Capítulo Catorce

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Maratón 2/2

Calma

La televisión hacía eco por la sala de estar, ___ no podía conciliar su sueño, seguía aclarando de a poco cada pensamiento que le cruzaba por la mente. Se arreglo el pijama que le había prestado Aoko, al parecer su relación iba siendo cada vez más amena, y eso la ponía de mejor humor. Sin importar que ___, pensaba que Aoko y Kazuha se parecían en muchos aspectos, serian unas buenas amigas, si se conocieran.

Un vacío se instalo en el pecho de la joven, si ellas se conocieras, ¿se sentiría desplazada como lo hace con Ran y Sonoko?

Negó deshaciéndose de esa idea.

Suspiró, sus pensamientos intrusivos volvían a atacar, decidió centrar su atención en la televisión nuevamente, hasta calmarse por lo menos. A estas altas horas de la noche pasaban la repeticiones de los programas anteriores y una que otra noticia. Cambio el canal con el mando que tenia en uno de los brazos de sofá, el noticiero llamo su atención: Kaito Kid lo hace de nuevo.

Vio la hora en el reloj que colgaba a sus espaldas, la noticia estaba en vivo. ___ lo tenía claro, no era solo Shinichi quien se había metido en asuntos peligrosos, sino también Kaito.

— ¿Nuevamente no puedes dormir? —dijo a escasos centímetros de ella, la voz ronca del chico fue como una leve caricia, sus labios en una línea recta y un brillo de cansancio en todo su rostro. La chica le acaricio la mejilla con el dorso de su mano.

—Estoy esperando a que llegue Kaito —el chico asintió, mientras se sentaba a la par de la chica—. No debe de tardar en llegar —dijo fijando nuevamente la vista en la televisión.

—Él cree que no nos dimos cuenta —susurra aun con la voz ronca, mientras se tapaba la cara con su antebrazo, su camisa se tensó bajo este movimiento, una risa se escapo de los labios de ambos. Heiji suspiro y se revolvió el cabello, para poder acomodarse al lado de la chica.

La puerta de entrada sonó levemente, dejando oír el sonido de abrir y cerrarse con sumo cuidado. Las pisadas del joven mago, hicieron eco en la entrada, y al cruzar el pasillo se topo con los detectives sentados en el sillón. El rostro de Kaito se trasformo en uno de temor.

—No te alteres, lo sabíamos desde que te conocimos —aclaró la fémina.

—Eso no me preocupa, sino que por precaución les di a todo somníferos. Y si ustedes no están dormidos... ¿Quién los bebió entonces?

Un brillo se asomo por los ojos grises de la chica, junto a una pequeña sonrisa maliciosa: —Deberías de tener más precauciones. Aoko, dormirá hasta el mediodía, eso nos da tiempo para resolver todo lo que está en nuestras manos.

La sonrisa de Kaito apareció, como la de un niño a quien pillan haciendo una travesura, de el bolsillo de su pantalón blanco, saco rápidamente la piedra que había robado, la alzo a la vista de los detectives. Una esmeralda, brillaba con la poca luz que se encontraba aun en la habitación, el joven la tiró, Heiji la agarró con facilidad.

El chico se acercó a paso lento, deshaciendo el nudo de su corbata y despeinando su cabello, para sentarse en el sillón de enfrente. Todo bajo la atenta mirada de la detective.

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—Para resumir —dijo Heiji agarrándose el puente de la nariz—. Tenemos dos organizaciones criminales, que podrían claramente ser la misma, una imagen con los sospechosos, que recalco no le entregaste a la policía y ningún tipo de otra pista. Estamos en un tablero de ajedrez y al parecer ninguno de nosotros sabe jugar.

La mirada de la chica busco los ojos violeta del otro chico. Este le dio una media sonrisa, tratando de calmar el miedo que desbordaban aquellos ojos grises.

—Tienes razón Heiji, pero es mejor que nada. Tenemos que seguir buscando información.

"Si supieras" se dijo el moreno, su corazón retumbaba en su caja torácica, haciéndole saber que no estaba siendo del todo sincero. Su corazón lo quería delatar. No sabía que era mas grande si el cariño que le tenía a ___ o el temor que tenía al poder revelar un secreto que no era suyo.

El verde y el violeta se encontraron, ambos sabían la verdad, obviamente obtenida por sus propios medios. Aun así, no sabían cómo decírsela a la chica, no les incumbía aquella revelación, pero si no le daban información, ¿Cómo eliminarían a esa malvada organización?

Todo dependía de una sola persona y esa era: Kudo Shinichi.

"Maldita seas, Kudo... ella lo entenderá todo" se volvió a recriminar, otro retumbar llego a sus oídos, sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento. Kaito miró al detective de Kansai con preocupación.

Los adolescentes se mantenían en silencio, el chico moreno tenía razón con más que trataran no avanzaban hacia ningún lado. Un bostezo se escapo de los labios del moreno siendo secundado por el mago, los ojos de los adolescentes pesaban, miraron la hora con pesadez, eran las tres cuarenta y cinco de la mañana. Lo mejor para todos sería descansar un poco. ___ vio como se fueron quedando dormidos los chicos, pero sus pensamientos seguían yendo en contra de ella, eso le estaba agotando la poca paciencia que le quedaba.

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No importaba cuanto pensara, todos sus problemas llegaban a la misma conclusión, nada.

Primero se planteo en dejar de lado su carácter sumiso, había sido creado por inseguridades y malos momentos, digamos que a pesar de haber compartido la mayoría de su infancia al lado de Shinichi, con la llegada de Ran y Sonoko a su vida, se empezó a sentir desplazada de su propio bienestar. Sin contar con el acoso y los abusos de parte de otros compañeros, que muchas veces fue defendida por el chico.

___ empezaría a tomar cartas en sus propios asuntos. Ya no callaría, ya no lloraría por nimiedades. Se prometió a si misma ser más fuerte de ahora en adelante.

¿Cuánto duraría esta paz consigo misma?

Segundo aclararía todos aquellos malentendidos. Le quitaría el peso de encima a Heiji y su padre, no podían vivir toda la vida preocupados por ella; se disculparía Kaito, si hizo algo que se mal interpretara y dañara sus sentimientos, era el momento adecuado para hacerlo; llamaría a su madre, aunque la chica dudo de eso, tal vez no le contestaria, y si lo hacía diría lo que siempre le dijo la mayoría del tiempo que estaba ocupada trabajando, a pesar de que vivió muchos momentos junto a su madre cuando pequeña, a la corta edad de siete años su madre empezó a venir intermitentemente a su vida, a desordenarla de alguna manera, a desordenar aquellos sentimientos y pensamientos que la ahogaban en dudas seguidamente; también se disculparía con Conan, era un niño que no se merecía el rencor de la perdida de su mejor amigo, no era culpa del menor.

¿Cómo empezar? Cuando los chicos despertarán le diría aquellos pensamientos que rondaban su mente, esperaba aclarar todo.

Quería conseguir la verdad, sobre la organización, sobre ella misma y del paradero de Kudo Shinichi.


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KAI-KUN 💮 【怪】

Amor a unos centímetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora