Capítulo Trece

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MARATÓN 1/2

Tormenta

Las últimas gotas caían suavemente por las ramas del árbol que se asomaba por el jardín. Se acercaba la época de frío a grandes trompicones, a ___ le gustaba el clima helado.

La taza de chocolate humeante calentaba sus congelados dedos, seguía sumida en sus pensamientos a penas piso el umbral de la casa en la que se encontraba. El lento caer de las gotas parecían pequeñas lágrimas, pues el cielo clamaba por sosiego. Han sido unos meses algo disparatados.

___ aún no entendía del todo sus pensamientos. Había culpado a Conan injustamente por su parecido físico con Shinichi, eso estuvo mal. Sentía envidia de sus amigas, de la relación tan estrecha y cariñosa que tenían, eso es horrible. Kaito de a poco era un remplazo a su amigo de la infancia, eso no se le hace a nadie. Heiji esta sufriendo ataques de ansiedad por su culpa, eso la estaba consumiendo. Su madre como siempre no estaba - "como siempre" recalcó una pequeña voz en los rincones más profundos de su cabeza-, y no le podía dejar todo el peso a su padre, eso la estaba matando.

— ¿Te encuentras bien?

Quiso negar, pero no se lo permitió. Se dirigió a aquella violácea mirada. Le dio un sonrisa en respuesta, la postura rígida del chico no se iba, decidió dejar la taza en la mesa del comedor, para acercarse lentamente a la fémina.

—Te tiemblan las manos —aclaró Heiji.

"Tú hablas del dolor como si estuviera todo bien, pero sé que tú sientes como si una parte de ti estuviera muerta por dentro"

—Solo... pensaba —suspiró—. Han sido duro todo esto.

Heiji quien estaba sentado a su lado, se acercó más, Kaito se sentó al otro lado del sillón. Se encontraban en la casa del chico de ojos violáceos, habían llegado hace poco luego de recibir a la señora Tanaka y revisar que todo estuviera bien y el moreno los encontró a mitad de camino.

«La mirada perdida de Heiji y sus manos temblorosas sobre el manubrio de su moto era una imagen que a ___, no le gustaría ver de nuevo. Su respiración entrecortada, el subir y bajar agitado de su pecho, sus ojos desenfocados de la realidad.

Un leve susurro salió de sus labios: "Te necesito"

Eso la estaba atormentado»

El mago y el detective la miraban con preocupación, el recuerdo de su amigo sufriendo, la estaba torturando. A pesar de ser unos jóvenes con una inteligencia excepcional, solo eran eso, adolescentes. Necesitaba aclarar sus ideas, necesitaba averiguar quien era en esos momentos.

¿Quién era ___? ¿Qué sentía realmente? ¿Con quién estaba molesta?

Con ella misma, tal vez; con Shinichi por desaparecer; con su madre, por no estar.

—Perdón —susurro, después de un rato.

El violeta, junto al verde de los ojos de los chicos desbordaban preocupación. Se miraron fijamente unos minutos que se hicieron eternos.

»—No sé qué me pasa —aclaró—, solo que todo esto se me esta escapando de las manos. No sé como ayudarlos, estoy siendo una carga para ti Heiji, deberías de volver a tu casa. Y Kaito, estoy abusando de tu amabilidad.

—No digas eso —los brazos de Heiji envolvieron con cuidado a su amiga—. Pero ya te lo dije estamos metiéndonos en aguas profundas, y al parecer no sabemos nadar.

—Yo no tengo problema con que estés aquí, mucho menos Hattori —dijo el mago, la taza apareció en sus manos con un chasquido de dedos—. A parte, así tendré algo de compañía.

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora