๑ೋ ❝O21 | 𝑨𝒖𝒕𝒐𝒓𝒊𝒛𝒂𝒓❞

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Antes de que los tres pudieran salir al festival de San Marco, Alice detuvo su caminar y quedó enfrente de Edward con los brazos cruzados, luciendo bastante molesta.

—¡¿En qué rayos estabas pensando al arriesgarte de esa manera?! —le reclama la vampiresa de corte pixie—. ¡¿Sabes lo preocupada que estaba?!

—Lo lamento —se disculpa Edward con una media sonrisa—. Al principio no creí que Mackenzie estuviera muerta, pero cuando le pregunté a Rosalie y me dijo que tú habías viajado a Forks para revisarlo, comencé a creerlo.

El castaño regresa su mirada hacia Mack que ya había regresado a verlo, pero le dio una pequeña sonrisa.

—Mm, no te ofendas, pero te ves algo..., cansado —asegura la castaña en un susurro.

—Al menos alguien está de acuerdo conmigo —habla Alice con alivio—. Dile a Mackenzie qué hiciste durante todos estos meses.

—¿Y por qué tendría que decírmelo? —pregunta la chica incrédula al cruzarse de brazos.

Alice regresa a verla y con tan solo una mirada pudo decirle exactamente que quería que hiciera.

—¿Esa es tu manera de decirme que quieres que lo regañe? —pregunta Mackenzie confundida y ve como la vampiresa asintió con seguridad.

Genial, primero lo salvo y ahora lo regaño como si fuera un niño chiquito. Se queja la castaña mentalmente.

—Bien —acepta la joven y se da la vuelta para mirar con atención a Edward—. Dime qué hiciste todos estos meses.

Mackenzie se da cuenta de como el vampiro hizo una pequeña mueca con sus labios antes de bajar la mirada, la chica levanta una de sus cejas y sonríe incrédula.

Bueno, ahora será a mi manera y utilizaré el arma más poderosa de cualquier mujer. Piensa Mack con decisión. Su belleza y el privilegio de ser bonita.

La castaña aclara su garganta y toma una postura derecha, descruza los brazos antes de agitar su largo cabello ligeramente, se prepara mentalmente antes de fijar su mirada en Edward.

—Tú y yo nos llevaremos muy bien —asegura Alice emocionada por lo que hizo Mackenzie.

Tú puedes, Mack, siempre consigues lo que quieres. Recuerda la chica para sí misma. Los hombres no son tan difíciles de manipular.

—Cariño... —habla Mackenzie lo más dulce que puede y se acerca a Edward para dejar una de sus manos en su pecho, subiéndola poco a poco hasta llegar a su nuca—. ¿Por qué te ves tan cansado?

๑ೋ 𝑺𝒘𝒂𝒏 𝑮𝒊𝒓𝒍𝒔 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ๑ೋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora