CAPÍTULO 29

18 4 0
                                    

Hace mucho que no voy a comprarme ropa y no se puede decir que lo haya hecho muchas veces.

En el internado me daban la ropa y, después, tan solo iba de vez en cuando solo a por lo necesario.

Nicky parece entusiasmada, pero para mí es una verdadera tortura. Solo puedo mirar los precios de las etiquetas viendo que no puedo pagar nada.

Ella no mira, va cogiendo prendas y me las pone en los brazos arrastrándome al probador.

Me siento aliviado al ver que no entra conmigo, pero se queda fuera esperando que salga con cada prenda para darme su opinión.

Me pongo uno de los pantalones vaqueros con una camiseta y me miro al espejo. Realmente creo que mejora mi aspecto. En el último año, a pesar de todo, he crecido y mis pantalones se me han quedado cortos. Creo que solo me los puedo seguir poniendo porque estoy muy delgado, pero, desde que estoy en casa de Nicky, he recuperado algo de pesa y cada vez me aprietan más.

Salgo y le pido opinión con miedo de que piense que se me ve ridículo.

- ¿Se me ve ridículo? – Pregunto al ver que no dice nada, solo me mira con los ojos muy abiertos.

- No, para nada. Estás... perfecto. – dice con aprobación.

Hace que me lo pruebe todo y se lo da a una dependienta para que lo guarde en la caja.

Me arrastra a buscar zapatillas.

- Creo que ya es suficiente, es demasiado, yo no puedo pagar nada de esto- necesito que pare. No puede gastarse tanto dinero en mí.

- Yo decido lo que gasto. Es mi regalo.

Elige dos pares de zapatillas y me los da para que pruebe la talla.

Si hasta este momento he pasado vergüenza y me he sentido incómodo, no ha sido nada comparable a verla parada delante del stand de ropa interior.

- ¿Cuáles prefieres? – pregunta señalando los calzoncillos- Mis hermanos suelen preferir estos, pero Liam utiliza slips para hacer deporte- no puedo creer esta conversación, me habla de la ropa interior de sus hermanos y pretende que yo le hable de la mía- ¿Qué sueles utilizar tú?

- Eh, no sé- tartamudeo sonrojándome completamente.

- Vale, entiendo que te dé vergüenza. Cogeremos un par de cada por ahora y ya elegirás tú la próxima vez- mira en la estantería, me observa de cintura hacia abajo y busca la talla- Toma, creo que esta es tu talla- Los cojo sin ser capaz de articular palabra. Ella no me mira, va directamente a por calcetines y coge varios packs.

En la caja veo como va subiendo el total de la compra mientras ella habla sin parar sobre lo útil que es la ropa que ha elegido sin preocuparse. Entrega su tarjeta de crédito a la cajera y me entrega las bolsas.

Nunca podré pagarle lo que hace por mí, de ninguna manera.

También me obliga a entrar a una peluquería a cortarme el pelo. Creo que nunca he ido a una, al menos no que yo recuerde. En el internado era una de las profesoras la que nos cortaba el pelo y después Paula y, bueno, ahora hace casi dos años que no me lo corto.

Cuando el peluquero termina, me miro al espejo sin reconocerme. No parezco la misma persona, es más, parezco...normal. Al menos hasta que instintivamente me aparto asustado de una caricia inocente de Nicky.

- Perdona, lo he hecho sin pensar- Su cara está congelada y parece arrepentida. Se disculpa y todavía hace que me sienta peor. Está haciendo todo lo que puede por ayudarme y yo no soy capaz de soportar que me toque y hago que se sienta incómoda conmigo.

Reescribiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora