Capítulo Corto

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Los sentimientos de Kudo Shinichi

—Shinichi —la chica de cabellos castaños llamó a su amigo, quien no le estaba prestado atención, nuevamente—... Shinichi —dijo esta vez más impaciente que nunca, Ran podía perder los estribos muy rápido— ¡Kudo Shinichi! —grito en el oído de este.

— ¡Pero qué te sucede animal! —contraataco el chico de cabello marrón.

— ¿Disculpa? —las mejillas de la fémina se estaban tornando rojas del enojo—. Te llevo hablando hace unos cuantos minutos y no me has prestado atención.

— ¿Y a mí qué con eso? —el chico se apoyó en su mano derecha y volvió a mirar por la ventana.
Ran tiritaba del enojo. No era de extrañar este par de amigos siempre discutía, casi siempre porque el oji-azul no le ponía atención a la chica. Shinichi se encontraba fastidiado desde hace unas semanas, sus amigas no tenían idea alguna de que su enojo provenía de un simple pedazo de papel.

"Tontearías" pensó Shinichi, tras acordarse de lo que decía la nota, ni siquiera sabía a cuál de sus amigas se refería. Su mano libre se la llevó al bolsillo donde estaba esa pequeña advertencia. Ese día al llegar a casa la reviso con más atención, estaba firmada por uno de los chicos de la clase de al lado.

—Ya paren de discutir —se quejó hastiada Sonoko, tras el monólogo de enojo que su amiga estaba diciendo entre dientes—, me zumban los oídos con sus gritos.

— ¡Él empezó todo! —Ran apuntó a Shinichi acusatoriamente.

—Sí, sí. Mejor vayan a discutir a otro lado, parecen un matrimonio disfuncional.

La chica de ojos violetas iba a protestar, pero mejor decidió cerrar su boca, suspiro con algo de pesadez para volver a su puesto que estaba paralelo al de su amigo de la infancia. La sala de clases estaba algo vacía ya era la hora de almuerzo, y estaban esperando a ___, para poder merendar.
Unos pasos hizo que los tres amigos miraran en dirección a la puerta corrediza, era la hija del inventor, quien venía con un claro sonrojo en el rostro, les dedico una sonrisa a sus amigos. Traía los almuerzos de todos, y detrás de ella venía un chico alto del equipo de fútbol, con unas cajas de jugo y una bolsa con botanas.

— ¿Dónde las dejo ___-chan? —la voz melosa del compañero de equipo de Shinichi, le hizo revolver su estómago.

—Mi puesto esta enfrente de Shinichi —dice con una ligera sonrisa—. Gracias por tú ayuda Ito-kun.


—No hay problemas —dice sonriente llegando al lugar indicado, dónde se atrevió a mirar sin descaro la cara del chico—. Alguien debió de acompañarte ___-chan, eres muy pequeña para ese mar de gente —a Shinichi le estaba molestando su actitud y arrugó cada vez más el papel en su bolsillo, el cual estaba firmado por él— y nuevamente dime Daichi.


La chica rio levemente, incomoda. Sus amigos estaban fuera de lugar, mientras que la chica dejaba los pedidos en orden en los puestos de ellos. Shinichi tenía cada vez más apretado su puño.

"¿Por qué me molesto? No es primera vez que alguien es amable con ___. ¿Es estúpido no?" la mente del chico de orbes azules daba vueltas como una montaña rusa fuera de control, con esos mismos pensamientos. "No". Él no podía pensar sin lógica, tenía que buscarle el sentido común a sus pensamientos.

—Bien, me regreso a mi salón —la voz de Daichi lo sacó de sus pensamientos, quien tenía una mano sobre el hombro de ___.

Suéltala.

Shinichi juraba que solo lo había pensado, el chico de cabello cobrizo se giró a mirarlo, con su mano aun en el lugar anterior.

—No sé que te sucede Shinichi —replicó con tranquilidad el chico.

—No veo a ___ cómoda, dije que la sueltes.

"El amor no tiene lógica" fue lo primero que se le vino a la mente al comprender lo que estaba haciendo. Se paro de su puesto decidido, y se posicionó delante del portero del equipo con su mirada filosa.

»—Repito, no veo a ___ cómoda —"me gusta ___" fue lo segundo que pensó "y a él igual" —. Suéltala, le estas apretando el hombro.

La mirada de las chicas estaban en ambos jóvenes, ___ miraba anonadada a su amigo de la infancia, no era la primera vez que la defendía de tipos así, que se aprovechaba de su amabilidad, y está vez no era una excepción. Su sonrojo creció, el brillo de enojo en la mirada de Shinichi la intimidaba. La mano de Daichi salió del hombro de la chica, miro a los ojos azules de Shinichi, desbordaban un aura atemorizante, ahí lo comprendió todo, ambos chicos se gustaban.

— ¡Eres raro Shinichi! —dice entre risas, dándole una palmada en cada hombro, esto hizo que el chico lo mirara con recelo—. Nos veremos pronto Agasa-san, Kudo-kun.

—Es un chico raro —dijo Sonoko en voz alta—. Y eso solo incremento mi hambre, ¡comamos algo por favor!

Los ojos grises de ___, buscaron el azul de los de Shinichi. Se notaba más calmado, la chica le dio una leve sonrisa, y una seña de agradecimiento. El chico solo pudo suavizar más su mirada.

"No puede ser... Me gusta ella y hasta ahora me doy cuenta" Shinichi tenía un leve sonrojo "No puede ser, no puede ser, no puede ser"

Shinichi se sobresalto en su lugar, seguía de pie donde mismo, algo helado había tocado su cuello, miró en dirección a su amiga de la infancia, quien le tendía una caja de jugo helada con una leve sonrisa en sus labios. El chico se sonrojo cada vez más.

— ¿Te encuentras bien? —dice la chica en un susurro— ¿Shinichi? —volvió a preguntar al no tener respuesta, él le sonrió.

— ¿Qué había en el menú? —dice tomando asiento.

El día pasó tranquilo. Shinichi ahora entendía lo que era cada uno de los sentimientos que le venían cuando estaba con ella, y a pesar de que era muy joven para esto, esperaría el momento indicado para decirle todo lo que sentía.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora