su calidez corporal, al ayudarme a abrocharme el cinturón, tenía las manos tan frías que casi no notaba mis dedos, de haber estado esperando fuera del coche, lo había intentado torpemente en vano.
Le pregunté sin pensar siquiera si debía, nos acabábamos de conocer, pero él simplemente había sonreído y me había contado montones de cosas sobre los hombres lobo y su manada.

-Bueno, ya hemos llegado. - habló Paul sacándome de mi ensoñación.

-Sí, es verdad. - dije mientras frotaba mis ojos. - Muchas gracias, Paul. La verdad que me has ayudado a salir de una situación incómoda y encima me has traído a casa.

No me había desabrochado cuando le vi pasar por delante del coche a través de la luna delantera, en dirección a mi puerta. La abrió y esperó a que saliera para cerrarla.

-De verdad. No sé cómo agradecerte.- volví a decir.

-No tienes que hacerlo, sólo lo he hecho por el coche. - soltó a la vez que se apoyaba en el vehículo y me guiñaba un ojo, con una pose bastante chulesca. - Menudos cochazos tienen los Cullen.

No pude evitarlo y me eché a reír. Era gracioso y simpático, y la verdad, ese ego fingido era muy divertido.

[ Narra Edward]

Salí con rapidez de la casa para montarme en mi coche y salir del terreno de nuestra propiedad, viendo por el retrovisor como Esme, Carlisle y Bella salían de la casa.

No quería pensar más en ello.

Solo necesitaba ver a TN________, disculparme y quizás hablar. Me moría por llegar a su casa, entrar por la ventana  y besarla con la necesidad que me inundaba por dentro. Aunque, sabiendo que estaba molesta, quizá no sería la mejor idea o sí.

No sabía que me encontraría al llegar, a lo mejor, ya se le habría pasado o estaría pensando en todas las cosas que me diría por comportarme de esa manera. Pero lo que no imaginaba era lo vi al llegar.

Paul y ella estaban en la calle, hablando y riendo alegremente. La chica que se había ido de allí molesta conmigo, no mostraba ni un ápice de malestar frente al creído ese. Sin quererlo ni buscarlo, mi mente se nubló.

[Narra TN________ ]

-Lo tendré en cuenta. - dije riéndome.- Volveré a hacer de damisela en apuros en otra ocasión para que puedas coger otro prestado.

-Me parece genial, sobre todo por la compañía. - me contestó sonriendo y mirándome de arriba hacia abajo, haciéndome sonrojar levemente. ¿Eso había sido lo que yo creía? - Por cierto, estabas allí, o sea en su casa...- dijo más despacio. Le miré desconcertada, sobre todo por su cambio de actitud. - De los Cullen. ¿Eres amiga de la familia? O quizás...¿Ese chico y tú...? - me miraba dubitativo y sin mantener la vista más de un par de segundos seguidos.

-¿Te refieres a Edward? - pregunté.

-Sí. - contento asintiendo. - El que apareció de repente en el claro esta tarde.

-Bueno, no sabría decirte. - miré tras de él perdiendo la vista en el bosque.- Pensaba  que había algo entre nosotros, pero ahora no estoy tan segura. - volví a centrarme en el moreno frente a mí. - La verdad, no creo que quieras escuchar sobre mi de mal de amores. - Seguí hablando mientras un coche aparcaba en frente. Estaba oscuro y no se veía quien era, hasta que la figura llegó a nosotros en un abrir y cerrar de ojos. Era Edward.

-¿Interrumpo?- preguntó sin siquiera saludar colocándose a mi lado, tan cerca que parecía que marcaba territorio. No sabía si me alagaba o me cabreaba.

Le miré brevemente, pero antes de poder decir algo el moreno se me adelantó.

-Sí ya sabes que sí, ¿por qué preguntas? - le dijo a la vez que se erguía echando los hombros atrás.

-Porque me da exactamente igual. - se giró hacia mí tomándome suavemente por el codo. - ¿Podemos hablar?

- De hecho...- fingí mirar un reloj inexistente en mi muñeca. - Va a ser que no, es tarde. Debería entrar en casa, hace frío y estoy cansada.

-Ya la has oído. - añadió Paul, añadiendo más incomodidad a la situación.

- Es entre nosotros, no te metas, chucho. - gruñó Edward.

- Que yo sepa no hay ningún "nosotros" entre ella y tú. - Paul dio un paso hacia delante. - Precisamente de eso estábamos hablando. ¡Ah! Y por cierto, soy un lobo. -dijo arrugando la frente. - Chupasangre estirado. - susurró con desdén y gesto enfadado.

- De verdad estoy cansada y no tengo tiempo para esto. - dije señalándoles simultáneamente a ambos. - Buenas noches. - añadí yendo hacia la puerta de la casa. Puede que quisiera molestar algo más al vampiro, por lo que me giré una última vez hacia ellos. - De nuevo, gracias Paul.

Antes de cerrar la puerta pude ver cómo Edward fruncía aún más el ceño mirándome sin pestañear.

Mientras subía las escaleras escuché como un coche arrancaba y se ponía en marcha. Al llegar a mi habitación, abrí la ventana para asomarme y ver cuál de ellos se había ido. Vi cómo Paul se alejaba con el coche de Alice, mientras que Edward me miraba desde la acera.

Algo dentro de mí, pedía a gritos que le llamara y otra parte de mí que cerrara la ventana y me acostara. No había decidido que hacer cuando le vi moverse como una ráfaga fugaz hasta subir a mi ventana. Sonreía victoriosamente. "Maldición..." me dije a mí misma. Había leído mis pensamientos y había encontrado un resquicio de esperanza.

-¿Puedo entrar? - preguntó.

Ahí estaba, después de haberme ignorado y salir corriendo hacia su ex. Seguía molesta, pero pensar que había llegado poco después que yo significaba que podría haberse dado cuenta de su forma de actuar y hubiera venido tras de mí, pero tampoco quería hacerme ilusiones. Con él, cada momento era imprevisible, podía empezar bien y acabar mal o viceversa.

- TN_______, no voy a cansarme de estar aquí colgado pronto, pero me gustaría estar más cómodo para que hablemos apropiadamente. Así qué...¿podrías dejarme pasar? - hablaba extrañamente tranquilo, lo que me molestaba aún más, encima jugaba con ventaja, sabiendo lo que pienso antes de decirlo.

-Pasa. - dije cediendo al fin.