Capítulo Veintidós

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En espera

Kaito con un ligero movimiento de manos hizo aparecer flores en el jarrón que se encontraba en la habitación del hospital. Los jóvenes de la liga juvenil de detectives soltaron una pequeña muestra de asombro. Con un pañuelo sobre el otro florero vacío hizo aparecer otro pequeño arreglo de flores, que desprendían un ligero aroma dulce. Esta vez lo dejó al lado de la pequeña mesa que estaba a un lado de la camilla.

Les habían informado que la detective juvenil ya estaba estable y que pronto despertaría. Los visitantes no perderían la oportunidad de quedarse en la habitación de ___ esperando que abriera los ojos. El silencio era tenso entre los padres de la adolescente. La karateca se encontraba sentada cerca de la cama a un lado de la ventana, a su lado estaba Sonoko, limpiando el poco sudor que se encontraba en la frente de ___. Shinichi y Heiji estaban del otro lado de la cama, el moreno reviso el periódico del día de hoy, paseando su verde mirada por los encabezados con desinterés palpable.

Yukiko se había marchado, su vuelo seria en unas horas, al despedirse de su hijo, le pidió el pequeño favor de que la mantuviera informada de cualquier situación. Shinichi despegó la vista del libro que había traído la encogida junto al profesor, que se procuraron de traer ropa de cambio y cosas necesarias para todos, posicionó una mano sobre el muslo de Hattori, dándole un ligero apretón. El moreno dejó de mover su pierna con nerviosismo.

— Heiji, ve a bañarte hueles raro —notó las miradas apagadas de todos los presentes.

— Lo primero que dices después de horas —reclamó el moreno con una risa nerviosa, tratando de contener sus lágrimas de alivio—, es que me bañe.

— Hueles a medicamentos y jabón antiséptico —dijo tratando de apoyarse en la camilla, fue auxiliada por los chicos de apariencia similar— Lamento que tu visita tenga que ser en un hospital, Shinichi —la voz de la chica era ronca, guio sus ojos grises a los azules del chico, el joven nombrado negó con los ojos cristalizados.

La chica trató de darles una sonrisa a los presentes, logró soltar una mueca de dolor, mientras presionaba su vientre al sentir un malestar en la zona. Su respiración se acelero unos instantes, haciendo que la máquina, la cual monitoreaba su pulso se acelerara de repente. Las manos temblorosas de la detective adolescente se cruzaron sobre su regazo, les dio una furtiva mirada a sus padres, se notaban cansados.

El rostro de la joven tenía marcadas unas grandes ojeras, y el cansancio seguía en su cuerpo sedado. Buscó como alegrar el ambiente, mirando directamente al mago esta vez, los ojos violeta de Kaito la examinaron sin pudor, acercó su mano a la altura del pecho de la joven, movió sus dedos con rapidez y una pequeña rosa apareció frente a ella.

— Bienvenida, detective —sonrió mostrando su blanca dentadura. La chica imitó su gesto con algo más de esfuerzo.

— Gracias —musitó, tomando la flor con delicadeza—. Sabes... lo más mágico es que Shinichi esta leyendo un libro de romance —rio burlesca, era muy observadora y logró ver el ejemplar que estaba sobre su regazo, la chica se aguantó el toser frente a todos. El chico se sonrojó lo suficiente como para recibir burlas de su mejor amigo.

— Estaba entre tus cosas —reprochó a su amiga—, lo trajo el profesor Agasa.

La chica rio levemente. Los presentes rieron, incluida la karateca que se mantenía callada. Sabía que por lo menos mantuvo un poco la armonía en el grupo. Siendo la unión de ellos, sin siquiera darse cuenta.

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— Sigues oliendo raro —una pequeña mueca de disgusto salió de los gruesos labios de la joven. Heiji se quejó soltando un insulto mientras olía su ropa. El joven no olía a miel como tanto le gustaba a ___.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora