Capítulo Siete

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La carta de amor olvidada en el tiempo: Enigmas de un joven corazón
Parte Dos

Los pequeños niños aún no se querían dar por vencidos, no habían tenido suerte en encontrar el lugar indicado en las cartas, y ya se habían cruzado con personas que eran parte de la historia del profesor Agasa. Unos instantes los niños decidieron el hacer una pequeña pausa, querían refrescarse antes de emprender camino y el adulto les había comprado unas bebidas, el encogido detective se separó unos instantes de sus amigos para hacer una pequeña llamada.

El timbre sonaba de la otra línea, pero nadie contestaba, el encogido bufo por lo bajo, y guardo su celular perteneciente a Shinichi en el bolsillo de la chaqueta azul que portaba, tal vez si fuera ella no contestaría, pero ¿qué significaba lo que se encontraba en la carta de la chica de quien se encontraba enamorado? Apretó el papel dentro de su bolsillo, la volvería a leer más tarde, cuando acabe este misterio que el inventor había dejado en el grupo de infantes. Conan volvió con sus amigos para seguir resolviendo el enigma.

—Ya casi va a ser la puesta de sol —dijo con desanimo Mitsuhiko—, nos queda poco tiempo.

—Entonces, ¿posiblemente necesitamos llamar a Kogoro el durmiente o a la Sorprendente Sonoko, o a la Ágil Agasa-san para que nos ayuden a resolver el caso? —comenta Genta aburrido de no entender la carta de hace cuarenta años.

— ¿Qué es eso de ágil? —se preguntó el encogido en voz alta sin darse cuenta, sorprendiéndose por su repentino comentario, poniéndose una mueca de inmediato en su rostro.

—Kaito-niichan, dice que ___-neechan es muy ágil y habilidosa. Le dice que está orgulloso de ella— comenta el chico de pecas con rapidez. El fastidio se incrementaba en el encogido, ¿cómo alguien que recién está conociendo a ___ ya le provocaban celos? —. El fin de semana pasado me los tope en uno de los parques en el límite de Ekoda y Kaito-niichan, le estaba comentando eso, justo cuando me acerque a saludar, aunque no estuve mucho rato, tenía que acompañar a mi hermana a hacer los recados. Por eso el apodo —termina de explicar Mitsuhiko.

—Yo solo pregunte si podíamos llamarlos —comento Genta con fastidio al ser ignorado por sus amigos.

El encogido a regañadientes y aun algo molesto por las palabras del mago llamo a Ran para poder preguntar por la joven detective y la heredera del clan Suzuki. La conversación entre los amigos de la infancia fue corta, las dos chicas nombradas habían ido por algo de comer mientras que la hija del detective privado esperaba por su regreso en la fila, porque ya iba a comenzar el lanzamiento de los bolsos Fusae. Cansados de buscar sin resultados probaron el llamar a la persona por el micrófono del zoológico. Los niños aun no encontraban "el lugar de los recuerdos" y esos les estaba molestando. El adulto no quería darle pistas tan fácilmente a los infantes, pero, era su última opción. Con unas pistas el joven encogido resolvió el misterio, y con eso ayudo a los niños para que pudieran desarrollar la respuesta al misterio, al darse cuenta de que eran los animales de la escuela primaria donde se encontraban los árboles de ginkgo los cuales nombro Conan en la mañana, fueron hasta el auto del inventor y emprendieron camino a este.

—Conan aquí no hay nadie —comento con fastidio el más robusto del grupo, mientras los niños caminaban alrededor de la escuela, junto al inventor.

—Bueno, eso es extraño, ella debería de estar aquí —respondió el detective de secundaria observando a su al rededor.

—Después de todo, han sido cuarenta años —comento el profesor con nostalgia. Él era el único quien tenía la respuesta y le causaba diversión ver acomplejado con un caso al joven detective.

— ¡Oh!, el auto blanco que estaba en la mañana —comento Ayumi por lo alto, para que le prestaran atención.

—Esta aquí, desde que vinimos a ver los conejos esta mañana —le respondió la encogida científica.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora