Capítulo Seis

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La carta de amor olvidada en el tiempo: Hojas de Ginkgo

Parte Uno

Los pasos de ___ rechinaban por toda la casa, ella sentía como le recorría el sudor por su cuerpo, mientras que su pecho subía y bajaba por su respiración irregular, volteo a ver a sus espaldas, estaba escapando pero no sabia de que aun. La adolescente se encontraba sola, pero no estaba en su hogar, ni en un lugar hasta el momento conocido, o eso era lo que ella razonaba, bajo las escaleras que estaban frente a ella, sin ninguna otra opción.

El primero piso del lugar era gélido, y la chica podía ver como su respiración se evaporaba en el aire, en una gran nube de vapor tibio que se disipaba con rapidez; se abrazo a si misma dándose calor en las finas telas que conformaban su pijama, giro en su eje mirando con atención, sin encontrar aun nada relevante, pellizco su antebrazo con fuerza, para ver si esto trataba de un sueño, sintió algo de dolor, aun así, se mostro algo confundida, no sabia de que trataba o de donde estaba, aun así se notaba un lugar lujoso, donde la mayoría de los detalles tenían cuervos estampados. ___ decidió recorrer el lugar, si seguía manteniéndose quieta se congelaría en cualquier momento.

Llego a una sala de juegos, donde se encontraba de pie Shinichi, quien la miraba fijamente con esos ojos azules que el chico poseía. Se mantuvieron la mirada unos segundos, el sudor que recorría el cuerpo de la joven se fue, se sentía mas calmada, y el frio había desaparecido del ambiente, dio un paso para acercarse a él, y su cuerpo desapareció como si de cenizas se tratara, y esas cenizas se habían convertido en mariposas, que fueron volando directo a ella, persiguiéndola por todo el lugar, la chica no hizo mas que correr, mientras que el suelo del lugar se agrietaba y la dejaba con esos seres que tanto aborrecía.

 —  ¡___!

La chica tras oír su nombre abrió sus ojos de golpe, dirigió su mirada hacia su padre quien se encontraba a su lado, mirándola con preocupación, junto a Ai, quien se asomaba tras la figura de su padre, ya que ambas comparten habitación.

— ¿Qué sucedió? —dijo la chica botando el aire que contenía en sus pulmones.

—Estabas durmiendo, y al parecer tuviste una pesadilla, de la cual no podías despertar —comento rápidamente la encogida científica, quien se encaminaba a su cama con los brazos cruzados.

—Lamento haberte despertado Ai-chan —comenta por lo bajo la chica, mira a su padre y le hace un gesto de que todo se encontraba en orden, este se fue luego de haber acariciado el cabello de su hija, y la chica volvió a recostarse en su cama—, solo fue una pesadilla.

"Es como si él ya no fuera a volver "

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La liga de detectives se encontraba nuevamente un fin de semana en la casa del profesor. Los jóvenes tenían que ordenar el gran desastre que habían dejado el día anterior en la sala, mientras también buscaban una carta perdida, que el profesor había extraviado esta misma mañana.

— ¿Cómo es esa carta profesor? —dice el encogido Shinichi algo irritado al ver el gran desastre que habían provocado los niños con los miles de juguetes que el profesor les había regalado.

—Esta en un sobre del tamaño de una tarjeta —responde rápidamente el profesor, mirando el living de su casa.

—Pienso que no se puede evitar —dice nuevamente el chico, con sus manos en los bolsillos—. Vamos a tener que buscar juntos —dice ya encaminándose junto a los chicos a la gran balumba de juguetes.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora