Capítulo Tres

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Los miedos de la detective

El tranquilo ambiente del fin de semana que rodeaba Beika City, fue removido por las apresuradas pisadas del famoso Kogoro el durmiente, quien cargaba con Nitta Hideko en su espalda, la señora propietaria de un departamento cerca del centro de Beika, a su lado iba su vecina Suzuki Yumi, y detrás de ellos se encontraban los dos detectives de secundaria, el chico con su cuerpo encogido, trataba de alcanzar los pasos adultos de los demás, mientras que ___ cuidaba la caja del pastel que habían comprado con anterioridad.

   —Mouri-san, rápido —gritaba la señora en el oído del detective privado—, ¿no puede ir usted más rápido?

   —Este es mi limite, Nitta-san, ¿por qué no pierde algo de peso? —exclamo con tono cansado el hombre de diminuto bigote.

   — ¿Dijo algo? —responde la señora con sorpresa evadiendo el tema—. ¿Me pregunto si mi sordera estará empeorando?

La adolescente miro a los adultos con confusión ante su breve conversación. Giraron la esquina y vieron la hilera de departamentos que se encontraban desgastado por el sol. Fueron hasta el fondo del último piso, donde se detuvieron en la puerta con la placa del número trecientos seis, el primero en entrar fue el detective adulto, junto al infante y la adolescente amiga de su hija. Todo el lugar se encontraba rodeado de mariposas dispersas, mientras que las otras permanecían en las cajas de cristal que estaban apegadas a la pared del pequeño espacio, extrañamente la hija del inventor dio unos pasos hacia atrás, quedando paralizada en la entrada de este.

   —Sucede algo ___-neechan —pregunta el menor con curiosidad, al ver las pequeñas gotas de sudor empapar la frente de su amiga.

La adolescente no dio respuesta alguna. Mientras que el famoso detective daba inspección al cuerpo inerte del señor Yamamoto quien se encontraba en el sillón, se podía oír la pequeña conversación de las vecinas del complejo de departamentos:

   —Él es un detective famoso así que, lo resolverá en seguida —comenta la anciana a su vecina, quien enseguida luego de sus palabras empieza a estornudar—, ¿un resfrió?

   —No, me encuentro bien.

   —Incluso los doctores se pueden descuidar de su salud, ten cuidado —dice la anciana con tono amigable.

   —Ah no, no soy doctora, solo soy una simple asistente de dentista —responde la mujer de contextura delgada—. ¿___-kun, no? Qué tal si nos retiramos del lugar para que el detective investigue por si solo —dice tocando el hombro de la chica con cuidado y preocupación.

La estudiante de secundaria se gira a mirarlas sorprendida por el tacto repentino, Conan quien se encontraba atento a la conversación que se estaba manteniendo, se acercó a la chica para tomarla de la falda –ya que sus manos estaban ocupadas con el pastel que comerían más tarde- que hoy llevaba para que le dirigiera su atención, esta le correspondió con una pequeña mueca. En eso se acerca Mouri, a seguir con lo relatado minutos atrás cuando fueron a pedir la ayuda del adulto presente.

   —Bien, continúe con la historia...

Conan siente que su mano fue tomada con algo de brusquedad, dirigió sigilosamente su mirada a su mano y luego a la chica que tenía a su derecha, esta se encontraba a espaldas del caso, ¿Qué era lo que desconcertaba a la joven? El menor sin más le dio un leve apretón para indicar que no la soltaría, mientras que con la otra mano libre sostenía aun el pastel encargado por Ran. El encogido detective tendría que resolver rápidamente este caso, si quería averiguar que estaba ocurriendo con su amiga de la infancia.

   — ¿Nitta-san, usted dijo que oyó un sonido como el de un disparo cerca de las tres pm, no es así? —pregunta el ex policía.

   —Para ser exactos, fue a las dos con cuarenta y cinco de la tarde, cuando me desperté de mi siesta diaria, Suzuki-san había llegado a darme cortezas de pan para alimentar a las carpas y ahí fue cuando escuchamos ese ruido —dijo apuntando a su vecina con la mano—, aun así, no creímos que algo así podría pasar menos en mitad del día. Luego, regrese un poco antes de las tres pm, y vimos salir a Nakanishi-san, quien es un amigo del propietario de este cuarto, con algo de prisa, y al percatarme que dejo la puerta abierta, vi el cuerpo inerte de Yamamoto-san.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora