Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]

Capítulo 51: Ir o no ir, esa es la cuestión.

Capítulo 51: Ir o no ir, esa es la cuestión.

[Narra TN________]

Llegamos a la entrada en poco tiempo, y justo antes de cruzar la puerta Miranda me sostuvo firmemente de la muñeca.

—Solo te voy a pedir un favor, por mí y por tu padre. — hizo una pausa y soltó su agarré para tomarme de la mano. — Piensa detenidamente en venir con nosotros.

—No tengo que pensarlo, no voy a ir. — contesté.

—Pero, ¿por qué? — apretó sus dedos en torno a mi mano casi como con cariño. Evité su mirada. — ¿Es porque está muy lejos?

—Allí no tengo a nadie.

—Nos tienes a nosotros. ¿No te basta? — agachó su mirada a nuestras manos.

—No es eso, es que...

—¿Tienes miedo? Quiero de decir, de la Guardia, los Vulturis...— preguntó, a lo que no contesté. — Los Vulturis no son tan malos como los pintan, ni Aro es tan cruel. De hecho, yo creo que es justo, tiene una gran responsabilidad a sus espaldas, y para mantener el secreto y el control debe actuar de forma que no le agrade a todo el mundo.

—No les conozco y a juzgar por lo que he escuchado de ellos prefiero no hacerlo. Si lo que os preocupa soy yo, venid a verme de vez en cuando, yo voy a estar aquí. — sugerí.

Si de verdad querían volver a mi vida, eran ellos los que debían esforzarse en involucrarse conmigo. No iba a abandonar mi vida ni mi rutina por dos personas que, aunque compartieran su genética conmigo, los acababa de conocer.

Solté su mano y entré al interior sin mirar atrás. Edward me saludó desde el final de la escalera. Subí hasta él para abrazarle, su olor, su temperatura, todo él me llamaba diciéndome que él era mi hogar. Mi lugar estaba ahí, con él, con su familia y la mía. Quería mantenerme cerca de Molly y Brian todo el tiempo que pudiera alargarlo.

—¿Qué tal ha ido? — me preguntó tomándome de la cintura.

—Bastante bien. Diría que mejor de lo que pensaba. — le di un corto beso en los labios. — Bueno, hasta que ha vuelto a mencionarme lo de Italia.

—No puedes ir, TN________. Serán tus padres, pero allí las cosas funcionan de una manera diferente. Aquí estás a salvo, allí en cambio no. Si decides ir, iré contigo, no pienso separarme de ti nunca, pero allí no se puede desobedecer a los Vulturis, lo digo en serio, son la autoridad.

—Lo sé, lo sé. No iré, así que no te preocupes. — susurré apoyándome en su pecho.

[Narra Edward]

Unos golpecitos en la pared nos sacaron de nuestra pequeña burbuja, Miranda nos observaba desde abajo. Sonreía.

—Qué bonita pareja hacéis. — dijo cruzándose de brazos. Me miró fijamente con los ojos entrecerrados. Pude ver que había escuchado nuestra conversación y no estaba nada contenta. Cuando traté de indagar más en su mente me habló. — Edward, intenta cuidarla.

La mujer salió disparada sin decir nada, estaba claro que huía de mí. Desde que habían aparecido por primera vez intentaba estar a solas con TN y mantenerse alejada de los demás. Al igual que Demetri, que se excusaba contantemente para atender supuestas llamadas o distraía a mi padre en su despacho. Algo ocultaban y necesitaba saberlo.

Acaricié en cabello de TN_______ y besé su frente.

—Voy a hablar con Carlisle. Ahora vuelvo. Si quieres, Alice está en el balcón con Tom.

[Narra TN________]

Edward desapareció escalera abajo y me dirigí hacia el balcón. Era cierto que a pesar de que Tom me había dejado mejor impresión, había hablado menos con él. Como si Miranda tratara de monopolizarme desde que llegó, o puede que simplemente tratara de agradar a su hija y recuperar algo de tiempo perdido, o quizás es lo que yo quería creer.

—Hola. — susurré desde atrás. Ambos dejaron de darme la espalda para mirarme sonrientes.

—Hija...— se rascó la nuca. — Perdona...TN________, supongo que será extraño para ti que te llame así, intentaré tener cuidado con mis palabras.

—Gracias. — pude decir con una media sonrisa. Alice me hizo una señal con la cabeza y desapareció sonriendo. Sabía que trataba de darnos algo de intimidad, pero en ese momento no la necesitaba, si no compañía.

Había sido incomodo escuchar cómo me llamaba hija, era un completo desconocido, pero, aun así, tenía otro tipo de sentimiento cuando estaba cerca de él. Era un detalle que se pusiera en mi lugar.

Caminé hasta la baranda y me apoyé en el borde observando el bosque. Tom se unió a mí quedando a mi casi mi misma altura, mirando al frente sin decir nada.

—No pasa nada si no quieres venir, pero la verdad me gustaría mucho que lo hicieras. Sé que no es forma de recuperar el tiempo perdido, porque al fin y cabo, hemos estado ausentes. Pero eres mi hija, mi bebé de dos meses al que tuve que abandonar sin que me dieran otra opción y me gustaría conocerte a ti. La chica que ha crecido sin mí, sin nosotros. La mujer en la que te has convertido. — apoyó su mejilla en la palma de su mano.

Vimos a Miranda y Demetri aparecer de entre los árboles, ¿cuándo se habían marchado?

—¿Qué diablos...? — maldijo en un susurro y noté como comenzó a ponerse nervioso. Sus ojos miraban a todos lados, como si pensara en algo o tratara de encontrar algo en su cabeza. — Voy a buscar a tu madre, a ver si convencemos a Demetri sobre quedarnos un poco más. No será tiempo suficiente el que nos conceda, pero no quiero despedirme aún.

Salió disparado sin dejarme decir nada. Esperé en la misma posición en la que me había quedado y no pasó mucho hasta que le vi arrastrar a Miranda del brazo hacia el interior del bosque. Ella trataba de resistirse, pero él la sujetaba con fuerza y tiraba de ella, hasta que no pude verlos más.

No entendía lo que pasaba y quizá no debería interferir, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados. Así que bajé y salí de la casa para seguirlos.