Capítulo 40: ¡Corre!

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Capítulo 40: ¡Corre!





[Narra TN________]

Me levanté y corrí tambaleándome por el asfalto de los aparcamientos, hasta una cabina de vigilante medio en ruinas. El pomo oxidado cedió fácilmente y pude entrar. Me metí bajo la mesa que había en ese pequeño espacio y utilicé la silla para cubrirme parcialmente.

Ya sentada en el suelo con las rodillas pegadas al pecho, fui consciente del dolor que sentía en la pierna. Estaba completamente oscuro y no podía ver, así que tanteé mi muslo con la mano, noté la tela rasgada y como mi mano se humedecía, la zona afectada ardía al tacto. Olfateé mi mano, y el olor caliente a sangre me inundó, al igual que la realidad de mi situación. Me había herido al caer y eso significaba que había dejado un rastro, no iban a tardar en encontrarme y a esas alturas no podía hacer nada. "Esta vez acabaré muerta o muy mal parada.", pensé.

—Edward...— fui capaz de susurrar contra mis rodillas. Los ojos no tardaron en humedecerse y las lágrimas en cubrir mis mejillas. Nunca había tenido tanto miedo en mi vida. Nunca hubiera imaginado estar en una situación así.

Los segundos se hacían eternos y no podía parar de sollozar, en el algún momento encontrarían mi rastro o me escucharían en el silencio que nos rodeaba, pero por más que trataba de contenerme, me era imposible. Un fuerte golpe contra el cristal me hizo brincar en el sitio y golpearme en la cabeza. El neófito pegó su cara al cristal para mirarme burlón, retrocedió un par de pasos para después romper el cristal de un solo movimiento. Inconscientemente bajé la cabeza y cerré los ojos esperando que entrara por mí, pero no ocurrió, cuando levanté la mirada, el vampiro no estaba. Estiré el cuello tratando de atisbar alguna figura.

—¡Emmett! — grité al verle.

—¡Quédate ahí! Nosotros nos encargamos. — dijo sonriente.

Comencé a llorar de nuevo, pero esa vez fue de alegría. Me habían encontrado y estaban ahí por mí.

Rosalie apareció unos minutos.

—¿Estás bien? — preguntó, a lo que solo asentí. — Edward y los demás vienen de camino. Se fue tras decirme aquello.

Era la primera vez que Rosalie parecía ser considerada, aunque dada la situación, tampoco podría ser de otra manera. Escuchaba los gritos y los gruñidos producidos por la lucha. ¿Aguantarían hasta que los demás llegaran para ayudarles? Había muchos más neófitos de los que podrían llegar a imaginar. Victoria había hecho muy bien sus deberes y se había asegurado de que al menos, su bando superara en número a los Cullen y los hombres lobo. Salí del pobre escondite para mirar el exterior, pero no me dio tiempo a asomarme cuando Riley apareció arrancando la puerta.

—Hola, princesa. — se agachó a mi altura para mostrarme su perversa sonrisa y me agarró por el brazo, tiró de mí hasta subirme a su hombro.

Avanzó con prisa por el aparcamiento mientras le golpeaba la espalda con toda mi fuerza y pataleaba contra su torso. A lo que en respuesta recibí un fuerte apretón de su mano contra mi cintura, sus dedos se clavaron en la parte de piel desnuda que dejaba ver la postura en la que me tenía sometida, arañándome sin piedad.

Entramos por la misma puerta que yo misma había abierto justo un rato antes y me soltó contra uno de los bidones.

—Has resultado más divertida de lo que esperaba, tienes coraje para ser una simple humana. — dijo mirándome fijamente. — Pero, aun así, no me gusta que me den problemas. — se inclinó hacia mí. —Mientras mueras, imagino que a Victoria le dará igual cómo, no puedo esperar a que decida ella. Y menos mientras nos atacan. — dio una vuelta sobre sí mismo. — Al menos no podrán salvarte.

Victoria le había lavado el cerebro a este pobre muchacho, no conocía a ninguno de ellos, pero según los Cullen, la pelirroja era pura malicia y locura.

Se abalanzó sobre mí y esperé el impacto, nuevamente el destino volvió a sorprenderme cuando noté unas manos frías en mis brazos, Edward trataba de ayudarme a levantarme. Le abracé sin pensar en nada más, el simple hecho de que estuviera ahí me hacía sentir más segura, aunque no más tranquila. Edward me abrazaba con fuerza, el tacto frío de su rostro contra mi cuello erizó mi piel.

—Estás aquí. — le susurré.

—Nunca te abandonaría, ya lo sabes. Ha sido un infierno estar sin ti. — contestó apretándome más haciendo que gimiera de dolor. — Lo siento, estás malherida y yo...

—Ahora estoy bien. — dije antes de besarle suavemente.

Apoyé la barbilla en su hombro y me cargó en brazos para sacarme de allí, entonces vi a Paul en su forma lobuna luchando con Riley.

—Edward no, tienes que ayudar a Paul. Riley es muy fuerte.

—No, antes tengo que ponerte a salvo. — dijo furioso.

—No, Edward, por favor. — comencé a moverme en sus brazos a pesar de mis dolores, no podíamos dejar a Paul solo, sin saber si vendrían más vampiros. — Edward, si le pasa algo, no me lo perdonaré nunca, por favor.

Edward se dirigió a una esquina bastante oscura y me apoyó contra la pared.

—Quédate aquí y no te muevas, no hagas ruido. — me besó la frente y se giró para marcharse.

—Ten cuidado. — susurré mirando su espalda.

Me levanté para inspeccionarme a mí misma, la poca claridad del entorno no me dejaba verme bien y di un par de pasos. Un neófito me atacó desde las sombras tirándome al suelo. Tras él llegó Rosalie que no dudo en saltar sobre él. Jasper ya había dicho que cuando están recién transformados son mucho más fuertes y eso se notaba. Miré alrededor, en busca de algo que me ayudara a plantarle cara y vi un barrote fino y oxidado tirado a pocos metros de mí. Lo agarré y no dudé en correr hacia el vampiro, se lo clavé en el costado, pero eso no le detuvo, aunque sí le distrajo lo suficiente para que Rosalie se librara de su agarre y se subiera a sus hombros, le agarró la cabeza con fuerza y se la arrancó. Entonces ella me tomó de la mano y comenzó a correr buscando la salida. Un par de vampiros nos acechaban entre la maquinaria. La rubia me hizo una señal con los ojos para que me fijara en un pasillo a nuestra derecha. Nos tenían acorraladas.

—¡Corre! — gritó dándome un empujón en dirección al corredor, me dio la espalda mientras esperaba que la atacaran para llegar a mí.

Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora