Capítulo 31

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Alrededor de las diez de la noche, el club estaba lleno de gente. El gordo Ale puso música vieja empezando por cumbia de los años noventa, y luego llegó al rock nacional con temas para hacer pogos muy divertidos.
Maca y Pache no pararon de bailar un segundo desde que llegaron, y tomaron cerveza hasta hincharse. La pasaban muy bien juntos cuando salían a bailar, se reían, todo el mundo se acercaba para divertirse con ellos y además hacían piruetas en medio del baile muy copadas para ver. En un momento, ya cansada porque le dolían los pies, Maca se sentó en una silla al costado de la pista. Pache se acercó a preguntarle si se encontraba bien y ella le dijo que sí, que tan sólo quería descansar un poco, beber algo y sacarse los zapatos un instante para relajar los músculos de los pies. Su novio le dio un beso en la frente y se dirigió donde estaban Nico y Lauti, que acompañaban al gordo Ale mientras pasaba música.
Mientras se encontraba sentada en aquel rincón, Maca recibió un mensaje de Vera, quien la noche anterior le había dicho que no podía ir a la fiesta porque iría a la quinta de sus padres, pero finalmente apareció en el club, y le mandó un mensaje a Maca preguntándole dónde estaba.

Nico y Lauti miraban hacia la pista constantemente en busca de Rocío, hasta que finalmente la observaron allí, bailando con un chico, moviendo el cuerpo de un lado para otro. Estaba realmente hermosa...Los dos quedaron boquiabiertos ante la figura de la rubia, por poco se les caía la baba. Lautaro codeó a Nicolás, celoso.
- No la mires así, pelotudo.
- No jodas, si sabés que a mí también me gusta.- retrucó Nico.
- ¡Pero es mi novia!.
Ambos se miraron fijamente y Lautaro cambió de lugar sus ojos para dirigirse nuevamente hacia Rocío.
- Bueno, che...- se autocorrigió.- Mi ex novia.
- ¿Y quién es el gil con el que está bailando? ¿Le decimos algo?.- preguntó Nico, comiéndose casi todas las letras "s".
Lautaro, ya harto de que Nicolás se crea el novio de Rocío, se dio vuelta y lo miró.
- Boludo, dejate de joder con los celos hacia ella...Somos amigos, y como que no da que a vos también te guste mi ex novia. Creo que no corresponde.
Nicolás respiró hondo. No quería pelearse con Lauti, pero tampoco quería guardarse lo que pensaba.
- Nos hicimos amigos por ponernos en contra de ella. No es que éramos amigos y a mí me empezó a gustar, ¿entendés?.- dijo el morocho de ojos claros, seriamente.- Perdoname, bouldo, pero no puedo controlar que me guste.
- Bueno, al menos esa es una gran diferencia.
- ¿Cuál?.- preguntó Nico sin comprender.
- A vos te gusta...Pero yo la amo.

Felipe saltaba de alegría, no podía creer la decisión final de Celeste. La hizo pasar a su casa y le preparó un té ya que estaba con frío por haberse mojado un poco en la lluvia de afuera. Luego, él se sentó a su lado y la abrazó. Celeste intentó con todas sus fuerzas no llorar por lo que había pasado recién en la casa de Bautista, así que optó por abrazar fuerte a Felipe...¡Cómo había extrañado esos brazos protectores y musculosos, que tantas veces la habían contenido!.
- Te extrañé.- dijo Celeste. Las palabras brotaron de su boca sin darse cuenta, sin pensarlo, ¡salieron solas!. 
Felipe se apartó y la miró fijo, apoyando su frente con la de ella como había hecho tantas veces, sobre todo aquella noche en el club donde se reencontraron.
- Pensé en vos todo este tiempo.- comentó él, sonriendo mientras le acariciaba el cachete izquierdo de la cara. Luego, con sus dedos marcaba el contorno de los labios de Celeste. Ella cerró los ojos, esperando a que sus bocas se choquen en un cálido beso de reencuentro después de todo este tiempo, pero Felipe no avanzaba: solamente la miraba y le tocaba los labios. Celeste abrió los ojos y lo miró mientras Felipe le sonreía tiernamente.- ¿Qué?.- le preguntó.
Celeste, confusa, le quitó las manos de su cara y se cruzó de brazos, mirando hacia otro lado.
- No te voy a besar, si eso es lo que pretendés.
La morocha se quedó callada, inmute.
- Eu, no te enojes.- dijo Feli, acercándose a ella y abrazándola por la cintura.- Pero no voy a ser el segundo en tu vida, creo que no me lo merezco...Y tu novio tampoco.
Celeste se paró y luego se sentó sobre las piernas de Felipe, abrazándolo fuerte otra vez. Comenzó a darle besos en el cuello, acto seguido lo miró fijo.
- No estoy más con Bautista. Terminó todo.
Felipe, aún extrañado por todo esto, impidió que Celeste le siga dando besos excitantes en el cuello.
- Hasta ayer a la noche seguías con él, Celeste.
Ella, ya cansada de rogarle para que le de un maldito beso, se puso de pie otra vez y comenzó a caminar rumbo a la puerta de salida. Felipe se levantó rápidamente y la tomó del brazo, volteándola para su lado.
- ¡Ey! No te vayas.- él respiró hondo, y se dispuso a hablar.- Tengo razón, Celes, anoche fui a tu casa rogándote de rodillas que vuelvas conmigo, que te vengas a vivir allá con mi familia...Y dudaste.- comenzó a caminar nervioso y pensativo por todo el living.- Y ahora venís de la nada, en medio de la lluvia, toda mojada, lloriqueando, diciéndome que te venís conmigo...- el joven volvió a pararse delante de su ex nuevamente.- Entendeme, Celes, es raro.
La morocha volvió a sentarse y se tomó la cabeza con las manos.
- Seguro ni siquiera hablaste con tus viejos todavía, ¿no?.- preguntó Felipe. Y Celeste recordó que le faltaba ese pequeño detalle...

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