CAPÍTULO 28

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Mi vida necesita rutinas para sentirme seguro, necesito objetivos en cada uno de mis días para continuar avanzando, así que intento crear una vida.

Cada día me levanto al amanecer y, la mayoría de los días desayuno con Nicky antes de que se marche a la universidad. Hago mis tareas en casa y salgo para volver al final del día.

Alterno el tiempo en la parada de metro con mi búsqueda de empleo, siempre sin suerte, pero al menos, tengo algo que hacer.

Algunas noches, en el fin de semana, me quedo tocando hasta tarde y vuelvo al piso de madrugada. Intento no pasar demasiado tiempo allí para no molestar a Nicky mientras estudia o no interferir con su vida.

Llama a sus hermanos y a su novio prácticamente todos los días, incluso varias veces y siento una envidia sana al ver cómo se quieren y cómo se preocupan unos de otros. Eso es lo que debe sentirse al tener una familia. Seguridad. Lo que yo no he tenido nunca. Para mí todo es efímero, en todo momento espero el instante en el que todo cambie y desaparezca la estabilidad que he ido construyendo.

Abro la puerta intentando ser lo más sigiloso posible y que no se despierte, pero la encuentro sentada en el sofá viendo la televisión con interés. Me mira y me da las buenas noches. Como si fueran las nueve de la noche.

- Hola, no esperaba encontrarte despierta. ¿Qué haces a estas horas? – A pesar de ser fin de semana, ella no suele trasnochar.

- Ver a mi hermano – Entiendo y señala la pantalla. Me está diciendo que está viendo a su hermano o, al menos, eso es lo que yo he entendido - Mi hermano Liam es ese de ahí – Parece que estoy entendiendo bien. me acerco e intento mirar la pantalla para reconocer a alguno de sus hermanos. Sin duda debe ser el gigante rubio, Dave.

- ¿Tu hermano está en la televisión? ¿Es un jugador profesional?

- Sí, más o menos, es de los jóvenes, debutó la temporada pasada- dice con naturalidad como si tener un hermano en la liga de béisbol profesional más importante del mundo fuera algo habitual.

- ¿Cuál de tus hermanos es?

- Es mi mellizo. ¿Quieres quedarte a ver el partido? – ofrece mirándome emocionada.

- No entiendo nada de ese deporte.

- Te lo puedo explicar. Es que no me gusta ver los partidos sola. Nunca los he visto sola.

- Claro, me quedo – Creo que haría lo que fuera para que no se sintiera sola y si eso supone quedarme sin dormir por ver un partido sin entender nada, pues me quedo. Observo la pantalla y me mira fijamente.

- ¿Vas a quedarte de pie? – La verdad, estoy cansado y preferiría no hacerlo, decido sentarme a su lado, a una distancia prudencial.

Nicky va explicándome cada jugada como si así fuera a entenderlo y yo intento hacerle caso. Se entusiasma cada vez que su hermano hace algo, no sé si bueno o malo.

- Tu hermano, ¿es bueno? – pregunto al fin, necesito entender si lo anima para que mejore o está celebrando sus acciones.

- Es joven, pero sí, es bueno.

Durante el descanso parece nerviosa. Llama a sus hermanos y ninguno responde. Está preocupada y me quedo con ella por si acaso. En silencio, haciéndome invisible, solo estoy aquí por si ella lo necesita.

- No es normal que no responda ninguno de mis hermanos. Voy a llamar a Jason – Jason, su novio, responde inmediatamente y la escucho hablar.

Reescribiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora