Capítulo 1

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Recordaba a su madre cerrando la puerta y diciéndole que protegiese a Alicia. Recordaba el miedo en cada célula de su cuerpo al escuchar a su madre tan asustada. Esto no era lo de todos los días cuando su padre llegaba a casa después de estar horas en el bar.

Recordaba los gritos de su padre desde el otro lado de la puerta diciendo que nos iba a matar, a Alicia y a mí, para hacerla sufrir por marcharnos de su casa.

Y recordaba la sangre por todas partes, recordaba los ojos sin vida de su madre mirándome y a Alicia diciéndome que tenía frío tumbada sobre mí estómago. Intenté que no se durmiese, acaricié su pelo con mis brazos llenos de sangre hasta que dejó de hablarme.

- No te duermas, Alicia, no puedes dormirte. Todo va a estar bien.

Pero nada estaba bien. Todo se quedó negro y me dormí hasta que escuché unos golpes en la puerta y voces. No veía nada, no podía abrir los ojos y tenía mucho frío.

- ¡El niño está vivo! ¡Aquí! ¡Rápido!

Y todo eso lo recordaba cada noche, cada vez que se apagaba la luz y todos se dormían, menos yo, por miedo a revivir mi muerte una y otra vez, porque sé que tenía que morir esa noche, que llegué a estar muerto.

Tenía que proteger a Alicia, a mi hermanita pequeña, ella tenía solo seis años y yo era mayor, pero salí de la habitación al escuchar los gritos de mamá, tenía que haber hecho caso, yo nunca hago caso, por eso papá me castigaba y me pegaba con el cinturón, pero yo no aprendo, siempre me porto mal y él se enfada. Bueno, se enfadaba, también está muerto. Todos están muertos. Yo tendría que estar muerto.

8 AÑOS

Desperté en el hospital sin saber nada y muchas personas vinieron a hacerme preguntas.

Un médico me dice que voy a estar bien y no me responde cuando pregunto por Alicia y por mamá. Solo me dice que me han operado y que estaré bien en unas semanas.

No sé qué hago aquí solo, y nadie me dice nada, pero he escuchado a las enfermeras en el pasillo diciendo que soy un milagro y que Alicia me salvó la vida al morirse sobre mi herida.

Es la única manera que tengo de saber algo, así que me quedo en silencio escuchando las voces del pasillo. Así me entero de que papá mató a mamá y a Alicia antes de suicidarse y yo me salvé de milagro. Llegué al hospital muy grave y me operaron durante horas pensando que iba a morir, pero me salvaron. No sé por qué se empeñaron en salvarme.

Tengo todo el cuerpo vendado y no me puedo mover. No me dan nada de comer, dicen que no puedo y que un gotero me alimenta. Me da lo mismo, no tengo hambre.

- Tienes que dormir un poco- me dice la única enfermera que habla conmigo. Las demás entran, hacen algo y se van.

- No quiero- respondo sin reconocer mi voz.

- Necesitas descansar- Insiste. No necesito descansar, solo quiero ir con mamá y con Alicia, quiero estar con ellas, no aquí.

Hace algo en el gotero y siento que todo está borroso antes de dormir de nuevo.

No sé cuántos días han pasado. Duermo mucho y me despierto para que los médicos me hagan pruebas.

Me han quitado las vendas de los brazos y estos ya no son mis brazos. Me duelen y están llenos de cortes con puntos, es como una película de miedo, están cosidos.

Intenté quitar los hilos, me daba lo mismo hacerme daño o que saliera sangre, quería ser como antes, pero entró un enfermero y me sujetó, llamó a más, me curaron y me ataron los brazos a la cama con unas correas.

Reescribiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora