Capítulo 49

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Nicky necesita sentir el apoyo de alguien. No ha estado sola nunca en su vida y ahora todas las personas que quiere están lejos.

Mi relación con Nicky ahora es mucho más próxima. Creo que la situación que está pasando y que sepa lo que me ocurrió sin haberme juzgado hace que nos hayamos acercado.

Ya no tengo tanto miedo de estar a su lado sin ser lo suficientemente bueno y ella, bueno, ella se acerca a mí porque creo que no tiene a nadie más.

Le han recortado un poco el horario de las prácticas y ahora sale casi a la misma hora que yo, así que quedamos en la esquina de la calle para volver a casa juntos.

Es un paseo agradable todos los días y aprovechamos para hablar de lo que ha hecho en sus prácticas y me suele preguntar por mi día, aunque no es muy emocionante fregar platos un día tras otro, tampoco es que haya nada que contar.

Marco la ha visto esperarme varias veces y bromea con que es mi novia, hasta que se anima a preguntarle a ella termina convenciéndose de que le digo la verdad cuando ve una foto de Dave.

Cuando nos quedamos solos caminando hacia casa comienza una conversación que resulta demasiado vergonzosa para mí.

Me cuenta que no salió con un chico hasta los dieciséis porque todos tenían miedo a sus hermanos, cosa de la que no puedo culparlos, además, parece ser que el chico se la jugó y ella se defendió solita y, sinceramente, no me habría gustado estar en la piel de ese chico.

- ¿Cuándo tuviste tu primera novia? – Supongo que es la una pregunta bastante típica con una respuesta sencilla para la mayoría de las personas, pero no para mí.

- Nunca he tenido novia- No puedo considerar que María llegase a ser mi novia y no quiero hablar de Andrea, además, lo que tuvimos tampoco puede considerarse una relación.

- ¿Nunca? Pero, seguro que te gustaría alguna chica o.... – se queda dudando un instante y sé lo que le pasa por la cabeza. No he tenido novia, no he mostrado un interés romántico en ella. La conclusión puede ser evidente - Algún chico - Sonrío divertido.

- No me gustan los chicos, pero yo no gusto a las chicas, realmente no gusto a nadie.

- Eso no es cierto, yo vi cómo las chicas se te comían con la mirada en aquel pub mientras tocabas y después todas querían acercarse a ti.

- Pero no me conocen de nada, yo no gusto a nadie- Quizá les gusta la imagen que tienen de mí, pero no me conocen, ni siquiera me han visto de verdad.

- Creo que yo te conozco un poco y a mí sí me gustas y a Jason y a Liam, incluso a Andy.

A ellos les gusto porque cuido de Nicky y saben que no está sola y, a ella no sé porque le gusto. Yo no puedo gustar a nadie. Si ella supiera todo lo que guardo para mí, mis traumas y mis secretos, tampoco le gustaría.

Se me queda mirando como si me estuviera analizando y me siento un poco incómodo. Ahora me mira con ojos de chica.

Tengo que cambiar de tema y le pregunto cómo se encuentra.

Todavía tiene angustias todos los días y la escucho vomitar todas las mañanas. Parece que se ha resignado a sentirse así, pero aún no han decidido nada.

Al llegar a casa, yo voy a ducharme y ella se queda viendo la televisión en el sofá. Normalmente se queda dormida.

Estos últimos días he estado pensando en regalarle algo para subirle el ánimo y que sepa lo importante que ha sido para mí que entre en mi vida, pero no encontré nada para una persona que lo tiene ya todo y que me regaló una guitarra genial en navidades. Cualquier cosa que pensaba no estaba a la altura así que lo único que se me ocurrió fue decírselo directamente de la única manera que sé y compuse una canción para ella.

Creo que puede ser un buen momento para enseñársela.

Entro al salón y veo que está despierta. Se me queda mirando y ya no estoy tan convencido. Me da mucha vergüenza y seguro que le parece una tontería. Aun así, me armo de valor y me quedo frente a ella.

- Me gustaría enseñarte algo que he estado haciendo para ti.

- ¿Para mí?

- Sí

Si me obliga a explicar más, seguro que no me atrevo y me vuelvo a la habitación, así que empiezo a tocar y a cantar para ella.

Empiezo a decirle todo lo que siento, a mí manera, sin saber si ella entenderá lo profundo que ha calado en mí.

Cuando me atrevo a mirarla, veo que las lágrimas corren por sus mejillas y me mira emocionada. No esperaba hacerla llorar.

Termino de tocar y le limpio las lágrimas con cuidado. Espero que no se moleste por mi acercamiento.

- Es...creo que lo más bonito que nadie me ha regalado nunca. ¿De verdad es lo que sientes? – Dice emocionada. Asiento en silencio. Su respuesta me deja sin palabras - Me encanta, Sergio, de verdad, es preciosa.

Le sonríe y le aparto el pelo de la cara.

- Espero que seas muy feliz siempre, no puedo verte triste. Pase lo que pase, sabes que puedes contar conmigo, siempre.

Después de decirle esto, no soy capaz de seguir a su lado. Me aparto y voy a la habitación. Respiro unos minutos antes de empezar a practicar un poco para relajarme.

No volvemos a hablar de esto. Actuamos como si nada hubiese pasado.

Cuando llego a la discoteca, Castillo me llama antes de empezar.

- El sábado abres en el local nuevo- Me dice como si no lo supiera.

Hace semanas que solo habla de eso y que tiene a todo el personal de un sitio a otro para prepararlo todo. Alberto ha estado trabajando horas extra para organizarlo todo.

- Lo sé- Respondo disimulando lo mucho que me molesta que piense que soy idiota.

- ¿Podrías hacer algo nuevo? Hace semanas que no traes nada que no hayamos escuchado antes.

- Firmé un contrato basura contigo porque no tuve alternativas y ahora no me dejas avanzar. Termino en un mes y me han recomendado que no toque nada nuevo contigo- Al escucharme, me mira como si pensara que me he vuelto loco por responderle.

- Pero, tienes un contrato- ¿Eso es lo único que se le ocurre decir?

- Y lo voy a cumplir y, en ese contrato pone que cualquier tema mío, si lo estreno aquí, te da derecho a cobrar una comisión, pero no dice que esté obligado a estrenar nada- Creo que le ha impresionado que haya leído el contrato. Sabe que ha estado aprovechándose de mí hasta ahora, pero no que yo lo supiera.

- Pero necesito algo nuevo para estrenar el local- Tiene una manera muy extraña de pedir las cosas. Me quedo un segundo pensando. Si viene Nicky, me gustaría cantarle delante de todo el mundo.

- Vale, te daré algo nuevo, pero firmaremos un contrato y renunciarás a cualquier beneficio derivado de eso.

- Solo para mañana, no pienso modificar ni una coma del contrato anterior, eso ya lo dejé muy claro con los de la discográfica- dice Castillo con exigencias.

- Redáctalo y me lo das- Exijo yo también. Creo que acabo de darme cuenta de que sí tengo alguna posibilidad de negociar con él. Me gustaría decirle que se quede él saludando y atendiendo a sus clientes, pero no me atrevo a poner en riesgo mi pequeña victoria y me quedo en silencio antes de darme la vuelta y marcharme.

Ya por la mañana, antes de irme a casa, viene con el contrato y me quedo leyéndolo más tiempo del necesario para hacerle sufrir un poco antes de firmarlo.

Alberto me ha dicho que han vendido entradas para el local utilizándome como gancho y me molesta que Castillo no me haya dicho nada, pero por lo visto, tiene derecho a hacerlo por nuestro contrato.

No me arrepiento de haberlo firmado, me ha dado una oportunidad de tener un objetivo en la vida, pero debería haber leído mejor la letra pequeña, aunque, cuando lo firmé, no pensé, ni por casualidad, que fuese a tener las opciones que tengo ahora.

Reescribiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora