Capítulo 7

19 5 0
                                    

Después de tres horas mirando al techo de la habitación decido levantarme a pesar de que apenas son las siete de la mañana.

Paula no duerme cuando se queda con nosotros y, cuando me ve aparecer en el salón, aparta su mirada de la televisión y se examina con la mirada.

- No has dormido, ¿verdad? – pregunta.

- Un rato- miento. No quiero que empiece a preguntarme- Voy a desayunar, tengo hambre.

Desaparezco en la cocina para no continuar hablando con ella y me preparo el desayuno tomándome más tiempo del necesario.

- Sergio, ¿de dónde has sacado esto? – Paula me interrumpe mientras desayuno mostrándome el reproductor de música que tenía en mi habitación. De vez en cuando entran y las registran para comprobar que no hay drogas o cosas ilegales.

- Me lo regaló el Padre José- respondo con naturalidad. No puede pensar que es algo que quisiera esconder si lo dejé sobre el escritorio. Paula me mira pidiéndome más explicaciones- es un regalo de Navidad.

- ¿Seguro?

- Puedes llamarle y preguntar, si quieres- respondo un poco ofendido. Ella sabe que voy a tocar en las misas todos los fines de semana, no debería extrañarle que me haga un regalo.

- No hace falta, te creo- dice como si me hiciera un favor.

- Gracias, porque no te he dado ningún motivo para no confiar en mí- cojo el reproductor de su mano y me lo guardo en el bolsillo. Me mira fijamente como si fuera a decirme algo y vuelve al salón a continuar con su serie de televisión.

No tengo nada que hacer, así que reviso el calendario de tareas y veo que me toca limpiar la cocina y el salón. Me pongo con ello mientras escucho música y antes de las diez lo he terminado, demasiado pronto para mi gusto, todavía queda mucho día para no tener nada que hacer.

Me decido a recoger y limpiar mi habitación, Andrea no se ha despertado todavía y no puedo ponerme a tocar para no molestar. Saco toda mi ropa sucia y la pongo en la lavadora.

Paula ya se ha marchado y ha llegado Andrés, que me ve poner la lavadora con curiosidad.

- Hoy no es el día de limpiar la habitación- me dice sorprendido por verme haciendo una tarea que no me toca.

- No tengo otra cosa que hacer- respondo.

- ¿Estás seguro de que no eres hiperactivo?

- Sí, muy seguro, es solo que no me gusta estar sin hacer nada.

Cuando era pequeño llegaron a pensar que tenía un trastorno de hiperactividad, pero el Padre José no permitió que me medicaran porque no pensó que fuera verdad.

Al fin aparece Andrea en la cocina y puedo empezar a tocar en mi habitación.

- Sergio, ¿tienes algo que hacer hoy? – me pregunta Andrea antes de que pueda salir de la cocina.

- No- respondo. Nunca tengo nada que hacer y ella lo sabe.

- Tengo que ir de compras, acompáñame- no me da opción a elegir si voy o no.

- Vale, avísame cuando quieras salir- no tengo ganas de ir con ella, pero supongo que puede ser una buena manera de disculparme.

Media hora más tarde, se planta en mi puerta para irnos diciéndome que coja dinero.

- Vamos a comprar los regalos de los monitores y tienes que ayudarme a elegir- informa Andrea mientras caminamos hacia un centro comercial.

Reescribiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora