Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]

Capítulo 7: Encuentro.

Capítulo 7: Encuentro.

[Narra TN____________ ]

Alice y yo estábamos sentadas en la mitad de las escaleras, mientras ella hablaba sin parar sobre Jasper. Sonreía y se reía contándome porque estaban hechos el uno para el otro.

- Alice, de hecho, quería decirte algo. -la miré dubitativa. - Perdona por interrumpirte. - dije con una sonrisa nerviosa.

- Claro, bombardéame a...- vi cómo se perdía en algún punto de la pared de detrás mía. No hablaba ni se movía, y mantenía la boca entreabierta. - ...preguntas. -musitó volviendo en sí. - Quiero decir, pregúntame lo que quieras.- dijo ya con una media sonrisa. No entendía ni podría explicar ese cambio de expresión y actitud.

- Es sobre tu hermano, el que debería ir a clase... Cuando he salido fuera he visto a alguien en el segundo piso, y de lejos no le visto bien, pero no le conocía...¿Era él? - la duda me tenía en vilo. Había querido preguntarle desde que entré.

-Puede ser... Seguro que sí sería Edward.- dijo sonriendo ampliamente . De verdad que no hay quien la entienda, bueno Jasper podría contar, supongo. - Si le has visto es que debe haber terminado lo que hacía. Incluso puede ser que baje o quizá debamos subir nosotras. Sí, eso será mejor. ¡Vamos! - exclamó poniéndose en pie.

Me levanté más rápido de lo debido y perdí el equilibrio. Cerré los ojos y esperé por el estrepitoso golpe, en cambio, sentí como unos brazos me rodeaban, se sentían fuertes y firmes, por lo que no serían de mi amiga, cómo había pensado en un primer momento. Abrí los ojos y parpadeé varias veces, no podía creer que a solo unos centímetros tenía a Edward, el misterioso hermano Cullen, agarrándome para que no cayera.
Debería estar procesando cuando había aparecido, cómo me había cogido, o lo rápidos que parecen ser en esta familia, incluso debería estar dándole las gracias; pero mi mente se había sobrecalentado y se había perdido en su mirada. De lejos, esos ojos no parecían tan increíbles, ni capaces de reflejar tanta intensidad, una mirada que estaba desarmándome por dentro, haciendo que no pudiera escapar de ella e impidiendo que salieran palabras de mi boca.

Cuando parecía que le había visto medio sonreír, volvió a su expresión seria y me ayudó a incorporarme.

-Edward. Encantado. - dijo manteniendo la corta distancia que había entre nosotros.

Juraría que justo después escuché a Alice decir algo como: "Esto ya lo había visto. Lo sabes." Pero no estaba muy segura.

-Eh... Encantada. - dije casi tartamudeando. - Soy TN________. -Me presenté y me lancé a darle dos besos sin pensarlo mucho.

No sé si su cara expresaba susto, sorpresa o ambas.

-No te sientas especial, a mí también me ha besado. - dijo Emmet apareciendo desde el salón. Y de recompensa por su comentario gracioso recibió un golpe en el brazo de la rubia que se acercaba detrás de él.

- Hombre. Te has dignado a aparecer. - soltó Rosalie con tanta ironía que podía cortarse la tensión que desprendía.

-Sí. Debería ir a terminar de presentarme.- dijo Edward yendo a donde nuestros padres.

-Cuidado, son demasiado cariñosos. - dijo tan bajo que era imposible que lo escuchara, pero sí, el se giró a mirarla.

"Son raros o tienen superpoderes...", pensé con ironía.

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Algo dentro de mí me obligaba a buscarle con la mirada constantemente, sabía que estaba siendo demasiado obvia, ya que él estaba apartado, de espaldas ojeando la librería tras de mí,  haciendo acto de presencia, pero sin interactuar con los demás.

Los demás hablaban y hablaban, del pueblo, de los hijos, del instituto y sus trabajos. Y yo seguía observando los movimientos del chico se ojos ámbar que no paraba de sacar libros y volver a colocarlos.
También me di cuenta de cómo la cara de Esme se iluminaba al ver a su hijo entrar en la sala y le dedicaba sonrisas de vez en cuando. No sabía de qué hablar o como introducirme en las conversaciones, además de que Alice había desaparecido junto Jasper, y comencé a fijarme en detalles, más allá de Edward, cómo, por ejemplo, el nivel de limonada en los vasos de los padres Cullen no había disminuido, mientras que mi madre ya llevaba dos.

No sabía cuánto más duraría la visita ya que aún era media tarde y faltaban un par de horas para la cena, así que le pedí las llaves a mi padre con la intención de buscar mi cuaderno de dibujo.

-Señora Cullen, si vuelve Alice...¿Podría decirle que estoy fuera?

-Claro TN________, se lo diré. - contestó sonriendo.

Salí y tras coger mis cosas, volví al árbol dónde estaba apoyada cuando vi a Edward por primera vez. Cuando me senté me di cuenta de que los grandes ventanales dejaban ver el interior. Y empecé a dibujar el exterior de la casa. Algunos detalles no se veían bien desde el lugar y me acerqué.
Me acerqué tanto que podía ver a través de las ventanas lo suficiente bien como para ver a Rosalie jugar con Emmett o a mi padre de pie frente a cuadro junto a Carlisle. Sin poder evitarlo, busqué a Edward, y ahí estaba, junto dónde le había dejado al salir. Me apoyé en el bordillo y mi mano se movió sola, deslizando el lápiz sobre el papel sin darme tiempo a pensar porqué le dibujaba. Como marcaba esa mandíbula esculpida por los dioses, la posición de sus manos al sostener el libro entre ellas, la forma de arrugar su frente como si estuviera concentrado, o la seriedad que reflejaban sus labios.
En ese momento pensé en cómo me había sostenido en la escalera y lo cerca que habíamos estado, sentí como me ruborizaba y me reí de mí misma al sentir como el pulso se me había acelerado un poco recordando ese momento. Al levantar la vista Edward estaba riéndose.