Capítulo 50: Nada tiene sentido.

2.1K 182 5
                                    

Capítulo 50: Nada tiene sentido.



[Narra TN________]


—¿Y ahora qué quieres? — pregunté sin girarme a mirarla.

—Nada, solo estaba preocupada por tu reacción y salí a ver cómo estabas. — respondió Miranda.

—No hace falta. — respondí girándome a mirarla directamente.

El ambiente era tenso, sentía arder mis entrañas por su prepotencia, su forma de inmiscuirse en mi vida cuando hacia menos de veinticuatro horas que había regresado a ella. Edward y Emmett se marcharon en silencio sin quitarnos la vista de encima hasta que llegaron a la entrada.

—No seas tan dura con nosotros. — me reprendió.

—Ya os lo he dicho, no tenéis derecho a exigirme nada. Estoy así por vosotros. Lo llevo como puedo por vuestra culpa. Por el revuelo que habéis liado esta tarde y aparecer de la nada. ¿Por qué precisamente ahora?

—No elegimos sobrevivir de esta forma. ¿Preferirías que estuviéramos muertos? — se echó el pelo hacia atrás. — ¿Hacemos eso? ¿Fingimos que no nos hemos reencontrado y salimos de tu vida? ¿Eso quieres?

—No estoy diciendo eso...

—Pero tampoco pareces dispuesta a darnos una oportunidad. La eternidad es muy larga, así que no te preocupes. Seguiremos siendo tus padres, tómate tu tiempo para pensar y avísanos. — se giró hacia la casa y emprendió el camino de vuelta al interior.

—No te vayas así. — le pedí.

Detuvo sus pasos y dio la vuelta para mirarme.

—No sé qué hacer ni qué decir. Parece que todo lo hago mal. — pasó sus manos por su cara y volvió a mirarme.

No me acostumbraría pronto a esa mirada roja intensa ni a lo que significaba. Mi madre estaba hecha una verdadera manipuladora. Los juegos de palabras eran lo suyo, eso estaba claro. Y hacer sentir culpables a los demás seguro que era su especialidad.

"¿Mi madre? Mi otra madre. Madre biológica... No suena real. Es extraño."

—Seguramente nos vayamos en un par de horas y ya que nos has dejado bastante claro que no vas a venir con nosotros, ¿podríamos pasar un rato juntas? — tendió su mano hacia mí. Como si tratara de firmar un absurdo acuerdo de paz. — No puedo recuperar a mi hija, así como así, ni ganarme tu confianza en un par de horas solo por ser tu madre. Así que me gustaría hablar, y saber cosas sobre ti. Podríamos empezar por contarme como llegasteis aquí, o como conociste a los Cullen, incluso saber cómo te enamoraste del estirado ese. — rio divertida ante mi ceño fruncido. ¿Estirado? — Aunque debo admitir que es muy guapo.

—No es tan estirado. — susurré.

—Seguro que no. — bromeó dándome un codazo. — ¿Entonces? — movió su mano frente a mí y cedí.

Al coger su mano tiró de mí y me obligó a correr siguiéndola. Atravesamos parte del bosque y llegamos a la frontera con La Reserva. El silencio de alrededor solo acentuaba el sonido de la corriente del río. La luna llena se reflejaba en el agua e iluminaba todo a nuestro alrededor.

—Pasamos por aquí mientras buscábamos la casa de los Cullen. — dijo tranquilamente. — Me gustó bastante. Y no me equivocaba, es precioso de noche.

—Sí, es increíble. Nunca había venido aquí por la noche.

—Así que, los Cullen, ¿no? — se sentó en una de las grandes rocas que delimitaban el río. — ¿Cómo fue?

—Fue sin más. — me senté a su lado. — Todo por mi madre, ella conoció a Esme y a partir de ahí cada vez nos veíamos más. — noté como al pronunciar las palabras "mi madre" ella se movía incomoda en su sitio. — Luego me hice amiga de Alice y todo fue surgiendo solo. Son una familia muy unida y siempre nos han tratado muy bien.

—Ya veo. Se ve que son agradables, bueno, y amables. No cualquiera acepta a vampiros de la Guardia en su casa sin rechistar. — añade.

—Supongo.

"Tampoco es como si hubieran tenido otra opción."

—¿Y Edward? — preguntó riéndose, provocando que yo también me riera.

—Él fue más difícil, al principio me evitaba, pero...

—¿Cómo? Espera. ¿Tú fuiste la que le persiguió? — estalló en carcajadas.

—Más o menos, pero solo un poco. Soy irresistible, no podía rechazarme eternamente.

La conversación fluía sola, las risas y bromas estaban continuamente presentes entre nosotras. Seguía siendo extraño, no la veía de forma materna, no como una madre, aunque lo fuera no podría. Pero, quizá si como una amiga, y no estaba mal para empezar. Estaba casi segura de que podíamos empezar por ahí. Sin forzar nada.

Aun así, había algo que seguía haciéndome sentir incomoda con ella, cambiaba de humor rápidamente. Estaba siendo divertida y amable, pero hacia un rato había sido la reina de la manipulación, jugando conmigo a su beneficio. Había gritado lo mucho que me había extrañado como madre, pero ni se conmovió al ver a su hermana y su cuñado, incluso hizo una broma, muy mala, sobre borrarme de su memoria.

No sabía qué pensar de ella, ni sobre su comportamiento, pero al fin y al cabo la sangre nos unía en más de un sentido, ella y Tom habían aparecido en cuanto les dieron permiso para poder verme, por lo que sí que les debía una oportunidad.

—Y, ¿cuál es tu don? — preguntó de la nada, sacándome de mis pensamientos.

—Es complicado. — No quería darle información sobre eso. Menos aun sabiendo que después volvería con Aro, y Carlisle nos había pedido que fuéramos cautelosos sobre esto.

—Vamos cuéntame más. Conozco muchos tipos de dones, en la Guardia hay muchísima gente con habilidades extraordinarias.

—No sé mucho sobre esto, Carlisle me está ayudando a saber exactamente de qué se trata y ver cómo controlarlo. — desvié la vista al agua.

—Pero, dime, ¿haces algo en concreto? ¿Qué ocurre cuando lo utilizas? O, ¿no te das cuenta cuando lo haces? — siguió insistiendo.

—Realmente no me apetece. Miranda, me incomoda hablar de esto. Lo siento. — me levanté. — Creo que deberíamos volver.

—Perdona, no quería... Solo estaba curiosa. Tu padre tiene un don, yo también. Después de saber que tú también, me entusiasmé. Siento como si fuera la única herencia que hayamos podido dejarte. Aunque sé que no tiene nada que ver, eso va con la persona y la suerte, pero deja que piense así. — me dedicó una leve sonrisa antes de incorporarse. — Venga, vamos.

Comenzamos a caminar, pero aligeré el paso hasta acabar corriendo en dirección a la casa de los Cullen, en el fondo temía que sacara el tema de nuevo y no saber cómo evitarlo. 

Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora