Capítulo Cuatro

428 41 24
                                    

Puente entre almas

Después de la escuela, la liga juvenil de detectives caminaba con rapidez hacia la casa del inventor. Hoy era un día muy especial y lo infantes estaban emocionados por aquello, incluso los menores habían asistido a la escuela con sus mejores prendas, para estar presentables a todo momento.

Ayumi, Genta y Mitsuhiko, llevaban cada uno una pequeña caja en sus manos, hoy en la clase de artes habían preparado algo muy especial para la joven detective. Conan y Ai también fueron obligados a participar en el regalo, así que el encogido detective y la encogida científica, también tenían su presente guardado en una caja, al llegar al hogar del profesor, lo envolverían con su ayuda. Al estar fuera de la reja de la casa la chica de cabellos castaños claros abrió con la llave que portaba en su bolsillo, los recibió un profesor muy agitado, quien estaba de temprano arreglando la casa para poder decorarla con ayuda de los infantes.

Todo estaba completamente planeado, el profesor había invitado a los amigos y personas cercanas de su hija, entre ellos Ran y Sonoko, quienes luego de clases se dirigirían junto a la detective juvenil, a su hogar para unirse a la pequeña celebración. Ya era un poco más tarde, y sería la hora donde las chicas llegarían, la casa estaba completamente decorada y ordenada, los menores pusieron un par de globos y serpentinas por el lugar, y el profesor había encargado un rico pastel, el regalo que habían preparado los estudiantes de primaria ya estaba envuelto y esperando por su futura dueña. El timbre sonó con prisa, lo apretaban una y otra vez con rapidez, la curiosidad y la extrañeza llamo atención de las seis personas presentes en el interior de la casa, el profesor frunció el ceño con confusión y le dio una rápida mirada al chico de gafas, ambos se acercaron a la puerta de entrada y abrieron con cuidado esta.

Sonoko estaba agitada en el marco de la pared que daba a la puerta de salida, mientras que Ran estaba apoyada en sus rodillas tratando de retomar el aire perdido, ambas chicas tenían su uniforme escolar hecho un desastre.

   —___-chan —dice la karateca entre cortado—, se fue a mitad de clases y no contesta las llamadas.

   — ¿¡Como!? —grita el profesor preocupado por su primogénita.

-❈✦❀✦❈---❈✦❀✦❈---❈✦❀✦❈-

___ se encontraba en Ekoda, junto a un chico de cabellos claros y rizados, había recibido una llamada del chico al medio de sus clases. La chica seguía con su uniforme al igual que su acompañante, estaban tratando de resolver una carta que llevaba el nombre de ambos.

   —Es algo raro Hakuba-kun —exhala la chica de cabello oscuro sentándose en las escaleras donde se encontraba la torre del reloj—, hemos resuelto muy pocos casos juntos, ¿por qué piden la presencia de ambos?

   —Eso es lo que llama mi atención, Agasa-san —dice tendiéndole una lata de refresco.

   —Ya te he dicho que me llames por mi nombre, ___, no es muy difícil —comenta con diversión la detective, mientras aceptaba el refresco.

Volvieron a leer la carta cada uno por su lado, en silencio. Parecía una simple broma de niños, pero aun así lograba captar la atención del adolescente inglés, como para haber acudido a su amiga. Pedían su ayuda para lograr encontrar a una niña secuestrada, y el tiempo avanzaba y los jóvenes se encontraban a punto de estallar en la desesperación, aun no tenían muchas pistas del caso, lo poco y nada escrito en la carta no dejaba tomo muy claro, y el pobre hombre no podía contactarse con los adolescentes porque estaba bajo vigilancia de los secuestradores. La chica acomodo su cabello hacia atrás, y le dio un largo trago a su bebida, acabándola.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora