Capítulo Uno

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Confesión de amor de la liga juvenil de detectives: Amistad

Era un día caluroso, mucho para ser verdad, la liga juvenil de detectives se encontraba acampando nuevamente junto al profesor Agasa; como ya era costumbre cada vez que existía la oportunidad de poder pasar fuera de la ruidosa y apretujada Beika City. Se habían dividido las tareas, el profesor, tenía la misión más importante, ver que todo estuviera en orden, con la ayuda de Ai, claro estaba. Mitsuhiko, Genta, Conan, Ayumi y ___(T/N) tenía la misión de recoger la leña para poder preparar la cena de hoy.

Dentro del bosque que los rodeaba se encontraban los niños de primaria, junto a la adolescente, buscando lo pedido por el profesor, ___ acompañaba a los chicos para que no se metieran en problemas como le era de costumbre últimamente. Claramente se notaba a kilómetros el fastidio que mosqueaba a Conan (sentía responsabilidad sobre el grupo), el niño miraba de reojo cada movimiento de sus amigos, era fácil que ellos se metieran en líos mucho más seguido que él, por la gran curiosidad que tienen los niños a esa edad, también miraba muy fijamente a la chica frente a él, quien también ayudaba con la recolección de ramas.

Los ojos de ambos se encontraron, dejando a la adolescente muy sonrojada, eso estaba dejando en claro las sospechas del infante, quien portaba una chaqueta de mezclilla, ella sabía su identidad; de que no era quien aparentaba ser, que no era nada más que un estudiante de secundaria al igual que ella.

Ella sabía que él era Kudou Shinichi.

Pero el adolescente no se sorprendía mucho, era una buena detective, tan rápida e inteligente, ambos tenían los mismos gustos también, como no, si fueron vecinos desde pequeños. Aun así, el joven de cabello castaño oscuro no se atrevía a decirle nada a su amiga de la infancia, aun quería convencerse de que podía protegerla de alguna manera, mientras que ella no estuviera en peligro, prefería mantener su gran secreto fuera de su alcance, ya era suficiente que pocas personas lo supieran, no quería incluirla en esa lista y arriesgar su vida de alguna manera, que ya de por si era sabido que Conan se metía en embrollos muy seguido, y ___ siempre estaba ahí apoyándolo o siendo de ayuda en sus casos.

Conan suspiro por lo bajo, recogió sus ramas y se giró a los pequeños detectives que tenía a sus espaldas:   —Oigan, creo que ya tenemos suficientes, ¡Hay que regresar!

   —Si, chicos vamos antes de que sea más tarde —dice la adolescente con suavidad hacia los niños que la rodeaban, les tenía un gran afecto y eso se notaba.

Genta, el chico más grande, junto a Ayumi, exclamaron animadamente indicando de que estaban de acuerdo con lo dicho, alistándose ya para emprender su camino nuevamente al campamento, donde se encontraba Ai y el profesor. De inmediato la adolescente se preocupó por el otro chico del grupo, el chico con una cara llena de pecas.

   — ¿Tsuburaya-kun, ocurre algo? —pregunto la adolescente preocupada porque el chico más delgado no dio respuesta, este la miro y asintió, algo avergonzado, por la atención recibida de la adolescente de cabello oscuro.

Los demás emprendieron camino hacia el campamento que habían instalado hace unas horas atrás. La adolescente espero que el chico caminara para poder seguirlo hasta donde se encontraban los demás. El chico se encontraba cabizbajo, llamando la atención de la detective.

   — ¿Seguro que estas bien? —la adolescente se puso a su altura, dejando la leña en el suelo, para poder retira los pocos cabellos que le caían por la frente al menor.

Le tomo la temperatura con su frente apoyada en la del niño delgado, esto hizo que el infante de pecas se sonrojara aún más, como un tomate.

   —Yo... —decía el menor escondiéndose de la atenta mirada de la joven—, quiero decirte algo importante Agasa-san.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora