CAPÍTULO 27

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Llego al portal y meto la llave en la cerradura. Al entrar respiro hondo. Hace casi un año que no tengo un lugar al que volver. Me gusta sentirme así de nuevo, seguro.

Entro al piso de Nicky a las nueve y diez y me mira dedicándome una sonrisa.

- La cena está lista, aséate y ven a la cocina- Le sonrío y dejo la guitarra en la habitación antes de ir al baño a lavarme un poco- ¿Te ha ido bien?

- Bueno, no es la mejor época y los domingos no hay demasiada gente- me pide que me siente y se me hace la boca agua al ver el plato frente a mí- No puedo pagarte todo esto.

- No te preocupes, come- Me gusta que no hable demasiado mientras comemos. No me hace preguntas personales- No sabía si te gustarían las verduras.

- Me gusta cualquier cosa comestible, bueno, menos el guisado de verduras del internado- pongo cara de asco al recordarlo, aunque durante estos meses alguna vez habría dado cualquier cosa con tener un plato de ese guisado.

- Bueno es saberlo, no haré guisado de verduras, pero creo que no lo he hecho nunca, así que no tienes que tener miedo por eso.

Desde luego un guisado no es lo que más miedo me da en el mundo. Me hace sonreír y continúo comiendo. Al terminar, empiezo a recoger la mesa.

- No tienes que recoger, espera y te ayudaré.

- No, tú pones la comida, yo limpiaré. Es lo único que puedo ofrecerte. Bueno, eso y las clases de español- soy inflexible en esto, no voy a dejar que se oponga. Me mira sorprendida cuando le digo que voy a limpiar- No he estado siempre en la calle, te aseguro que limpio bien.

- Vale, acepto tu trabajo como pago, pero no olvides mis clases.

Sonrío satisfecho, necesito saber que no estoy aquí gratis solo por compasión.

Consigo convencerla para que vuelva al salón a ver la televisión mientras yo recojo y limpio la cocina.

Me detiene cuando voy hacia la habitación.

- He hablado a mis hermanos de ti y les gustaría verte. Si no te importa, debería hacerles una video llamada.

Me quedo un poco parado, pero entiendo que es normal que quieran ver a la persona que su hermana pequeña ha metido en casa. No puedo negarme.

- Claro, lo entiendo. Haz esa llamada- digo sin moverme del sitio.

Ella enciente su ordenador y envía un mensaje con su teléfono. Al momento empiezan a abrirse ventanas en la pantalla.

En una de ellas reconozco al gigante rubio que la acompañaba junto a otro chico, en otra un chico con el pelo un poco más oscuro y, la última en abrirse, cuando ya todos están hablando entre ellos y yo apenas entiendo nada, es un chico algo más joven muy parecido a Nicky.

- Hablad despacio para que Sergio os entienda- pide Nicky a sus hermanos.

- Dile que se acerque, apenas se le distingue- pide el chico al lado del gigante. Nicky me mira y yo me siento a su lado- Hola, yo soy Charlie y él es Dave- a continuación, se presentan los otros dos como Andy y Liam.

- Hola, yo soy Sergio- me presento sintiéndome un poco avergonzado, esto es como un examen.

- Nicky dice que eres su nuevo compañero de piso- Charlie ocupa el puesto de padre, sin duda- Necesitamos saber que va a estar bien contigo allí.

- Charlie, ya os conté que me defendió de unos ladrones- dice Nicky haciendo valer su criterio para elegir compañero de piso.

- Sí, ya, pero una cosa es eso y otra vivir contigo- Creo que este es Andy.

- No voy a hacerle daño y no quiero aprovecharme. Pagaré mi habitación, cuando pueda y la ayudaré aquí. Entiendo que os preocupéis por ella estando aquí sola – me gustaría decirles que yo también tuve una hermana pequeña a la que cuidar, debería decir que, para mí, ella es mi hermana pequeña – no molestaré. Hablan rápido entre ellos y me pierdo en la conversación. Nicky empieza enfadada protestando, pero termina con una sonrisa.

- Sergio, cuídala, pero lo más importante es que la vigiles un poco, ya has visto que está un poco loca- Dice el mellizo de Nicky divertido. Tiene la misma mirada que ella y no puedo evitar que me caiga bien.

- Y ten cuidado de no enfadarla o te pateará las pelotas- Bromea Andy también.

- Lo sé, tendré cuidado.

Dejo que ella continúe hablando con sus hermanos y me retiro a la habitación. No tengo pijama, lo tiré hace meses para tener más sitio en la mochila, al fin y al cabo, no lo utilizaba.

Me pongo mi camiseta de manga larga y me quito el pantalón de chándal dejando toda la ropa cuidadosamente doblada sobre el escritorio.

Me despierto al amanecer, como cada día, pero con una sensación totalmente diferente. Estoy descansado de verdad y con ánimo de empezar a hacer cosas, aunque todavía no sé el qué.

Nicky todavía duerme y hasta dentro de un buen rato no hay suficiente vida en la ciudad para hacer nada, así que me quedo tumbado en la cama mirando al techo hasta que escucho que se levanta, se arregla y se marcha.

Me levanto y me aseo antes de buscar en mi mochila las galletas para desayunar, pero, cuando voy a salir, veo una nota en la puerta.

"Desayuno en la cocina. COME"

Hasta en una nota escrita en un Post-it suena autoritaria. Sonrío al imaginar su voz ordenándome que coma.

En la cocina hay un zumo, un café y unas tostadas, con una nota que dice que me lo puedo calentar en el microondas.

Estoy acostumbrado a comer cosas que he guardado un par de días, así que no pierdo tiempo en calentarlo.

Recojo y limpio y pienso que tampoco es que tenga gran cosa que hacer tan temprano, así que busco productos de limpieza y empiezo por el baño para continuar quitando el polvo al salón y barriendo todo el piso. La verdad es que ya estaba bastante limpio y no me lleva demasiado tiempo, pero me siento bien al ver que estoy colaborando en algo.

Camino directamente hacia mi puesto en la parada de metro y empiezo a tocar. Espero conseguir algo hoy, al menos, algo más que ayer.

Intento cambiar el repertorio de vez en cuando, actualizarlo, pero es complicado cuando tengo pocas oportunidades de conocer música nueva. Perdí el reproductor que me regaló el Padre José hace tiempo y tan solo puedo escuchar la música que suena en las tiendas desde la calle.

A mediodía, decido aprovechar mi pausa para buscar trabajo y voy preguntando en tiendas, bares y restaurantes sin ningún éxito. Mi mayor logro es que no me tiren antes de hablar.

Regreso a casa por la noche y encuentro a Nicky ya con la cena para los dos preparada.

- Has limpiado- me dice al verme entrar.

- Te dije que lo haría y que no se me daba mal- respondo con una sonrisa- aunque creo que no se me da tan bien como a ti cocinar- La cena huele muy bien y no he comido nada desde el desayuno.

- Eres un buen comedor, me recuerdas a Liam. Mientras no esté vivo y corra, se come- Me hace reír al compararme con su hermano- ¿Cuándo empezamos con mis clases?

- Cuando quieras. Ahora cuando terminemos, si te parece bien.

Terminamos de cenar, recojo la cocina y me siento frente a ella en una silla. Me mira sorprendida al ver que no me siento en el sofá, pero no pregunta nada. Siempre respeta mi espacio.

Enseñarle el idioma es más divertido de lo que había imaginado. Es muy inteligente y aprende rápido y también me sirve a mí para actualizar mi inglés del instituto, de manera que cada vez nos entendemos mejor.

Cada vez que hablo con ella siento que ya la conocía. Imagino que Alicia habría sido como ella si hubiera vivido más de seis años. Nunca la he echado tanto de menos como ahora cuando veo la vida en los ojos de Nicky.

Reescribiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora