Capítulo 44: De vuelta a la normalidad.

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Capítulo 44: De vuelta a la normalidad.



[Narra TN________]

—¡Mi niña! — mi madre soltó la taza nada más verme para venir hacia mí apresurada. — No puedo creer lo mucho que te he echado de menos estos días.

Me estrechó en sus brazos, apretando tan fuerte como su cuerpo le permitía, podía notarlo, incluso eso. Cuando su cabello se deslizó hacia atrás dejando su cuello bajo mi rostro, me separé bruscamente.

—Mamá, he estado bien. Y cerca, si hubierais querido verme podíais haberos pasado. — dije tratando de parecer lo más natural posible.

"¿Por qué me ponía a la defensiva?".

—Siempre que llamábamos a Esme o Carlisle estabas de senderismo o en Jacksonville. — reprochó mi padre desde el otro lado de la isla de la cocina. — ¿A mí no me abrazas?

Miré a Edward sin pensarlo, me quedé petrificada sin querer y hasta que no le vi asentir mi cuerpo no pudo reaccionar. Me acerqué y le abracé brevemente. No podía seguir allí mucho más tiempo. La boca "se me hacía agua con su olor" y comenzaba a no poder pensar con claridad.

—Estoy cansada, así que creo que voy a acostarme ya. — anuncié poniéndome de pie.

—Entonces yo me voy ya. — Edward se acercó a mí y me besó la mejilla. — Te espero arriba. — dijo en un susurro contra mi oído. — Buenas noches.

Mis padres se despidieron de él agitando las manos. Edward salió por la puerta y segundos después ya sentía sus pisadas en el piso de arriba.

—Hasta mañana. — dije yendo hacia las escaleras.

—¿No vas a contarnos que habéis hecho todos estos días? — mi madre se levantó colocando los brazos en jarras.

—Estoy cansada, mamá. Mañana. — les di la espalda cuando mi padre me interrumpió de nuevo.

—¿Qué te pasa? — me miró desde el taburete. — ¿Ha ocurrido algo?

—Tu padre tiene razón, estás rara. Tú no eres así de fría.

—Entonces, según tú, ¿cómo soy? — inquirí mirándola fijamente.

—No sé qué ocurre. Solo sé que en otras ocasiones me hubieras dado besos hasta hartarte y me habrías pedido que hiciera algo mientras nos contabas todo lo emocionante de estos días. — soltó más molesta de lo que pensé que estaría con la situación.

Emocionante. Mi mente viajó entre los recuerdos de los últimos días, desde lo sucedido en la cabaña de Sam, la vigilancia en esta misma casa, ver a Paul sufrir por no poder corresponderle y lo sucedido en la fábrica, sin contar con mi yo actual "una vampira neófita en periodo de adaptación, parcialmente adolescente preocupada por el futuro próximo". Porque claro, no había caído hasta ese momento, pero desde la transformación dejaría de envejecer, y... ¿eso como encajaba en la historia con mis padres?

Les di la espalda y fui hacia las escaleras. Había subido unos cuantos peldaños cuando mi padre me tomó de la muñeca haciéndome mirarle. En su respiración y la velocidad de su pulso notaba como se sentía.

—No se lo tengas en cuenta, ya sabes como es. Y te ha echado mucho de menos. — dijo acariciando el dorso de mi mano. Cubrí su mano con la mía.

—Lo sé, pero a veces es tan... insufrible. Estoy cansada y quiero acostarme, es solo eso. — le miré directamente. — No sé cómo puedes aguantarla.

Mi padre me sonrió y se fue sin decir nada más. Al girarme me encontré con la mirada dorada de Edward observándome desde la oscuridad del final de las escaleras.

Cuando llegué a él escuchamos voces en la cocina.

—No te aguanto. — gritó mi padre dirigiéndose hacia el salón.

Nos quedamos escuchando un poco hasta que sentimos el sollozo de mi madre. Me sentía fatal, porque obviamente yo había propiciado esa pelea.

Miré a Edward en busca de consuelo, pero él estaba absorto en un punto invisible perdido en el infinito con el ceño fruncido y un gesto desconcertante.

—¿Estás bien? — le pregunté tirándole del brazo.

—Sí... es solo que... no, nada. — hizo una pausa antes de volverse hacia mí. — No importa. Vamos a la habitación.

Me tumbé en la cama dándole vueltas a lo ocurrido minutos antes.

—No te preocupes, es una pequeña riña, se les pasará. — me dijo tumbándose a mi lado.

—No lo sé. Edward, ellos nunca discuten. Mi padre es muy pacífico, ella suele ser la que se altera y alza la voz, el escucha pacientemente hasta que se calma y al final se reconcilian. Es la primera vez que escucho que mi padre le grita de esa manera, y además se ha ido dejando la conversación a medias. Eso no es propio de él. — me acurruqué en su pecho, se me hizo un nudo en la garganta y me descubrí tratando de retener unas lágrimas que no iban a salir. Mi cuerpo tenía memoria y se siente extraño con cada cosa que debería ocurrir siendo humana. Era contradictorio. — En parte siento que es culpa mía. Si no me hubiera comportado así.

—No es algo que puedas arreglar ahora mismo, así que vamos a fingir que duermes y veamos que ocurre mañana. — Edward besó mi frente. — Lo has hecho muy bien. Te has contenido y estoy muy orgulloso de ti.

—Ya, pero mi actitud y mi forma de reaccionar...

—Poco a poco, no te exijas demasiado. Para ser la primera vez ha ido muy bien. Sabía que serías capaz. — me abrazó antes de besarme.

Nuestros labios se juntaron en un tierno beso, pasé las manos por su cuello y le acaricié el rostro. Él me acercó juntando completamente nuestros cuerpos. Ese momento fue cuando sentí su calor, el verdadero calor de Edward. Ya había notado que había dejado de sentirle frío, si no que estábamos a la misma temperatura y esa era una sensación agradable y reconfortante.

Edward era lo más maravilloso que me había ocurrido en la vida, mudarnos había puesto mi mundo patas arriba, pero me había permitido enamorarme de él, y eso no lo cambiaría por nada. 

Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora