- ¿Cuándo fue que no nos cuidamos?.- le preguntó Bautista a Celeste, quien no paraba de llorar un segundo. Él le acarició la cara para calmarla.- Eu, gorda, no llores...Tranqui, yo estoy acá.
- ¡No lo puedo creer!.- exclamó Celeste.- Yo no quería esto para mi vida...¡¡Encima siempre nos cuidamos!!.
- Habrá sido alguna vez que se rompió, no nos dimos cuenta y pasó...- dijo él.- No es momento de pensar en eso, ahora tenemos que solucionar qué vamos a hacer y la decisión que vamos a tomar.
- ¿Qué decisión? ¿De qué hablás?.
Bautista no quería ser frontal en absoluto, pero por otro lado no le quedaba opción. No sabía si Celeste se estaba haciendo o realmente no se dio cuenta a qué se refería él.
- No sé, Cel...Capaz no querés tenerlo.
Celeste, sacada de quicio, se puso de pie mientras continuaba llorando a los gritos.
- ¡¿Me estás diciendo que lo aborte?! ¡¿Vos estás en pedo?!.
Bautista también se levantó del sillón y la tomó del brazo.
- ¡No! ¡No quiero que lo hagas! Pero capaz lo querías pensar. El cuerpo es tuyo, no mío.
Celeste señalaba su panza.
- Pero acá adentro hay un hijo de los dos, y yo no soy quien, por más que sea la madre, para decidir sobre su vida.
- ¿Cómo que no?.
- ¡Bautista, la puta madre! ¡Cómo se nota que no entendés nada!.- Celeste tomó una campera, se la puso, agarró sus llaves y las guardó en el bolsillo.- Me voy.
- ¡No, pará! ¿A dónde vas?.
- Me voy a ver a Pache a la comisaría, somos los únicos dos que no fuimos.
- ¿Cómo vas a ir ahora? Andá a tu casa a descans...
- ¡Bautista!.- interrumpió Celeste.- ¡No estoy inválida, eh! Estoy embarazada nada más.
- Ah, listo, pequeño detalle.
- ¿Vas a venir conmigo o no?.- preguntó ella un poco furiosa.
Bautista se acercó y le dio un beso en el cachete.
- Dale, amor, no te enojes.
Como Celeste no le respondió, Bautista continuó hablando.
- Es difícil tener un hijo ahora, somos pendejos, vos no tenés laburo, el mío no es muy estable...Lo único que tenemos es una casa. ¿Qué querés que te diga? Me da miedo, boluda.
- ¡A mí también me da miedo! ¡Me muero de pánico!.- exclamó Celeste mientras continuaba llorando. Luego revoleó las llaves arriba de la mesa y se tapo la cara mientras las lágrimas continuaban cayendo. Bautista se acercó a ella y le corrió las manos de la cara.
- Esto lo vamos a atravesar juntos, como tantas otras cosas que nos pasaron, ¿sabés?.
Celeste negaba con la cabeza.
- No podemos. Esto es distinto. No lo vamos a lograr, Bauti, no estamos preparados para ser papás.
Bautista sonrió con un brillo de alegría en sus ojos.
- ¿No te das cuenta de lo que estás diciendo, gorda?.
Celeste levantó la cabeza y lo miró, haciendo puchero y esperando una respuesta.
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ENTRELAZADOS
RomanceLos hechos y personajes de la siguiente texto-novela no son reales, pertenecen a una historia de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Rocío tensa por lo que está por presenciar y no saber cómo reaccionar. Lautaro ansios...